Los movimientos sociales como motor del Estado de Bienestar

24/04/2020

Por Emiliano Gómez Tutau, responsable del Movimiento Evita Entre Ríos.

Todo lo que vendrá será novedoso, lo que no significa que se deba echar mano sólo a la creatividad de herramientas y conceptos nuevos. La crisis lo que produce es un aceleramiento de las condiciones de deterioro social que ya estaban presentes en la Argentina y lo único seguro del futuro es la incertidumbre, ya que las condiciones de la globalización y el cuestionamiento a la hegemonía estadounidense por China, sectores de Europa y Rusia, no hace otra cosa que profundizar el contexto.

Imagen 1

Las empresas globales vienen mostrando su crisis. Ante el coronavirus fue una gran ventaja para Argentina contar con una fábrica de respiradores en Córdoba. Esta fábrica se transformó en estratégica para la lucha contra la pandemia. La mayoría de las fábricas de respiradores de Estados Unidos producen en China para bajar costos laborales. Acá surgen preguntas inquietantes: ¿En Alemania seguirá Volkswagen produciendo piezas de sus autos repartidas en todo el mundo? ¿O concentrará la producción en Alemania? En un mundo que se cierra tendrá como consecuencia la profundización del crecimiento de las empresas nacionales.

La financiarización de la economía, el crecimiento desmedido de las finanzas respecto de la producción (hoy pasando el 10 por 1), es otra característica de este modelo. Ante la crisis, los Estados nacionales están regulando y echando mano a los recursos y excedentes de este sector. Pero también en cada crisis, sobre todo en la de la reconversión industrial, los sectores del capital vuelcan sus excedentes al sector financiero.

Imagen 2

Hoy la salud pública toma dimensiones estratégicas para la supervivencia, mientras que los organismos internacionales como la Cruz Roja toman preponderancia ante los sectores hegemónicos con su capital en Estados Unidos donde se revela la foto más salvaje del modelo que el virus parece ponerle un fin.

El mundo quintuplicó la producción de alimentos y, en el mismo período, duplicó su población. Producimos alimentos para que no exista el hambre, pero sin embargo la concentración en el consumo a partir de la elaboración de alimentos chatarras trajo sectores que tienen poder de consumo. Se comen mal y peor: a un alto costo. Al mismo tiempo hay sectores empobrecidos que no acceden a la alimentación. El buen vivir y la buena alimentación son conceptos que se venían desarrollando en el mundo con el surgimiento de nuevos hábitos. ¿Este proceso se va a acelerar exponencialmente? Argentina tiene la oportunidad de producir alimentos sanos y en cantidad. La discusión va a estar en cómo se produce y quién es el sujeto de la producción. En resumen, dónde se pone la prioridad, si en el productor o en las corporaciones.

Imagen 3

El mundo avanzó hacia un tremendo proceso de urbanización. La pandemia utilizó a estas urbes como campo para su extensión y contagio. La reforma urbana y la planificación son elementos esenciales del futuro de los pueblos. No sabemos cuánto tardará en que llegue otra pandemia.

Lo que viene.

Ante la pandemia y lo que ésta dejará, los movimientos sociales hacen seis propuestas para la salida económica y productiva con justicia social.

  • Un millón de viviendas sociales en un año. Este es el gran desafío épico de justicia redistributiva, de unidad nacional, que pretendemos que se encare. La vivienda fue construida por el ser humano para protegerse del ambiente, de los animales y de las pestes. No puede haber salud para todos si no tenemos viviendas dignas, planificadas con una mirada urbanista popular en un marco de saneamiento y vinculado a la producción. Esto generaría 4 millones de puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos.
  • Un millón de chacras mixtas combinadas con la industrialización del campo, planificada y federalizada. Nos daría una soberanía alimentaria regional y una capacidad de exportación de alimentos sanos, saludables y artesanales, que es lo que el mundo está demandando y cuya demanda se va a profundizar.
  • Mil fábricas, mil ciudades. Muchos países en las postguerras y en procesos de industrialización planificada combinaron el esfuerzo privado con el público descentralizando la producción y construyendo ciudades pequeñas mucho más vivibles para el ser humano. El trabajo es la garantía del arraigo y la calidad de vida.
  • Registro y formalización productiva de la economía popular. El asombro de muchos que descubrieron recién ahora que la mitad de los trabajadores argentinos tienen menos derechos, demuestra lo invisible que es este sector para el Estado. Hay que modernizar y adaptar los mecanismos, las instituciones, las organizaciones para que todos los trabajadores puedan acceder a las mismas oportunidades y derechos. Ahí aparece como puntapié el salario mínimo complementario universal garantizado para todas y todos los trabajadores, como impulsa el Papa Francisco.
  • Durante la crisis, el Estado ha hecho distintas políticas de ayuda que, en realidad, fueron al bulto. No hubo tiempo de planificación ni de un planteo estratégico de desarrollo que conduzcan a la democratización de la economía. Esto es que haya muchas más empresas y que fortalezcan la nacionalización estratégica de la economía. Es necesario generar un fondo alrededor de un verdadero banco federal de desarrollo que impulse el crecimiento en los sectores estratégicos.
  • Proponemos un fondo para impulsar y promover la economía popular a través de créditos y de subsidios.

Deja un comentario