Máxima tensión por el dólar descontrolado y un equipo económico con la “pólvora mojada”
09/10/2020
La brecha supera el 100% y todas las medidas tomadas fueron contraproducentes. Sigue la caída de reservas y hay críticas del mercado. ¿Qué hará Alberto?
La situación cambiaria sigue muy compleja para la Argentina y el equipo económico (Ministerio de Economía y Banco Central) está con la pólvora mojada. Sin reacción, el Gobierno es testigo de unos niveles de brecha cambiaria que superan el 100% (peor que durante la era de Cristina Fernández de Kirchner, cuando alcanzó el 85%).
En el mercado se preguntan si habrá un giro político por parte de Alberto Fernández para frenar la ola de desconfianza y tomar nota de que sus espadas económicas no logran revertir el escepticismo.
Por lo pronto, este jueves se vio un nuevo récord del dólar blue. Trepó a $158 y sumó seis pesos en 48 horas. La brecha “voló” a 104%. En la plaza nadie sabe bien las razones: dicen que en parte la suba es orquestada por las mismas medidas del Banco Central que “bocharon” al 70% de la gente que compraba dólar ahorro. Sin esos ahorristas que compraban en el oficial y vendían en el blue, el mercado libre del dólar se quedó “ilíquido” y el precio sube porque no hay oferta. Así, el BCRA está en el peor de los mundos: se le va la brecha cada vez más pero ni siquiera logra recomponer reservas.
Cálculos.
Según estimaciones del mercado, la mesa de dinero oficial tuvo que vender alrededor de u$s20 millones este jueves. En otras palabras, devolvió lo que compró el miércoles. Pero lo que preocupa es el saldo que está teniendo la entidad rectora: hace más de tres meses que es vendedor neto de dólares y las reservas siguen en caída. Se acercan peligrosamente a quebrar la barrera de los u$s41.000 millones la semana próxima si continúa a este ritmo. En el mes las arcas oficiales caen casi u$s300 millones.
Un Banco Central que pierde reservas, que no compra en el ultra restringido mercado oficial, tampoco logra reducir la brecha con los tipos de cambio financieros. El Central estuvo vendiendo bonos en la plaza para bajar (o, a esta altura, contener) al “contado con liquidación”. La mesa del FGS de la Anses es la más activa, vendiendo bonos del canje que vencen en 2030. La pólvora mojada del equipo económico hace que tampoco con la intervención de estos dos jugadores, el liqui baje. El jueves volvió a subir 2% a $153,50 y gana más de cuatro pesos en la semana. La brecha entre el minorista y el liqui está en torno al 98%.
El resultado de las medidas para detener el malhumor del mercado es, a esta altura, irrefutable. En el Gobierno saben que hay una crisis de confianza y que lo que sea haga (en términos de políticas) pareciera tener muy pocos efectos positivos.
“Martín Guzmán creía que con el cierre del canje de deuda más el Presupuesto el dólar se tranquilizaba. No pasó. Entonces Miguel Pesce profundizó el cepo, le pusieron otro impuesto de 35% y el dólar tampoco se tranquilizó. Hay más brecha, menos reservas y menos depósitos”, señaló el analista financiero Christian Buteler.
La discusión en los bancos (y seguramente en el oficialismo) es si llegan a las elecciones “sin hacer nada” o deberán claudicar ante el pronóstico (agorero) de la City que habla de lo inexorable de una devaluación. Lo que se discute es si será brusca o medianamente ordenada.
No tan condenados al éxito.
Entre los fondos de Wall Street también tienen un pronóstico sombrío. Ashmore Group, que lideró el “ala dura” de los acreedores del canje de Guzmán junto a BlackRock, lanzó un lapidario informe a sus clientes esta semana.
“Creemos que es poco probable que las medidas aumenten significativamente la disponibilidad de reservas de divisas, ya que las condiciones macroeconómicas generales siguen profundamente desequilibradas con la base monetaria creciendo a una tasa interanual del 70%”, recuerdan.
Y disparan: “Las nuevas medidas hacen poco por aumentar la confianza del sector privado en un gobierno que ha intervino en partes esenciales de la economía y sigue centrado principalmente en aclarar casos judiciales contra ex presidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner”.
Más allá de las opiniones de los fondos, hay aspectos macro que tampoco ayudan. La consultora LCG recuerda que ya el 2 de octubre el Central le giró al Tesoro $30.000 millones (por transferencia de utilidades) que se suman a los $ 1,7 billones emitidos hasta septiembre. “En esta economía hay dos factores de corto plazo y uno estructural que obligan a que la economía opere con un tipo de cambio más alto”, afirma.
Pesos y dólares.
Y enumera: los de corto plazo o coyunturales refieren a el exceso de pesos en la calle sin destino atractivo en un contexto de inflación y mucha incertidumbre; a la falta de dólares; el tipo de cambio desde el sudden stop que sufrió la economía en abril 2018 nunca pudo acomodar el precio de los transables en relación a los no transables.
“La lógica es que en ese contexto los no transables, por insuficiencia de absorción, suban menos que los transables que reciben demanda externa. Ese ajuste nunca se permitió, como sí se logró en 2003 por ejemplo”, afirman.
Pero hablan de un factor estructural: el tipo de cambio ajustado por presión tributaria no es competitivo al nivel oficial. “Ese error de diagnóstico está lejos de ser aceptado por el equipo económico”, acota.
“Algo que está demostrando el esquema actual es que mientras más se demore la corrección del tipo de cambio oficial, mayor será el impacto socioeconómico, porque este híbrido genera incertidumbre extendiendo la agonía, que al final del día irá a buscar un nivel más elevado”, advierte LCG.
Fuente: Iprofesional / Leandro Gabin