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La crisis hunde en el pesimismo a los arroceros

Retenciones, reducción de reintegros e imposibilidad de acceder a financiamiento ubican a la cadena arrocera en “una de las peores crisis”. Danilo Lima

La caída de la superficie sembrada y una menor producción serán, seguramente, las dos consecuencias casi inmediatas de la dura crisis que atraviesa el país y que pegan muy duro en la cadena arrocera, una economía regional clave en Entre Ríos.

La vuelta de las retenciones –con Mauricio Macri el arroz paga el doble por ese concepto que con Cristina Kirchner– y la reducción del 66% de los reintegros se llevan buena parte de la renta del sector que, aseguran productores e industriales, no es compensada por la devaluación.

La Cámara de Industriales Arroceros de Argentina y la Federación de Cooperativas Arroceras Argentina, en ese sentido, dieron a conocer un comunicado donde advierten que “luego de varios años difíciles el sector arrocero atraviesa una de las peores crisis”.

La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), por su parte, en el denominado Semáforo de las Economías Regionales –que publica en forma mensual– ubica al arroz como una de las producciones en crisis.

Con una capacidad instalada que posibilita elaborar 2.300.000 toneladas de arroz, las cámaras del sector estiman que este año la producción se posicionará apenas por encima del millón de toneladas, mientras la caída del área implantada será del 20%. Esto, advierten, tendrá impacto en la mano de obra empleada.

“Hay un desbalance en el capital de trabajo, considerando que el stock remanente no compensa los gastos dolarizados de la próxima campaña, y que con las altas tasas de interés actuales la financiación se hace inviable, por lo tanto es imprescindible la asistencia financiera. El tipo de cambio no compensa el impacto de la alta carga impositiva y el aumento en los costos”, remarcaron las cámaras arroceras.

Las retenciones.

Los empresarios, asimismo, cuestionaron la reinstauración de las retenciones. “Para el arroz, sin diferenciación según su grado de industrialización, las retenciones hoy son de $4 por dólar exportado siendo un producto con valor agregado. Esto tiene un impacto del 13% sobre el valor del producto terminado en planta”, explicaron.

Desde el sector se ha solicitado al Gobierno que el arroz elaborado, que en el precio final tiene un 60% de valor agregado, se diferencie de la producción primaria, ajustando el arancel a $3 por dólar exportado, como es el caso de otros productos elaborados que son exportados listos para consumo humano tales como la leche en polvo, el pescado refrigerado o ahumado, harina de trigo y restantes productos de molinería.

Por otro lado, siendo una economía regional distante de los puertos de embarque, “es importante que la base imponible para las retenciones sea el FCA depósito, de lo contrario estamos gravando sobre servicios de terceros, y con grandes diferencias internas por la distancia al puerto o aduana de salida”, precisaron. La sigla FCA (acrónimo del término en inglés Free Carrier, “franco transportista, lugar convenido”) se refieren a un incoterm, o cláusula de comercio internacional, que se utiliza para operaciones de compraventa internacional. En su formulación contractual, el término FCA es seguido obligatoriamente por el nombre del punto de entrega.

El mercado interno.

Para quienes operan en el mercado interno la situación tampoco es optimista con la demanda cayendo debido a la alta inflación. Hoy se encuentran con grandes inversiones hechas para crecer en volumen y con un mercado en baja y con pocas expectativas a futuro, agregaron los empresarios arroceros.

Financiamiento.

Mientras, en el Semáforo de las Economías Regionales, un trabajo mensual que realiza el Área de Economía de Coninagro, el arroz aparece una de las cuatro producciones con signos de crisis.

“El arroz no escapa al problema de financiamiento del resto de las actividades, profundizando estado actual, siendo una actividad con altos costos en dólares. Además de la nueva retención de 4 pesos por dólar exportado hay que sumarle la casi desaparición de los reintegros”, señala el trabajo.

Números.

La intensidad laboral de la cadena de arroz, vale recordarlo, es de 80 empleos cada 1.000 hectáreas contra seis empleos que demanda la cadena de la soja.

En Entre Ríos, hay municipios, como San Salvador y Los Charrúas, que dependen en un 90% del arroz en forma directa o indirecta. En gran escala también dependen de la industria arrocera ciudades como Villa Elisa, Villaguay y Chajarí, en nuestra provincia; Mercedes, Curuzú Cuatiá y Goya en Corrientes; y San Javier en Santa Fe

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