ENFOQUE PORTADA

La ciudad necesita inversión privada; la inversión necesita del debate público

Por Maximiliano Rodríguez Paulin – Concejal Bloque Juntos por el Cambio – Paraná ///

El Ejecutivo Municipal presentó un proyecto de ordenanza en la última sesión del Concejo Deliberante de Paraná por el cual se propone establecer zonas y/o corredores urbanos que, en teoría, canalizarán la inversión privada en el sector inmobiliario a partir del estímulo que genera la ampliación de la ley nacional N° 27.679 que restituye el régimen establecido por el Título Il de la Ley 27.613 “Programa de Normalización para Reactivar la Construcción Federal Argentina”. A esta ley la conocemos usualmente como “Ley de Blanqueo”, que se instituyó durante el gobierno de Mauricio Macri. Ésta tuvo problemas, en tiempos de pandemia, durante su implementación y la gestión de Alberto Fernández, a instancias del sector privado, extendió los plazos con algunas modificaciones en sus beneficios para los ahorristas que quieran exteriorizar fondos que están fuera del país o en “el colchón” y disponerlos abiertamente en la economía formal.

Como miembros del PRO en Juntos por el Cambio, no podemos menos que estar a favor de la libertad económica que promueva la inversión y libere las fuerzas productivas de los sectores dinámicos de la economía y potencie el espíritu emprendedor de los ciudadanos que se trasunta en inversiones directas que establecen los círculos virtuosos y generen valor a la economía. Estos puntales están en el ADN de nuestra filosofía política.

Ahora bien. Esta posición se complementa con la necesidad de ser parte y contar con un Estado municipal activo, inteligente y dinamizador, que estimule y no ponga barreras, que empuje y no detenga, que planifique con sentido común y apertura, y no con intereses aviesos que terminan siendo corporativos o favoreciendo a sectores o personas determinadas a priori. Esta es una definición atemporal de nuestra fuerza y velamos por su aplicación en cada uno de los aspectos de la cosa pública.

En este sentido, puede leerse en el proyecto enviado al cuerpo legislativo municipal de parte del intendente Adán Bahl la siguiente expresión de fe: “Es intención de la actual gestión de gobierno propiciar las medidas necesarias que tiendan a promover la recuperación de la actividad de la construcción, poniendo de resalto el importante aporte que la misma representa en el Producto Bruto Interno y la generación de puestos de trabajo que genera. Construir un sendero de desarrollo económico en la Ciudad Capital, requiere de un gobierno activo y dispuesto a acompañar a los diferentes sectores que participan de ella, instrumentando todas las medidas que estén a su alcance.”

Acompañamos con la firma al pie esta definición de principios de un gobierno que ha tenido aciertos de gestión que nuestra fuerza política reconoce; como así también desaciertos, dilaciones, negaciones y ponderaciones erróneas de las prioridades que demandan los ciudadanos. Sin embargo, entendemos que toda inversión genuina en la ciudad es un valor al que todos los dirigentes, cualesquiera sean los lugares donde la realidad nos encuentre, debemos apoyar con el énfasis necesario y con las medidas que estén a nuestro alcance. No obstante, debemos velar porque éstas sean genuinas, sustentables y transparentes, ya que de ello depende la ciudad que queremos, los empleos que necesitamos y el futuro que soñamos.

Dudas.

En primer lugar, desde el Bloque de Juntos por el Cambio en el HCD, nos interesa subrayar que la actual administración no se ha ocupado de la planificación urbana que la ciudad de Paraná necesita, con sentido moderno y estratégico.

Esta gestión, entrando en su último año de gobierno, tampoco ha tenido la voluntad de modificar en nada el statu quo que ha generado tanta inequidad urbana para los sectores más vulnerables de nuestros barrios. No hay una política de tierras en esta administración y tampoco hay apoyo del Estado Municipal para quienes quieren llegar a construir su vivienda por ayuda mutua o esfuerzo propio.

En declaraciones públicas, estos últimos meses, el Intendente Adán Bahl ha llamado a invertir en el área del Ex Hipódromo de Paraná, pero tiene proyectos que llevan años de presentados en ese sector durmiendo en los cajones de la burocracia administrativa, con inversores esperando alguna respuesta que nunca llega.

Otros, esperan que se activen mecanismos integrados entre el sector público y privado para tomar decisiones clave en un país que tiene su PIB estancado, la actividad económica está retraída, la inversión pública y privada cayendo, la inflación que desgaja los ingresos y las perspectivas son oscuras, entre otras variables más que palmarias.

Tampoco hay una mesa de diálogo con el sector privado, que es el que más valor genera y que más mano de obra local ocupa, que es el sector de la construcción y el desarrollo inmobiliario.

Corredores.

Nos llama la atención -del proyecto en cuestión- que, para canalizar dichas inversiones, se establecen tres “corredores” predefinidos y determinados con precisión, que se superponen a la ordenanza No 8563 “Código Urbano de la ciudad de Paraná”, que determina las características de edificación en cada distrito de la ciudad (volumen máximo edificable, retiros, centro de manzana, etc.). En este punto consideramos que no es conveniente, deseable y debatido crear una nueva sectorización para nuevas construcciones, y que estas se superpongan con los distritos ya establecidos en el Código.

Esto, porque de establecerse nuevas áreas propiciaría el aumento de densidad y el “completamiento” (como dice el Código Urbano de la ciudad de Paraná) dentro de los bulevares, en avenidas como por ejemplo Carbó, Gualeguaychú, Echagüe o Salta.

Entendemos que, al tratarse de impactos sensibles en segmentos importantes de la sociedad, se requiere, sine qua non, un debate previo de las organizaciones y colegios profesionales que intervienen en la planificación de la ciudad.

Es decir, la modificación del Código Urbano requiere un estudio amplio y minucioso de la realidad urbana que nos rodea; no puede ser un mero “Artículo 2°: Apruébese la regulación urbanística detallada en el Anexo I” como pretende hacer este proyecto de ordenanza.

Advertimos que se trata de una propuesta sin los estudios previos necesarios y un apuro inentendible, definiendo “corredores” en las avenidas, que no tiene correlato ni con el Código Urbano vigente ni con la realidad que condiciona a las inversiones inmobiliarias en nuestra ciudad. Pero más nos alerta la dinámica de “urgencia” con que concejales y funcionarios oficialistas accionan sobre el proyecto.

“Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”, decían nuestras abuelas, y nuestra obligación institucional y política auscultar con precisión y minuciosidad cualquier iniciativa que involucre a la ciudad y los ciudadanos, para nos agarrarnos la cabeza a futuro por no haber actuado responsablemente.

La propuesta que presenta el Departamento Ejecutivo habla de eximir del pago del derecho de construcción a los desarrollos inmobiliarios que se ubiquen en esos corredores.

Esto nos lleva a un par de preguntas insoslayables: ¿Cuánto representa en una inversión inmobiliaria el derecho de construcción? Algo así como el 0,01 %. ¿Alguien puede pensar que ese beneficio puede definir la ubicación de una inversión?

La localización de una inversión de tanta importancia se define por un número determinado de variables y factores, muchos de ellos exógenos, que tienen que ver con los servicios de la zona, el mercado potencial, el valor de la tierra, el crecimiento futuro, la calidad urbana, el contexto macroeconómico, entre muchos otros. Además, la exención propuesta es a las personas, no a los emprendimientos, con lo cual lo torna directamente inviable al beneficio.

Tasas y barreras.

El “Derecho de construcción” como tasa obligatoria no debería existir dentro del esquema tributario de la ciudad. Representa un resabio de un Estado que no cumple con su función, un Estado que es un mero recaudador y no brinda servicios. Un Estado que entiende la estrategia fiscal como una canal de ingresos y no como una estrategia de desarrollo integral de la comunidad.

En este marco, impone mirar hacia atrás y entender que la gestión municipal debe ser integradora y facilitadora, y no poner los huevos en una sola canasta porque eso genera una sociedad desequilibrada y asimétrica

Por eso no podemos menos que hacernos algunas preguntas esenciales, con la mejor buena fe que nos exige el momento como fuerza opositora acerca de las intenciones del Ejecutivo Municipal en el actual proyecto.

Ahora bien; el Ejecutivo debería también responder algunas preguntas de Perogrullo que los profesionales, empresarios y ciudadanos se realizan a diario: ¿cuánto demora hoy la Municipalidad de Paraná en aprobar un loteo? ¿Alguien tiene idea de esa mora administrativa que se ha ido naturalizando en nuestra ciudad?; ¿cuánto demora hoy la Municipalidad de Paraná en aprobar una factibilidad de un nuevo edificio?; ¿se tiene idea de lo perjudicial que es un mal servicio del Estado cuando se toma la decisión de la localización de una inversión inmobiliaria ?

El Estado Municipal hoy, en nuestra ciudad, es una carga, no un socio que acompañe y ayude a la voluntad inversora y la generación de nuevos proyectos desde el sector privado.

Si vamos a hablar en serio de favorecer inversiones, de un crecimiento urbano de calidad, de pensar la Ciudad Capital de la Provincia como lo que realmente debe ser, debemos trabajar de otra manera, convocando a los que más saben, generando sinergia, promoviendo mesas de trabajo con cada sector, acompañando y ayudando al inversor a que apueste en Paraná y no haciendo propuestas como la que nos ocupa hoy, inconducentes, inaplicables y sin ningún fundamento en la realidad.

Si las que proponemos son las condiciones que impone su voluntad, señor intendente, nos encontrará contestes a acompañarlo en cada una de las iniciativas y propuestas que vuelque públicamente en los estamentos institucionales por donde deben discurrir y que estén pensadas en beneficio de todos, especialmente de un futuro que nazca de la esperanza y la realidad.

Queremos no sólo compartir un modelo de crecimiento, proyección y sustentabilidad de nuestra querida ciudad. Necesitamos compartir el espíritu de transparencia, integración de las organizaciones de la sociedad civil que hacen a la vida diaria de nuestra ciudad, y, especialmente, que los métodos sean abiertos, transparentes y de cara a los paranaenses.