La concentración, el fantasma que asoma en el horizonte de la lechería
06/03/2018
Los pequeños y medianos productores e industriales enfrentan cada vez mayores problemas de competitividad. En Entre Ríos, en dos años, cerraron 168 tambos, mientras las usinas chicas deben enfrentar la creciente presencia de las grandes empresas. Danilo Lima
La lechería vive una crisis estructural profunda –casi eterna– que pone en jaque a la actividad y enfrenta a muchos productores, en especial pequeños y medianos, a la encrucijada de seguir adelante –como sea– o salir del negocio.
Hace unos días, en este sentido, se conoció un dato alarmante: en los dos últimos años cerraron 168 tambos en Entre Ríos, en su mayoría empresas familiares a las que se les hace imposible continuar produciendo en un contexto de costos en alza, fuerte presión fiscal y precios, en el mejor de los casos, amesetados. “Estamos en la tormenta perfecta: tenemos los insumos dolarizados y el precio pesificado y estancado”, dijo el nogoyaense Jorge Chemes, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), al describir la situación del sector.
A las industrias, en tanto, no les va mejor, y como sucede con los productores, las pequeñas y medianas usinas son las más afectadas, mientras las grandes ganan espacios en el mercado a costa de aquéllas.
El panorama, en consecuencia, es preocupante y en el horizonte aparece el fantasma de la concentración, tanto en la producción como en la industria.
Diálogo.
Ante este escenario sombrío, la Mesa de Competitividad Lechera provincial, presidida por el secretario de Producción, Álvaro Gabás, tuvo su primera reunión formal y en ese marco se analizó un amplio temario sobre la situación de la cadena.
“Para el Gobierno provincial es estratégico mantener un sector lechero con la rentabilidad necesaria para que la familia rural pueda vivir con la dignidad que se merece, los tamberos son parte indisoluble de la identidad productiva de Entre Ríos”, afirmó el funcionario.
“Este encuentro es para reafirmar nuestra intención de seguir trabajando en forma articulada entre el Estado provincial y el sector privado para que tengamos una agenda común en las cuestiones coyunturales y una visión asociada en el diseño de un proyecto estratégico”, agregó.
Gabás anticipó que este año estará en marcha el Laboratorio de Calidad de Leche de Bajada Grande y rescató los programas vigentes para agricultores familiares y de desarrollo rural: Prodaf y Proderi.
El encuentro, al que asistieron representantes de los productores, las industrias y organismos técnicos del Estado, fue valorado por todos porque las soluciones, siempre y cuando haya voluntad política, saldrán de una mesa de diálogo y no desde otro lugar.
El problema es que las soluciones, en el caso de instrumentarse un plan de acción concreto, no se darán de un día para otro, mientras las necesidades de los pequeños y medianos productores e industriales son urgentes.
A nivel nacional, igualmente, el diálogo es la vía elegida y hasta cuenta con la participación del presidente Mauricio Macri, quien anota punto por punto las inquietudes que le presentan desde los distintos eslabones de la cadena.
Las soluciones, sin embargo, no aparecen y los problemas persisten para angustia de los pequeños y medianos actores de la cadena, cuyos números siguen sin cerrar. Endeudamiento y descapitalización, en muchos casos, son los obligados caminos que transitan para seguir en la actividad. Se trata, obviamente, de dos vías que más temprano que tarde se cierran. No son sustentables.
Concentración.
Ante este escenario, la concentración, tanto en la producción como en la industria, es un fantasma que asusta, sobre todo porque muchos creen que al Gobierno nacional sólo le importa que la producción aumente y las exportaciones crezcan –dos objetivos loables–, pero advierten, sin embargo, que no le interesa cuántos productores y cuántas industrias generan ese crecimiento.
El cierre de los tambos genera un problema social muy fuerte, pero como las vacas de esos tambos finalmente se venden a establecimientos más grandes también se profundiza la concentración.
Los productores, por ejemplo, le reclamaron a Gabás durante el encuentro de la Mesa de Competitividad Lechera que se trabaje en el desarrollo de herramientas financieras no tradicionales, dado que casi nadie en el campo –excepto los productores grandes– puede acceder a las líneas de crédito de los bancos. También se planteó la necesidad de que se active un fondo de 9 millones de pesos de la emergencia ganadera de 2016 que nunca se ejecutó.
Los pequeños y medianos industriales lácteos, por su parte, pusieron sobre la mesa las dificultades que enfrentan para acceder a financiamiento, al tiempo que alertaron sobre la creciente presencia de las grandes industrias que compiten con las pequeñas y medianas usinas, especialmente en el segmento de los quesos, y deja a éstas prácticamente afuera de la cancha. Se trata de grandes industrias que, a diferencias de las pequeñas y medianas, no tienen inserción en los pueblos y ciudades del interior.
Desde el INTA, igualmente, se valoró el ámbito de diálogo. Se propuso trabajar para buscar alguna forma de ayuda económica para atender las cuestiones urgentes, en primer término, y de asistencia financiera de cara al mediano y largo plazo, al tiempo que se instó a reflotar la promoción del asociativismo y el trabajo grupal.