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Mantener el espíritu solidario y adecuarse a los cambios, desafíos de las cooperativas agrícolas

Para Juan Adolfo Balbi, presidente de Cafer, al cooperativismo hay que refundarlo todos los días. El dirigente, asimismo, remarcó que las cooperativas son también empresas que deben manejarse de forma moderna. Danilo Lima

Las cooperativas nacieron y nacen, generalmente, en momentos de crisis y problemas económicos, y son una herramienta fundamental, con la solidaridad como base, para mejorar la calidad de vida de sus integrantes.

El cooperativismo “es un modo de vida”, señaló Juan Adolfo Balbi, el presidente de Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos (Cafer), y remarcó, en el Día Internacional del Cooperativismo, que nuestra provincia “ha hecho historia con cooperativas muy antiguas, como Lucienville, que han marcado el rumbo” en el país.

“Cada uno de nosotros, seguramente, recuerda a nuestros padres y nuestros abuelos ayudando a forjar una cooperativa. Hombres de campo que hace 60, 70, 80 o 100 años, con poca instrucción tal vez, fueron pioneros y pudieron fundar cooperativas, muchas de ellas todavía vigentes”, subrayó Balbi a modo de reconocimiento, mientras “los hijos y nietos de aquellos pioneros seguimos trabajando en las cooperativas para seguir adelante”.

El presente.

– ¿Cómo están hoy las cooperativas agropecuarias entrerrianas?

– Las cooperativas agropecuarias son el reflejo de los productores, sobre todo en el caso de las cooperativas agrícolas, y cuando el productor, por alguna razón –climática, por ejemplo–, no tiene una buena cosecha, esto se refleja en las cooperativas de manera casi refleja.

Y allí pueden aparecer algunos problemas porque es la cooperativa quien debe solventar el financiamiento de la próxima campaña, debe refinanciar deudas para que se pueda seguir trabajando y produciendo.

Hoy, por suerte, la gran mayoría de las cooperativas de Entre Ríos está en pie, algo que no sucede en otras provincias. En algunos lugares, en los últimos 30 años, lamentablemente, han caído muchas cooperativas, mientras en Entre Ríos, con mayores o menores dificultades, hemos sabido sortear los escollos y seguir adelante.

– ¿Están endeudadas?

– No, en general no. Quizá haya que irse al año 2000 donde sí las cooperativas estaban muy mal, muy endeudadas, porque al final de la convertibilidad el sector agropecuario estaba prácticamente quebrado.

Después de la pesificación, que dejó muchas heridas en muchos sectores, en el campo pudimos comenzar a salir adelante, pero hay que recordar que en aquellos años en la Argentina había 13 millones de hectáreas hipotecadas en el Banco Nación. Las cooperativas, en ese marco, no podían ser la excepción y estaban endeudadísimas.

Después de aquellos años hemos tenido vaivenes, algunos años por sequía y otros por excesos de lluvias, porque el clima nos viene castigando y siempre es preocupante.

El futuro.

– ¿Cuáles son los desafíos del cooperativismo de cara al futuro en estos tiempos de cambios vertiginosos?

– Lo principal es no perder el espíritu cooperativo, solidarios, pero a la vez debemos ser conscientes de que las cooperativas también son empresas.

Las empresas deben manejarse como tales y, si bien las cooperativas son muy diferentes por el sentido solidario que las anima y porque todos somos los dueños, también debemos manejarla de forma moderna.

En el caso de Cafer, que es una federación que básicamente hace corretaje de granos, por ejemplo, antes se trabajaba con la pizarra de precios del día anterior y en los últimos tiempos se han producido tantos cambios, de todo tipo –productivos, logísticos y tecnológicos–, que nos obligan a trabajar de otra manera para buscar los mejores precios.

Por eso hay que adecuarse a los tiempos y ahí es donde tenemos que estar nosotros, con la ayuda de los jóvenes que son quienes más conocen estos cambios, para refundar todos los días el cooperativismo y las cooperativas.

También debemos hacerles sentir a nuestros socios la pertenencia a la cooperativa para revalorizarla y defenderla.

Los tambos.

Balbi, en otro orden, como productor tambero que es, se refirió a la situación de la lechería en el país y, en este sentido, como cooperativista lamentó que ya no estén Cotapa y Cotagú, dos cooperativas tamberas emblemáticas en Entre Ríos, porque “servían para tener un precio de referencia para todo el sector industrial.

Esta circunstancia, para el presidente de Cafer, es una demostración más de que el cooperativismo “debe estar presente” porque “ayuda a equilibrar” las actividades económicas ante “aquellos sectores más poderosos”.

– ¿Está de acuerdo con la propuesta de algunos productores de vender leche directamente desde los tambos?

– Lo veo muy difícil, más allá de que quizá sirva para bajar los costos, porque es algo que está prohibido por ley.

A los tamberos, de todos modos, nos da una impotencia muy grande que nos paguen 27/28 pesos por el litro de leche cuando al consumidor le cuesta 100. Algo hay que hacer porque todos los tamberos, sobre todo los medianos y los más chicos, los familiares, la estamos peleando para no tener que cerrar.

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