La crisis argentina sumerge al sur de Brasil en su “peor temporada”

06/02/2019

Las playas de Río Grande do Sul y Santa Catarina sufren la falta de argentinos. ¿Cuánto cuesta vacacionar? Nahuel Amore

La devaluación y la inflación carcomieron el salario de los argentinos en 2018. La crisis, además, quitó las expectativas de consumo y profundizó el ajuste de la billetera familiar. La incertidumbre de los próximos meses es también un factor determinante. En este contexto llegó el verano y las vacaciones se apagaron como las cenizas bajo las lluvias incesantes de enero. Quienes no se decidieron con tiempo por pagar algún viaje, optaron por opciones al interior del país o se guardaron bajo la sombra, a la espera de tiempos mejores.

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Es en este escenario que los destinos más tradicionales del sur de Brasil sufren las consecuencias de la falta de argentinos. No es para menos, ya que nuestro país aporta entre el 60 y 80% del turismo en los Estados de Río Grande do Sul y Santa Catarina. Las playas de Torres, Florianópolis, Itapema, Mariscal, Bombinhas y Camboriú, sólo por nombrar las más conocidas, sienten la caída en la actividad, que en las primeras semanas trepó al 70% según estimaciones del vecino país. Con estos datos y pasado el calor del primer mes de 2019, la catalogan como “la peor temporada” de los últimos 15 años.

Muito fraca

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Comerciantes, mozos, empleados de supermercados, trabajadores que alquilan “cadeiras” y “guardasol” y hasta dueños de pousadas que dialogaron con DOS FLORINES coincidieron en considerar a la temporada como “muito fraca”, cuya traducción al español es “muy débil”. Tienen que remontarse a muchos años atrás para recordar esa imagen.

De hecho, la ausencia de argentinos, que hasta 2017/2018 copaban el sur brasileño, se nota en las arenas, los restaurantes y hasta los lugares de paseo y excursiones típicos. Incluso, un síntoma es la mayor presencia de patentes brasileñas y paraguayas en las calles y rutas. Y una clásica: el trámite en las aduanas, que antes atestaban, ahora se podía realizar en pocos minutos.

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En este contexto, los comercios que viven de los argentinos cada verano, esta vez tuvieron que readaptarse a la situación. En muchos casos se pueden ver rebajas de hasta 50% en indumentarias y otros productos que suelen llevarse los turistas. En comedores, por ejemplo, bajaron algunos reales el “buffet libre” y hasta avisan con carteles que no cobran la tasa de servicio del 10%.

Costo

Brasil siempre fue un atractivo, por la cercanía, sus playas, su gente y hasta sus precios. Pero en realidad lo que complicó todo fue la devaluación. Mientras Argentina tuvo en 2018 una inflación del 47,6%, el vecino país apenas tuvo 3,75% anual. Básicamente, sus precios no variaron en relación a la temporada pasada. Sin embargo, a esta altura del año pasado, el real se cambiaba a un promedio de 6 pesos, mientras que ahora llega a 11 pesos y hasta trepó a $11,50 durante los primeros días de enero.

Sin dudas, toda multiplicación que se haga en estos términos no cierra para muchas familias que desistieron de Brasil estas vacaciones. Si bien es cierto que en varios aspectos sigue conviniendo en relación a algunas plazas argentinas que se abusan con los precios o que no brindan la misma calidad de servicios, esto no fue suficiente para convencer porque al dinero hay que tenerlo o porque la financiación ya no es barata.

Una familia entrerriana de cuatro personas, de querer viajar a Santa Catarina en auto y alquilar un departamento por una semana, necesita al menos 50 mil pesos. A eso hay que sumarle gastos de comida y recreación que elevan el costo básico a 60 mil pesos, es decir, unos 15 mil pesos per cápita. Si se decidieran en agencias de viajes, algunas en Paraná ofrecen el paquete por persona desde 15.900 pesos en febrero -viaje más hotel con desayuno-, servicio que en enero llegaba a 18.000 pesos. Incluir la cena sumaría otros 2.000 pesos por cada pasajero, aunque nunca incluyen bebidas.

Gastos

Desde 300 reales –unos 3.300 pesos- se puede alquilar por día en Bombinhas, Florianópolis o Torres un apartamento con todas las comodidades y a metros de la playa. ¿Acaso no es un monto similar lo que piden por día en un bungalow con pileta en Villa Urquiza o Colón? Por otro lado, la nafta vale prácticamente igual: mientras acá llega a 45 pesos en promedio una premium, allá se consigue desde 3,99 hasta 4,39 reales.

Eso sí, lo que no es barato para los argentinos es comer en Brasil, más aún si la intención es dejar de lado la cocina y sentarse cómodo en algún restaurante o comer de paso en playa. Una pizza de 12 porciones puede costar hasta 80 reales, lo que equivale casi a 900 pesos. El buffet libre ronda los 25 reales -275 pesos- por persona, a lo cual hay que sumarle la bebida, que es justamente donde marcan la diferencia, y la tasa del 10% sobre la tarifa total para la mayoría de los locales.

Ante esta situación, una postal cada vez más representativa es la mayor presencia de argentinos en los supermercados. Cordobeses, entrerrianos y porteños se encuentran en las góndolas, en busca de fiambre, pan, frutas y las infaltables cervezas que, quizá, sí son las más baratas del mercado. Comprando los packs de 12 latas, una Antártica vale 1,69 reales –menos de 20 pesos- y una Skol cuesta 2,20 reales –casi 25 pesos-.

Está claro que se puede hacer economía en supermercados, yendo en grupos de parejas o en familias con más de un ingreso que permita costear el viaje de otra manera. De todos modos, luego de una devaluación que en dólares llegó al 100% en 2018, salarios retraídos y costos de financiamiento estrepitosos, toda ecuación se derrumba y cuando se trata de expectativas, no hay praia, sol e mar que valga.

playa poca gente 2

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