ENFOQUE PORTADA

La fábrica de pobres, la única fábrica que crece en Argentina

Por Mariana S. Martínez, contadora, productora agropecuaria e integrante de la Comisión de Impuestos y Legislación de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)

Todo el día trabajamos en familia haciendo sanidad en los animales, fraccionando alimento y, a la tarde, mientras “descansábamos” nos fuimos con el mate a mirar si estaba creciendo la avena y el raigrás que serán el alimento para el invierno.

Mientras vos, como nosotros, trabajaste todo el día, soñando con un mañana mejor para todos, a los genios que nos gobiernan se les ocurrió cerrar la exportación de carnes.

En 2006 ya lo hicieron y lograron que cerraran casi 160 frigoríficos, que 30 mil familias productoras desaparecieran, que el stock vacuno nacional bajara en 10 millones de cabezas… Ah, claro, el precio de la carne bajó mínimamente por unos pocos días, porque el problema está en que cada $100 que gastás en la carnicería, $ 30 son impuestos y hay productos que contienen hasta un 48% de carga impositiva, con una inflación que no se detiene y hace que nuestro peso tenga cada vez menos valor.

Anoche, mientras me sacaba la bosta y el cansancio con una ducha, pensaba en la cantidad de “mulos”, como yo, que van a quedar sin trabajo por esta medida, la cantidad de gente que va a dejar de poder comer carne o cualquier otra cosa, porque el imprimir moneda y destruir los capitales productivos es la fórmula perfecta para que la fábrica de pobres sea la única que crezca en Argentina.

Me pregunto para quiénes gobiernan. No puedo dejar de pensar en la gente que trabaja en los frigoríficos y en el transporte, además del productor, porque la ganadería es una cadena. Menos producción es menos trabajo. 2+2 es 4.

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