ENFOQUE PORTADA

Los salarios vapuleados

Por Ubaldo Roberto Domingo – CPN –  Asesor económico, financiero y Pymes locales – Especialista en Sindicatura Concursal //

Tras la derrota electoral en las PASO, varios dirigentes oficialistas analizaron que, una de las principales causas de los malos resultados en las urnas fueron los salarios depreciados de los argentinos.

En esa línea, este martes el diputado nacional Marcelo Casaretto (Frente de Todos-Entre Ríos) presentó un proyecto de resolución para pedirle al gobierno que aumente por decreto los salarios tanto de trabajadores estatales como privados.

Es muy curiosa la absoluta desconexión de nuestra clase dirigente con la realidad. El primer interrogante que se me presenta es: ¿Advirtieron que el salario real cayó alevosamente solo cuando observaron el resultado electoral?

Pero no es mi intención, analizar que quienes tienen las riendas de nuestros destinos van por una vereda y el resto de la sociedad por otra. Mi objetivo es desmenuzar este nuevo error.

¿Es por decreto que deben aumentarse los salarios?

Antinomias.

Los aumentos nominales de salarios, es una de las cuestiones preferidas de discusión formal entre populistas y liberales-monetaristas. Sin embargo ambas corrientes desembocan en idénticos resultados finales, con alguna diferencia en el “mientras tanto”.

Mientras que los primeros se vuelcan hacia el aparente beneficio a la clase trabajadora, mediante como lo propone el diputado Casaretto, aumentos caprichosos, voluntaristas y oportunistas de sueldos, rápidamente licuados por un proceso inflacionario incontenible generado por ellos mismos, se vuelve a una situación peor que al principio, porque los precios aumentan a una velocidad superior a aquellos aumentos de salarios “por decreto”.

Por otro lado, los liberales monetaristas reducen la retribución del trabajo, con el fin de contraer la demanda de bienes y servicios para que no aumenten los precios, no logrando ni una cosa ni la otra.

Todo plan recesivo siempre ha fracasado.

Ambas fórmulas han mostrado su incapacidad para resolver la crisis porque no modifican las causas de la misma, esto es el actual aparato productivo no integrado. En tanto y en cuanto no se aumente la producción, será imposible resolver aquella recurrente crisis.

Existe un vaso comunicante entre producción e ingresos, es este punto el que debe ponerse el centro de la imagen y no otra cosa.

Únicamente con el aumento y la integración de la capacidad productiva puede mejorarse y aumentarse el ingreso de los trabajadores de manera idónea y consecuentemente el salario real e inmediatamente también se dará un sostenido aumento en el ahorro de las personas y en el nivel de inversión.

Con una asombrosa persistencia, se continúa insistiendo en ensayos tantas veces propuestos como fracasados, es que las leyes económicas no pueden contradecirse impunemente, no pueden fijarse precios desde un escritorio de un burócrata de turno, tampoco pueden administrarse salarios dedo índice de por medio.

Precios.

Fijar precios de bienes o servicios por debajo de los costos de producción o prestación implica la desaparición de esa producción o de aquella prestación. Por supuesto que en esta situación la inversión estará absolutamente ausente.

Imponer entonces los montos del salario del trabajo es equivocado porque no soluciona las causas del problema, sino que los oculta y es una medida claramente equivocada para el desarrollo de la economía nacional. Toda distorsión de monto de los precios y más aun de los salarios es un ataque a las fuerzas productivas que todavía luchan en un medio hostil y negativo.

En un país que sufre las calamidades del subdesarrollo, que detenta la tercera inflación del mundo, los reclamos salariales deben respetarse, deben abrirse causes idóneos para satisfacerlos, de cualquier otra forma solo veremos el empobrecimiento sistemático de los argentinos.

Nota: basado en los conceptos de “El estatuto del subdesarrollo” de Rogelio Julio Frigerio. (Editorial el Jurista. 3ra edición -1983).