ENFOQUE PORTADA

Los ritos del statu quo

Por Ubaldo Roberto Domingo – CPN – Asesor económico, financiero y Pymes locales – Especialista en Sindicatura Concursal ///

El fracaso irrevocable del populismo y su cofradía –quitando las gruesas capas de la retórica– ha creado las condiciones para emprender el camino del desarrollo, orgánico, urgente y sin concesiones, o propiciar recetas y esquemas repetidos que nos anticipan renovados desencuentros y frustraciones sociales.
Estamos, pues ante un dilema de dos opciones.
Inaugurar una nueva etapa acompañada por las esperanzas y la aprobación social de la inmensa mayoría de los argentinos o, como menciono, probar nuevamente pócimas del mismo repetido y conocido veneno.
El presente estudio, analiza estos conceptos preliminares y lo que nos vaticinan.
Creemos, que debemos evitar por todos los medios a nuestro alcance una nueva versión de ensayos ya vistos.(me refiero al repetido péndulo populismo-liberalismo).
 
Rituales.
En otras palabras, no repetir el ritual del statu quo, cuyo éxito sin interrupciones, ha consistido en ‘’la articulación de una política tendiente a perpetuar la dependencia del país en las condiciones de una nueva división internacional del trabajo’’ (1).
Este dispositivo, ha llevado al empobrecimiento y a la decadencia a todos los sectores sociales de la República Argentina, debido al deterioro de los términos del intercambio cuya naturaleza tienen su génesis en una economía de bases primarias y estructura desintegrada, una falta de industrialización que incorpore valor agregado a la materia prima con salario argentino que fortalezca el mercado interno.
Este mecanismo, ha funcionado sin obstáculos, el otro camino posible es una economía nacional independiente donde el crecimiento económico integral y sostenido son posibles, con una política de inversión y estímulo orientada a las industrias de bienes de capital, a la celulosa, a la química pesada, al petróleo y sus derivados, a la infraestructura energética, hidroelectricidad barata, telecomunicaciones, infraestructura y transportes.
Se oponen a esta escuela, los portavoces que defienden los intereses del país productor de alimentos sin valor agregado. Basados en los viejos y rancios principios de “economicidad” (si sale más barato en el exterior, pues comprémoslo allí), y “eficiencia” (dediquémonos a producir en donde somos competitivos y tenemos ventajas, lo demás importémoslo), estos “librecambistas”, también pretenden regresar a la época dorada de nuestra historia, aquella que vendiendo cereales y carne, prometía un futuro de opulencia.
Aquella ecuación, hoy la modifican por soja, litio o cualquier materia prima que tenga buen precio al ofrecerla.
Así festejan el embarque en nuestros puertos, de madera cruda, de cereales, de fruta y carne. En barcos con tecnologías del siglo 21, cargamos materias primas tecnológicamente del siglo 19. He aquí una de las razones más importantes de nuestro atraso. (2).

Ciclos.
Ayer, Pinedo y Alsogaray; hasta Prebisch y Krieger Vasena, junto con Ber Gelbard, Aldo Ferrer y Coll Benegas, pasando Martínez de Hoz y Roberto Alemann hasta llegar a Cafiero y Alfonsín.
Hoy, sus voceros “aggiornados” –separando los estratos de hojarasca y llevados a la substancia– están representados, por figuras de diferente raigambre ideológica, pero con los mismos atributos, en relación al diagnóstico de la crisis nacional y su reciprocidad para mantener las condiciones de la vieja estructura agro-importadora.
Entre ellos están desde José Dagnino Pastore y José Luis Machinea hasta Domingo Cavallo y López Murphy pasando por Tetaz y Lusteau, Martín Redrado y Mercedes Marcó del Pont, hasta llegar Axel Kicillof, sin olvidar a Carlos Melconian, Miguel Peirano, Pedro Pou, Pablo Rieznik, Federico Sturzenegger y Alfredo Zaiat. También los hoy ultrapromocionados Javier Milei y Jose Espert.

Populistas y Monetaristas.
Conjuntamente con el total vaciamiento y despilfarro de las cajas y activos líquidos disponibles en términos de divisas, que administró el sistema populista-liberal durante años, se produjo también la fuga de la dirigencia política y económica con sentido nacional.
Este esquema recurrente demuestra una vez más, su total inoperancia para hacer frente a la crisis del subdesarrollo, anteponiendo el hecho social al económico (3), al preferir el consumo sin primero distinguir la producción, la inversión y el ahorro y al pretender solucionar la recesión con emisión monetaria e inflación.
Así, traicionan los dichos de Eva Perón, cuando decía que donde hay una necesidad hay un derecho, pero, cuando no están las bases materiales consolidadas para satisfacer ese derecho, por más básico que sea, se torna imposible su satisfacción.
Es por este sencillo motivo, tan evidente pero tan subestimado a la vez, que no es posible anteponer el hecho social al hecho económico, al hacerlo, se deforma un movimiento nacional convirtiéndolo en un cuerpo deforme, inútil, atroz.
Así estamos hoy, de no tocar las teclas justas y adecuadas quienes vengan verán escaparse el poder como se escapa el agua entre las manos.
Las propuestas monetaristas anti-inflacionarias que a su turno propone el liberalismo, no son idóneas porque desconocen las verdaderas causas del aumento en los precios –la estructura desintegrada de nuestra economía subdesarrollada– y no comprenden totalmente la naturaleza de la moneda. “Los fenómenos monetarios tienen origen en los fenómenos productivos, si el edificio productivo se desmorona, la moneda seguirá idéntico camino”.
En la raíz de los hechos monetarios se encuentran los fenómenos de la producción (4).
Las causas del proceso inflacionario son varias, nuestra estructura subsidiaria del subdesarrollo es la principal, el intercambio externo que expande al déficit, y como secundarias podemos mencionar la elefantiasis estatal y la emisión monetaria sin equilibrio –en términos de producción y productividad– en bienes y servicios.
 
Salario e inflación.
¿Y qué papel juega el salario? Es el precio del factor trabajo, el cual se encuentra totalmente dependiente del valor de los artículos que debe consumir el trabajador, no únicamente los de primera necesidad, sino que cada vez debe completar todas y cada una de las necesidades y opciones de la vida moderna.
De manera que para saber si el salario es alto, medio o bajo se lo debe comparar con el poder de compra y satisfacción de esas necesidades, en definitiva compararlo con los demás precios de la economía.
Así es que por lo tanto si tenemos retribuciones al trabajo de un país en profundo subdesarrollo y precios de bienes y servicios a precios internacionales, pues tenemos un gravísimo problema.
Hace mucho, en concordancia con esta descripción, Rogelio Julio Frigerio advirtió las fallas más comunes de los economistas argentinos: décadas después, si tenemos la misma problemática es porque no han podido resolver lo que nos agobia, no han logrado desentrañar y disolver las verdaderas causas de nuestras crisis y desencuentros.
Decía: “hay dos fallas capitales en la formación de los economistas, la escasa consideración de la realidad nacional es una. La otra, es que se les satura de nociones instrumentales sin una base conceptual lo suficientemente sólida”.
“Ese instrumental, especialmente el matemático es muy útil, pero si el problema está mal planteado, en algún momento, al principio o al final la propuesta se desmorona”. 

Diferencias.
Para nosotros, a diferencia de los funcionarios que danzan el rito del statu quo, el problema inflacionario no es sustancialmente de origen monetario. No es su causa la emisión ni el déficit fiscal, si bien contribuyen a fogonear dicho fenómeno (lo aceleran).Innumerables colegas han quedados atrapados, presos de la teoría cuantitativa del dinero, es decir básicamente a más dinero, más inflación, por lo tanto, en la radicalización de esta postura algunos proponen eliminarlo.
Al no poder detectar la causa de nuestro fenómeno inflacionario, que empuja a la pobreza, la marginalidad y la desesperanza a miles de compatriotas, nunca podrán encontrarle la solución, con lo cual seguirán sosteniendo los mismos esquemas una y otra y otra vez.

⦁ Crecimiento económico y democracia. Ed. Losada 1973. Rogelio Frigerio.
⦁ Reportaje a Héctor Sauret rector de la UCCU.
⦁ Estatuto del Subdesarrollo. Ed. Del Jurista 3ra. Edición 1983. Rogelio Frigerio.
⦁ La crisis Argentina primera parte Enero 1976. Rogelio Frigerio.