La dinámica de los costos internos, siguiendo una curva inflacionaria en ascenso, el nivel del primer semestre cerró con un 16% y arroja un proyectado a diciembre de 30%.
El bajo precio que reciben en tranquera de tambo no es el único problema que enfrentan los productores de leche en la Argentina, aunque seguramente es el más urgente. Se suman varios más: la presión fiscal, la falta de equidad al interior de la cadena láctea, los números en rojo y el riesgo permanente de tener que “bajar la persiana” ante la falta de rentabilidad, entre tantos.
Un relevamiento del Departamento Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) agrega una más: la dinámica de los costos internos de los tambos.
“La reconstitución sanitaria de los rodeos provoca una alta tasa de descartes, animales que manifiestan neumonías y enfermedades respiratorias debido al tiempo de exposición al suelo inundado, luego la pérdida de score corporal ya que en secuencia sufrieron una sequía histórica cuyos efectos vemos actualmente en la baja tasa de preñez que se obtiene como resultado y por ende la disminución en las eficiencias de los ratios productivos que paradójicamente son casi las únicas armas del productor para afrontar la crisis de precios actual”, señala el trabajo.
El productor, recuerda CRA, vende su leche sin tener idea del precio que efectivamente va a cobrar por la misma, “eso sí, tiene en cambio la certeza de que la va a cobrar, si el viento y los Santos Evangelios ayudan, con un cheque a 50 ó 60 días”. Las características propias de esta actividad hacen que las barreras de salida de una industria a otra sean muy altas, ya sea por los plazos de pago, como también por el hecho de ser una actividad de ciclo continuo.
La dinámica de los costos internos, siguiendo una curva inflacionaria en ascenso, el nivel del primer semestre cerró con un 16% y arroja un proyectado a diciembre de 30%. Es esperable que los valores de los insumos y factores de producción se incrementen a un ritmo similar, que condiciona hoy ya no sólo la capacidad de reinversión y con ello la sustentabilidad del sistema, sino el mantenimiento de un tipo de esquema de producción basado en la productividad como la principal arma para tratar de equilibrar el costo medio de producción al precio pagado por la industria.
En el corto plazo, añade el trabajo de CRA, se incrementan los costos de producción en forma conjunta. Un 80% de los costos de producción se ve afectado por el tipo de cambio real (los sistemas de producción más intensivos son consecuentemente los más afectados), y los costos de alimentación encabezan la suba, dado que el precio pizarra disponible de los cereales y oleaginosas tiene correlación directa con el tipo de cambio. Y no son los únicos: seis de los siete principales ítems del costo de producción son por adecuación de precios, y cada uno aporta su parte para esta “tormenta perfecta”.
El aumento de las tarifas desreguladas hizo que en ciertas escalas de producción “se pasara de tener una incidencia del costo de energía del 2% al 20% compitiendo en algunos casos de igual a igual con la incidencia de la mano de obra en dicho costo de producción (el tambero no puede elegir enfriar o no enfriar la leche).
Mientras, el incremento del gasoil –un insumo principal en el cuadro productivo ya sea por su alta injerencia en el costo de confección de praderas, verdeos y silajes, como en operatividad y reemplazo de la energía eléctrica frente a cortes– lleva acumulados de más del 20% en lo que va del año.
Bajo este cuadro de situación, “las principales industrias lácteas mostraron un incremento del orden del 5% en el precio de compra de la leche fluida, si comparamos este aumento con el incremento de costos, vemos la magnitud del problema a enfrentar”, remarca CRA.
Otro frente, concluye el trabajo del Departamento Económico de CRA, es el costo de oportunidad de la tierra, que en una explotación que alquila una parte de la misma, “se vuelve totalmente intolerable competir por ingresos con la agricultura, la cual irá absorbiendo los mejores lotes productivos empujando al tambo a aquellos lotes de menor aptitud productiva”.
