“Milei es el hombre ideal”, opina el entrerriano dueño de la Ferrari que proyecta facturar U$S 50 millones

16/02/2025

Héctor Laca hizo su primer viaje a Entre Ríos con su flamante Ferrari Purosangue. El fundador de Facyt aprovechó para contar sus inversiones y analizó el presente del sector agropecuario, la industria y la gestión nacional, a la que le pone todas las fichas. Habló de sus vínculos con la política, de Frigerio y elogió al Presidente: “En cinco años somos otro país”. Por Nahuel Amore

Héctor Laca es el empresario entrerriano dueño de Facyt, laboratorio fabricante y comercializador de insumos para el agro radicado en Córdoba, que saltó a la fama por ser el primer argentino en adquirir la Ferrari Purosangue, única en Sudamérica. Según reveló, su pasión por los fierros y la música van de la mano; nació desde que miraba la Fórmula 5 Entrerriana cuando vivía en su campo natal, en el Distrito Sauce, a escasos kilómetros de Nogoyá. “El sonido de los escapes es música para mí, que soy cantor y compositor”, aseguró.

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Pero más allá de su puesta en escena y excentricidad para contarle al país cómo hizo para conseguir el icónico automóvil de origen italiano a través de un importador, Laca se enorgullece al relatar cómo pasó “de pobre a rico” con la firma que en 2026 cumplirá 30 años, además de otra empresa que creó en Estados Unidos. Sin tapujos, no duda en revelar que tiene vínculos en la política, cercanos al presidente Javier Milei a quien elogia como el “hombre ideal” para cambiar el país y le brinda sugerencias. Además, contó que habla con Rogelio Frigerio desde cuando no era gobernador.

En un mano a mano con DOS FLORINES en su veloz paso esta semana por Paraná (en la previa del escándalo de la cripto), el empresario multimillonario aseguró que actualmente alcanza una facturación anual de 30 millones de dólares y aspira a llegar rápidamente a 50 millones de dólares a partir de las inversiones que comenzó a ejecutar. En ese sentido, insistió en que no hay secreto: “Es trabajo y esfuerzo”, un mensaje que a lo largo de la entrevista recalcó a modo de consejo para los jóvenes. Por ello, la creación de empleo, admitió, es el principal desafío de la política, pero pidió una reforma laboral y tributaria.

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Orígenes del empresario

—Cumplir el sueño de la Ferrari, ¿lo logró porque pudo construir primero una empresa rentable que crece en el país? ¿Es así el mensaje?

— Sí, por supuesto. Yo salí de la pobreza. Éramos 12 hermanos, en 90 hectáreas, comíamos lo que había, no lo que quería. Me fui chico de mi casa, por distintos motivos. Yo era el número 10 y estaba harto de usar la ropa usada. Trabajé en distintos lugares; el paso más positivo fue la Comisión Técnica Mixta de Santo Grande en Concordia donde cobraba un muy buen sueldo en dólares. Un día me aburrí porque soy un tipo con mucha energía, tenía 20 años y me fui a otra empresa que se fundió y me dejó en la calle. Así fue que llegó el momento de armar mi empresa, pero dije “tiene que ser en Córdoba”.

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—¿Por qué invirtió en Córdoba?

—Soy fanático de Córdoba y además Córdoba es la industria. No vale lo mismo la empresa acá que allá, es distinto.

—¿Y cómo empezó?

—Un amigo me prestó 2.500 dólares porque yo estaba totalmente quebrado, comíamos arroz y fideos. Justo (Eduardo) Angeloz había caído y era el peor momento de Córdoba. Mis hijos, los dos universitarios, consiguieron trabajo y mi esposa también, que me traían ese pequeño flujo de plata. Contraté una química en Buenos Aires para hacer los productos. Yo hacía de todo. Mi visión era tener mi fábrica, mis laboratorios e investigaciones. Hasta que me consolidé e hice un convenio con la Universidad de Río Cuarto que me permitió empezar a armar la fábrica junto con un doctor en Química. Después, ellos ya querían ser socios y nos abrimos. Hice convenio con la Universidad Nacional de Córdoba y hasta el día de hoy tenemos convenio.

—Los jóvenes profesionales universitarios son los que le permiten agregar valor.

—Exacto. Yo a ellos les digo: “Te alquilo el cerebro”. El convenio no es en plata, es en bienes. Le monté un laboratorio de investigación a la Universidad para que investigue para mí, y ahora le regalé una caldera que me quedó chica. Mi consumo de energía es similar al consumo de Laguna Larga de 10.000 habitantes. Ellos investigan junto con nuestros profesionales.

—¿Cuánta gente emplea hoy?

—En total son más de 200 personas en distintos sectores. Después tenemos más de 100 proveedores.

—¿Cuál fue el secreto de haber crecido en su empresa durante estos 30 años?

—Hemos crecido de una forma hasta desmedida. Yo les hablo el mismo idioma: nací en el campo. Cada cuatro años hago fiesta de 3.000 o 4.000 personas; llevo a mis amigos de guitarrear Los Cuatro de Córdoba y a Facundo Toro que hacen un espectáculo, les brindo asado con cuero, los atiendo, les hago mate cocido y tortas fritas.

—Establece un vínculo de cercanía…

—Sí. La gente hace 1.500 kilómetros para escuchar mi discurso. Además, siempre llevo autoridades. Tenemos una relación más amable. Además, mi producto nunca va a ser el más barato, porque lo barato es sinónimo de ordinario en la Argentina. Es lo mejor. Entonces, ellos están muy contentos. Entreno a los vendedores cada dos meses para atender al cliente y estar a su servicio, así sea un domingo a las 12 de la noche.

Su mirada de la agroindustria

Héctor Laca fundó Facyt el 15 de marzo de 1996, con sede en Laguna Larga, Córdoba. Desde entonces, expandió el negocio en la formulación, fabricación y comercialización de fertilizantes, coadyuvantes, inoculantes, fungicidas, herbicidas e insecticidas, claves para el campo. Según indicó a DOS FLORINES, el fuerte está en el mercado interno que le demanda más del 90% de su producción. El resto, con un tipo de cambio que no le conviene, se exporta a Bolivia, Paraguay y Uruguay, con proyectos a futuro con representantes para llegar a Brasil. En el caso de Entre Ríos, segunda provincia con más clientes, creó la firma asociada bajo el nombre de Bagual Total, que funciona como centro de distribución y logística.

—¿Cómo ve hoy la realidad del agro argentino, que advirtió en los últimos meses por una fuerte crisis y derivó en una baja de retenciones?

—El gringo llora siempre y se los digo. Esta baja de retenciones, siendo muy astutos y muy inteligentes, la hicieron quizá un mes tarde, por la seca y la baja de precios de la soja. Para que la gente esté bien, el año que viene tendrían que bajar cinco puntitos más. Ahí se van a dar cuenta del potencial que tiene el campo para las inversiones en departamentos, casas, maquinarias y demás. Se lo pienso decir al Presidente si viene a nuestra celebración. Si bajan cinco más, creo que el país va a salir ganando. Cuando gana Milei, al que voté y estoy contento del cambio, le dije a mi gente: “Agárrense chicos, ahora es productividad. Olvídense de ganar fortunas por litros, kilos o por lo que sea. Es vender, vender y vender. No se gana como siempre”.

—¿Considera también que hay un cambio de paradigma, como coinciden muchos empresarios?

—Es un cambio de paradigma. No es lo mismo que cuando estaba Menem, que es cuando más ganamos. Con la inflación que había cuando estaba Massa, era un montón de plata que entraba, pero ¿cuánto te quedaba a fin de mes? No sabías si ganabas o no ganabas.

—¿Cree que la inflación tergiversaba cualquier análisis del resultado económico?

—Sí, es horrible trabajar así porque no sabés si ganás. Ahora está todo más tranquilo y creo que va a llevar hasta agosto y septiembre terminar de equilibrarse. Ahora, muchachos, hay que ponerse las pilas a vender más, pero van a saber lo que ganan. El hombre de campo lo que más le preocupa es que no llueva. Tiene que llover.

—¿Lloviendo acomoda los números?

—Acomodan los números y son felices. El miedo más grande que tienen es que haya poca lluvia. Por eso, esta baja de retención hizo que miraran con un poquito más de cariño a Caputo y ahora hacen falta que bajen cinco más, cosa que veo y olfateo.

—¿Este tema piensa señalarle a Milei si lo visita el año próximo en los 30 años de Facyt? ¿Qué más le dirá?

—Se lo voy a plantear no sólo personalmente, sino que lo voy a pedir en público. Tengo dos cosas buenas para él. Una muy buena que no puedo decir porque tiene que ser una sorpresa, y la otra va a ser ésta que a lo mejor no le va a gustar. Pero a mí no me importa quedar bien con nadie.

Inversiones y crecimiento

—¿Qué proyectos de crecimiento tiene en carpeta?

—Estoy en un proyecto de 8 millones de dólares para suplantar a la uria. Hoy tiran entre 150 y 200 kilos por hectáreas, y van a tirar 20 kilos solamente con una formulación química biológica nueva que hemos hecho. Estamos en este momento en conversación con una fábrica de Alemania con sede en Brasil que va a hacer las máquinas. Nos dieron el OK y nos ofrecen créditos muy buenos para aprovechar. Ya empieza la obra civil en un mes y medio.

—¿También en Córdoba?

—En Córdoba, donde tengo cinco hectáreas, estoy ocupando tres y me quedan dos. Será aparte de todo lo que ya está. El galpón que necesito para producir el producto es de 40 metros de ancho por 80 metros de largo.

—¿Es un producto nuevo que no está en el mercado?

—Es nuevo. Lo tiene una sola empresa y creo que lo trae de afuera. Lo vamos a producir nosotros.

—¿Confía es que debe seguir invirtiendo en el agregado de valor?

—Sí. Tenemos un cliente de 50.000 hectáreas a los que les vendemos todos los productos. Todos los años les regalamos una Toyota cero kilómetro. Es el que hace el maíz pororó más grande del mundo. Solamente él necesita 50 camiones, porque cada 1.000 hectáreas va un camión con acoplado. Te imaginás lo que tenemos que producir, el dinero que maneja, lo que mueve y la cantidad de gente que trabaja. Es decir, nos pone en otra escala como empresa, que es lo único que nos está faltando en este momento.

—¿Qué facturación anual estimada tiene hoy la empresa?

—Preciso no puedo dar, pero debemos andar en 30 millones de dólares.

—¿Estas nuevas inversiones le van a permitir expandirse en el mercado y aumentar en la facturación?

—Quiero llevarlo mínimamente a 50 millones de dólares.

Diálogos con la política

Inauguración del Centro Distribuidor de Facyt en Viale, el 22 de abril de 2022.

—¿Cree que el país puede tener condiciones para crecer?

—Sí, sí. Se viene un país nuevo, se viene otro país. El Presidente tiene que ganar las Cámaras y hacer las modificaciones necesarias. Tiene que llevarse bien con el PRO. Tiene que ganar las elecciones y modificar todo lo que haya trazado. Y ahí viene otro país. Ganar cuatro años más y que la mentalidad de los jóvenes sea trabajo; trabajo y esfuerzo que dejó de serlo. Así llegué yo a la Ferrari: con trabajo y esfuerzo. Le tengo muchísima fe de que es el hombre ideal. Yo pensé que iba a ser Macri, pero le faltó. Me querían llevar a mí al Ministerio de Industria.

—¿Estaría dispuesto a asumir un cargo político?

—No, y se los dije muy clarito a (Héctor) Baldassi y a (Mario) Negri. Tengo relación con ellos, soy amigo personal de jueces, de todos ellos y de De Ángeli en Entre Ríos. Les dije: “No voy a rifar mi nombre. Yo ayudo en lo que puedo”. Se lo dije al gobernador de Entre Ríos también. Pero no quiero sueldo; no me hace falta ni plata ni fama. Yo a mi nombre no lo rifo. Y hoy estar en la política de una forma u otra te embarran.

—¿Cómo es el diálogo con el gobernador Rogelio Frigerio? ¿Le consulta por inversiones en Entre Ríos?

—Sí, me preguntó. Es más, me dijo: “O sos un visionario o estás muy loco”. Y yo le dije que un poquito de las dos. Durante la inauguración del Centro de Distribución en Viale (22 de abril de 2022), cortamos juntos la cinta. Todavía no había lanzado la campaña. Tras dar un discurso, le pedí un abrazo y le digo a la gente: “Cuando sea gobernador, no va a dar pelo…”. Se puso colorado y no pudo hacer otra cosa que anunciarlo.

—¿Pero hablaron de inversiones?

—Ahí fue cuando me preguntó por qué hice esta inversión. Y le comenté que me hago la competencia a mí mismo. No puedo entrar a las cooperativas con Facyt porque la competencia sería desleal. Hago la competencia con otra marca. Ahí me dijo que estoy muy loco y que si llegaba a ser gobernador me iba a llamar. Tengo el teléfono personal, pero no molesto. Ahora quedamos en tomar un café y le voy a mostrar la Ferrari cuando pueda.

Evaluación de Milei y sus medidas

—Volviendo a Javier Milei, ¿qué le cuestiona que dejó “atrasado”? ¿El dólar le preocupa?

—No sé si el dólar está atrasado porque no soy un experto en eso. Creo que va por un muy buen camino el tema de ir sacando trabas. Reniego de la burocracia. Cuando tenés una empresa y más grande es, más asesores tenés que tener. Hay que agilizar todo. Tengo una pequeña empresa en Estados Unidos de otra cosa y allá todo es muy fácil. Entonces, creo que todavía faltan sacar muchos curros. Hay que achicarlos más todavía.

—¿Quiere decir que eso es necesario antes para que no sea el dólar un reclamo permanente del empresariado?

—Exactamente. Si yo en lugar de tener, por ejemplo, dos contadores, tengo uno, a lo mejor no hay necesidad de mover el dólar para que a mí como empresa me quede más. Hay que achicar más ciertas cosas.

—¿Cómo calificaría al Presidente?

—Pienso que es muy inteligente, tremendamente inteligente. Además, por otro lado lo digo porque yo me considero bastante loco también y me han tratado de loco. Los locos y los audaces somos los que cambiamos el mundo y creo que se necesita. El valor más grande que le doy a él es haberle dado un cachetazo a la casta, a los viejos que se tienen que jubilar, que se tienen que ir a la casa a cuidar los nietos cuando ya no tienen más ganas de trabajar y que la gente joven con otra mentalidad, otro ritmo y otra energía quiera cambiar las cosas y modernizar el país.

—¿Le preocupa algo de Milei?

—Sí, me preocupa su vocabulario porque es el Presidente de la Nación. Yo no usaría ese vocabulario. A sus allegados se lo digo.

—¿Y sobre las consecuencias de sus medidas en aquellos sectores sociales que necesitan recuperar sus ingresos?

—Yo creo que lo deben tener todo calculado con Caputo. Hablando en criollo, creo que ellos tiran de la soga y saben hasta dónde la pueden estirar. Va a haber muchas sorpresas en dos o tres meses porque necesitan ganar las elecciones y va a haber flexibilidad en todo. Creo que es muy inteligente. Esto de que bastardea y basurea a lo demás, entiendo que lo hace a propósito para que le tengan un poco de miedo.

—Usted que agrega valor, ¿qué opina del efecto de la política económica en la industria?

—En mi caso, somos bastante favorecidos en una industria que si bien es a cielo abierto y con mucho riesgo, también es una industria que maneja mucho dinero y buenas ganancias. Cuando le va bien, que llueve bien y tenemos como en Marcos Juárez 60 quintales por hectárea, no hay crisis. Es terrible lo que ganan. Ahora, ellos merecen ganar porque son muy trabajadores y además todo lo invierten. El gringo no sabe hacer otra cosa, si bien hoy ya manejan los hijos. En mi empresa tuve que achicar los costos en todo sentido. Invertí 3.000.000 de dólares en automatización para achicar costos de personal y demás. Eso es algo que tiene que bajar.

—¿Está de acuerdo con una reforma laboral?

—Sí, con modificaciones de las leyes laborales. No para perjudicar del todo al empleado porque estuve de los dos lados del mostrado. Pero no puede ser que si ganás 2 millones de pesos, me salgas 3,5 o 4 millones de pesos a mí. Es una locura. Se lo digo a la gente para que lo sepa y que tiene que producir. Además, no puede ser que mover a una persona inútil, porque son mañosos con 15 años o 20 años, para poder despedirlo te lleve media empresa. Eso hay que modificar.

—¿Está de acuerdo con que la creación de empleo es el principal desafío?

—Sí, totalmente. Está bien achicar el Estado; tiene que ser lo más chico posible. Mi generación creció con que el Estado te tiene que dar y el Estado no te tiene que dar. Es más, no esperen que los políticos les den trabajo. Los políticos tienen que crear los mecanismos para que lo hagamos nosotros, que nos deben tener allá arriba a los generadores de empleo. A los empresarios nos deberían querer un poquito más porque somos los generadores de ideas y de puestos. El otro gobierno nos trataba mal. Yo a mi gente la tengo muy bien, con todo en blanco y como corresponde. Pero tener una empresa totalmente en blanco a veces no te permite realizar las inversiones en investigaciones porque se te va mucho dinero. Por eso creo que hay un equilibrio que lograr.

—¿Milei tendrá que trabajar en la carga impositiva, por ejemplo?

—Sí, lo tendrá que trabajar. Y le tengo mucha fe. En una palabra, creo que en cinco años somos otro país.