¡La solución era el IVA Provincial! ¿Qué tan simple es resolver el federalismo fiscal?

14/05/2025

Por Sergio Candelo, Co-Founder de Snoop Consulting*

Cuando el Ministro de Economía anunció la idea de sumar un “IVA provincial” para eliminar el famoso Ingresos Brutos, debo admitirlo: me emocioné. ¡Por fin una propuesta que simplifica esta maraña de impuestos distintos! ¿Se imaginan una Argentina con menos costos tributarios, una cadena productiva sin la tan temida “cascada” de IIBB y más inversión? ¡Maravilloso!

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Pero antes de meternos en por qué esta versión del IVA provincial, recordemos contra qué monstruo estamos luchando: el impuesto a los Ingresos Brutos (IIBB), el verdadero villano de esta película fiscal.

¿Por qué tanto odio hacia el IIBB? Porque es, lisa y llanamente, un impuesto feudal en pleno 2025. Su diseño es perverso: grava cada venta, en cada etapa de producción y comercialización, sin permitir descuentos por lo ya pagado. Es el famoso “efecto cascada”: un impuesto sobre otro impuesto, sobre otro impuesto… que va inflando los costos como un globo aerostático, hasta llegar al consumidor final con precios absurdamente recargados.

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Una pyme que le vende a otra, que ensambla, que distribuye, que vende al minorista… todos pagan IIBB sobre el total de su facturación, aunque gran parte de ese total sean costos que ya pagaron el impuesto. Es la antítesis de la eficiencia, un cáncer para la competitividad y un freno de mano constante al crecimiento. ¡Y lo seguimos teniendo! Por eso, la idea de reemplazarlo con un IVA provincial, que sí permite tomar créditos fiscales y grava sólo el valor agregado, es, en principio, una bocanada de aire fresco.

Sin embargo, luego de analizarlo con lupa, el encanto inicial se desvaneció más rápido que “sueldo de empleado público a fin de mes”. Aquí te cuento por qué la propuesta que anda circulando tiene más de espejismo que de oasis:

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Por qué Suena tan Bien en la Teoría (la versión actual en debate)

Más claridad tributaria: Dividir el IVA en dos tramos —uno nacional (9% o 10%) y otro provincial (11% o 12%)— reflejaría el peso del Estado Nacional y el Estado Provincial por separado.

Cada provincia recaudaría “lo suyo”: Se llevaría el porcentaje de IVA que se generaría en su territorio con esta nueva porción.

Competencia fiscal: Podría haber provincias que bajen su alícuota para atraer inversiones y consumo, incentivando la eficiencia.

¡Hasta allí todo perfecto! Pero…

Por qué Es Inaplicable (al Menos Así como está planteado ahora)

La durísima realidad federal: El régimen de coparticipación actual es del año 1988 y además su rediseño está pendiente desde 1994 cuando se promulgó la última Constitución Nacional. Este sistema reparte los fondos del IVA nacional de forma redistributiva: alrededor del 54% va a las provincias, pero no según lo que producen o consumen, sino usando coeficientes fijos establecidos hace ya muuuchos años, desde mediados del gobierno de Alfonsín (¡y 31 años pendientes de una Ley que se estableció desde la reforma constitucional del 94, primera presidencia de Menem!). Si cada provincia se quedara solamente con “lo que recauda” de esta nueva porción de IVA provincial (reemplazando su tajada actual de coparticipación), 18 de las 24 perderían dinero. ¿Y qué harían para compensar? Cobrar alícuotas altísimas; se habla de un IVA total (sumando Nación + Provincia) del 81% en Catamarca y 56% en Formosa. Obviamente, es un absurdo económico y político. Además, 18 provincias (las perjudicadas) son dos tercios del Senado… ¡LISTO! Ahí queda enterrada la ley.

¿Liga Española de Fútbol en versión federal? Imaginemos que las provincias “ricas” (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe) reciban mucho más con este esquema, y las otras… pues menos. Y además, las que más recaudan tendrían ingresos extras a los actuales, que en algunos casos estarían muy por encima. Por ejemplo, CABA recibe el 2% y genera el 20% del IVA Nacional. Sería como la Liga española con apenas dos o tres equipos que pueden luchar seriamente por el campeonato, mientras el resto mira desde abajo sin chances reales de crecer. Argentina es inmensa, con realidades productivas muy distintas. No se trata de que algunas provincias se queden sin nada, porque perderían su capacidad de sostener infraestructura y servicios básicos.

El obstáculo de la recaudación y la administración: No es que a las provincias les entusiasme la idea de asumir la fiscalización y cobro del IVA. Hoy lo hace la Nación y después reparte. Administrar impuestos es costoso y complejo.

Entonces, si el plan de ‘rebanar’ el IVA nacional actual para dárselo a las provincias es un boleto al fracaso… ¿tiramos la toalla con la idea de un IVA provincial? ¡Momento! Quizás estamos mirando el tablero equivocado. El IVA provincial SÍ es una solución para reemplazar al feudal Ingresos Brutos, pero la implementación que se está debatiendo no es posible.

Abriendo otra puerta: ¿Un IVA Provincial sin tocar (por ahora) la Coparticipación?

Pensemos fuera de la caja (o dentro de la Constitución, que ya es bastante): ¿Y si, en lugar de tocar la coparticipación del IVA nacional, simplemente reemplazamos Ingresos Brutos por un IVA provincial que se SUME al 21% nacional actual? Sí, leíste bien. La Nación seguiría con su 21% y su esquema de reparto actual intacto (¡zafamos de modificar la coparticipación por ahora!). Y las provincias, para compensar la eliminación de IIBB, podrían establecer una alícuota de IVA provincial adicional, digamos, de entre un 5% y un 10%, dependiendo de su estructura productiva y necesidades fiscales.

Claro, la primera reacción es: ‘¡Pero estaríamos pagando un IVA total del 26% al 31%!’ Suena, como mínimo, ‘extraño’, y el fantasma de una mayor evasión se haría presente al instante. Nadie quiere ver esos números. PERO, y este es un ‘pero’ grande como una casa, esta propuesta, por más chocante que parezca, tendría dos virtudes gigantes:

– Eliminaría de un plumazo el efecto cascada del maldito Ingresos Brutos. El nuevo IVA provincial, al igual que el nacional, permitiría cómputo de crédito fiscal. ¡Adiós a la superposición y a la inflación de costos artificial! Sería un alivio directo a la cadena productiva.

– Podría ser la chispa que ENCIENDA, de una vez por todas, la discusión seria sobre un nuevo régimen de coparticipación. Al sincerar la presión fiscal de esta manera tan brutal, y al mismo tiempo limpiar la economía de un impuesto tan nocivo como IIBB, quizás se genere el impulso político necesario para sentarse a rediseñar el reparto federal de recursos de forma más equitativa y moderna, como manda la Constitución desde 1994. Sería como una terapia de shock fiscal para despertar a la política.

No es la panacea, y la alícuota final es un tema para debate profundo que requeriría mucha muñeca política y gradualismo, pero al menos no choca de frente con el muro de la coparticipación actual y ataca directamente al feudal IIBB. Partiendo de esa discusión, tal vez empecemos a trabajar en un régimen nuevo de coparticipación.

La Falsa “Bomba de Humo” (pero con un Lado Positivo, si la aprovechamos)

Entonces, ¿para qué sacan a relucir esta idea (la de dividir el IVA actual) si saben que es casi inviable?

Es probable que sea una “bravuconada” política para agitar el avispero y forzar un debate sobre la coparticipación. ¡Y ojo, no está mal que nos pongamos a debatir esto en serio!

Recordemos que desde 1810 arrastramos el conflicto entre unitarismo y federalismo por la administración de los impuestos al comercio exterior y el Puerto de Buenos Aires. Tal vez, que alguien agite un “IVA Provincial” (aunque sea en su versión menos práctica) haga que, finalmente, repensemos cómo repartir la torta sin que la mitad del país quede a la deriva.

¿Y Ahora Qué?

Consenso federal real: Tenemos 24 provincias y más de 2200 municipios; cambiar la matriz impositiva requiere un acuerdo gigante.

Reducción de la carga tributaria: El verdadero alivio impositivo (menos impuestos nacionales, provinciales y municipales) se logra gastando menos o creciendo más y bajando alícuotas (o ambas).

Coparticipación actualizada: Aunque sea difícil, hay que desempolvar la ley que exige la Constitución del 94. No se puede seguir dilatando. Sea por la vía del “shock” o por la del consenso gradual, ¡pero hay que hacerlo!

Planificar un país equilibrado: No podemos tener un “Real Madrid” y un “Barcelona” concentrando todo. Necesitamos que cada provincia tenga oportunidades de desarrollo y no quede rezagada.

En suma, el IVA provincial (en su versión actual de debate) no se va a implementar pronto. Es una jugada política, un “globo de ensayo” para poner sobre la mesa este tema postergado desde hace décadas: cómo armar un país realmente federal, con una carga impositiva más lógica y equitativa. Si esta movida sirve al menos para iniciar una discusión seria sobre coparticipación, distribución de recursos y, fundamentalmente, sobre cómo eliminar de una vez por todas a Ingresos Brutos (quizás con una alternativa como la que planteamos), será bienvenida. Pero, por ahora, no esperemos que Ingresos Brutos pase a “mejor vida” con este anuncio.

Así que, queridos lectores, no dejemos de hablar de esto. Ya es hora de un debate profundo y estratégico para una Argentina grande otra vez, con oportunidades en todas las provincias. Y hablando de políticas reales y gestos concretos que podríamos ver ya mismo: si el Gobierno Nacional se siente tan seguro en el plano fiscal, como a veces declaran sus voceros con tanto optimismo, ¿por qué no empezar por meterle mano al nefasto “impuesto al cheque”? Es cierto que quizás no tiene la maldad acumulativa y feudal del IIBB, pero es otro de esos tributos distorsivos que encarece toda la operatoria económica, castiga la formalidad y nos muestra su faceta más confiscatoria a cada movimiento bancario. Reducirlo gradualmente, o eliminarlo para ciertos sectores productivos, sería una señal potente y un alivio palpable mientras se discuten las grandes (y a veces etéreas) reformas estructurales.

Un pasito concreto, ¿no les parece? Mostraría una voluntad genuina de aliviar la carga mientras se debate el fondo de la cuestión. Al fin y al cabo, la viabilidad productiva del país y la confianza ciudadana exigen pasar de los diagnósticos eternos a las soluciones concretas y sostenibles.

*Sergio Candelo, ex Economista, Co-fundador de Snoop Consulting y Ejecutivo del Sector Tecnológico. Fue Presidente de la Cámara de Software (CESSI) y del Project Management Institute (PMI) Chapter Buenos Aires, entre otras instituciones.