REGIÓN CENTRO BAJO LA LUPA

Los números que duelen de la pobreza e indigencia

Por Julio Panceri – CPN – Docente – Consultor –

Se suele decir que en economía nada es gratis debido a que vivimos con recursos escasos y necesidades crecientes. Esto aplica muy bien a nuestro país ya que llevamos 10 años de caída neta constante del PBI (estancamiento e inflación) con los últimos tres años en recesión y esto no puede otorgar otro resultado que no sea el de un aumento reiterado de los niveles de pobreza, que se ha convertido en un problema estructural.

En los últimos 10 años hemos incorporado aproximadamente siete millones de personas al concepto de “pobreza” y año tras año nos hemos acostumbrado a que aproximadamente un tercio de la población Argentina se encuentre estructuralmente en esa situación. Con una escasa tasa de inversión (13,4% del PBI en 2020) no hay forma de generar riqueza y sin generación de riqueza no hay que distribuir, no se puede generar trabajo genuino. A todo esto, debemos agregarle que el crecimiento del asistencialismo a los sectores más pobres de la sociedad no es eficiente, sea cual fuese el color político de quién lo implementa (demasiados intereses políticos).

Estructural.

Pero el problema de pobreza, su condición de estructural y los efectos extras de la pandemia, también abarca a la región de la cuál como país formamos parte (América Latina). El Informe de Cepal (Conferencia Económica para América Latina – ONU) “Panorama Social de América Latina 2020” (publicado el 4 marzo de 2021) indica que América Latina tuvo una caída promedio del 7,7% de su PBI en 2020, con una tasa de pobreza del 33,7% y del 12,5% de pobreza extrema. Esto supone que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020 en América Latina (22 millones más que en 2019), de ese total 78 millones se encontraron en situación de pobreza extrema (8 millones más que en 2019).

Argentina concluye el 2020, con el 42% de pobreza (aproximadamente 19 millones de personas) y 10,5% de indigencia. Esta realidad, se ha visto agravada por los efectos extraordinarios que ha generado la pandemia, cuyas consecuencias el gobierno nacional ha podido atemperar con programas como el ATP e IFE (sin los cuales las consecuencias hubieran sido mucho peor), a esto hay que agregar la ayuda constante a las provincias vía transferencias para soportar gastos corrientes. El 2019 concluyó con un indicador alto de pobreza del 35,5% y del 8% de indigencia, el promedio de pobreza en Argentina entre 2010 y 2020 ha sido del 30,03% y del 6,5% el de indigencia

Comparando con los datos del 2019 (considerando los efectos negativos de la pandemia), en 2020 la pobreza creció 6,5% y la indigencia el 2,5%. La brecha entre Ingresos y la Canasta Básica Total sigue creciendo, producto de la inflación que no puede ser controlada y arroja valores superiores al 3% mensual, incidiendo especialmente en el rubro “alimentos”.

Indicadores.

Según los datos del Indec, en 2020 el Ingreso Total de los hogares pobres (mensual) fue de $ 29.567 y la Canasta Básica Total se ubicó en $ 50.854 mensuales, esto origina una brecha del 41,9%. En el caso de la indigencia, el Ingreso mensual fue de $ 12.864 y la Canasta Básica Alimentaria fue de $ 21.572 (brecha del 40,4%).

Dato para tener en cuenta, si estamos proyectando algo para el futuro, el 57,7% de la población nacional entre los 0 y 14 años es pobre (15,7% es pobre indigente y el 42 % es pobre no indigente), mientras que en la franja de 15 a 29 años el 49,2% es pobre (12,5% es pobre indigente y el 36,7% es pobre no indigente), estos datos tienen correlación con la tasa de desempleo en la franja de los 14 a 29 años que es muy superior a la media.

Los datos publicados por Indec, revelan que los cinco conglomerados con mayores indicadores de pobreza al finalizar 2020 son: Gran Resistencia (53,6%), Partidos del Gran Buenos Aires (51,0%), Concordia (49,5%), Gran Mendoza (44%9) y San Nicolás – Villa Constitución (43,6%).

Región.

En las provincias que conforman la región los efectos de la pandemia se han sumado a los problemas estructurales que cada una tenía, los indicadores de pobreza e indigencia se han mantenido levemente por debajo de la media nacional, excepto Concordia que estuvo por encima de esa media en los indicadores de pobreza.

Entre Ríos

En los dos conglomerados que miden la provincia, nos encontramos con Gran Paraná que presenta un índice de pobreza del 40,9% (10,9% superior al de fines de 2019) e indigencia del 5,7% (0,6% superior a 2019). En tanto que Concordia presento un indicador de pobreza del 49,5% – por encima de la media nacional- (1,6% inferior al de fin de 2019) e indigencia del 8,2% (inferior en 2,8% al de 2019).

Córdoba.

La provincia, tiene dos conglomerados en los cuáles se mide pobreza e indigencia. Gran Córdoba registra al cierre de 2020 un indicador de pobreza del 40,8% (3,4% superior al mismo periodo 2019) e indigencia del 7% (1,3% superior a 2019).

El otro conglomerado es Río Cuarto, con indicador de pobreza del 39,2% (9,8% superior a 2019) e indigencia del 8,8% (4,3% superior a 2019)

Santa Fe

En la provincia, el conglomerado Gran Santa Fe termina 2020 con un indicador de pobreza del 39,8% (5,4 superior a 2019) e indigencia del 9.1% (2,1% superior al 2019). Mientras que el conglomerado Gran Rosario presenta tasa de pobreza del 38,3% (3,3% superior a 2019) e indigencia del 7,4% (0,1% mayor a 2019).

Estos indicadores de pobreza e indigencia (más allá de la pandemia), deben como sociedad generarnos preocupación y vergüenza, así también debemos plantearnos de manera urgente cuales son los objetivos que tenemos hacia adelante, de la misma manera hay que considerar si nuestra actual clase dirigente (pública y privada) está preparada para el desafío de salir de la pobreza estructural, desigualdad y vulnerabilidad con la cuál convivimos, abandonado las luchas sectoriales y las internas intrascendentes. Tenemos las herramientas para mejorar esta situación y conocemos los riesgos de no actuar al respecto….ahora es nuestra la responsabilidad.

Deja un comentario