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“La carne vacuna sigue siendo barata”, asegura Nicasio Tito

El precio del vacuno tiene margen para subir un poco más, según el secretario de Farer. Cuestionó la inflación y anticipó que en marzo “la olla a presión va a reventar”. Nahuel Amore

Los precios de la carne volvieron a estar en el centro de la escena. Los incrementos de la hacienda en pie durante noviembre generaron otro runrún de manos del Gobierno que se le agotan las alternativas para intervenir en el mercado. Las recetas aplicadas en la coyuntura siguen siendo duramente cuestionadas por diferentes sectores y permanece la incertidumbre de cara a 2022, cuando pasen las fiestas.

En la provincia, la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) publicó el informe mensual que dio cuenta de que el vacuno trepó 16,6% en promedio, con categorías que aumentaron incluso entre 20 y 29%. En ese sentido, desde la entidad cuestionaron las políticas de Nación y advirtieron por los factores que inciden: inflación, atraso de precios, estacionalidad y menor oferta, fundamentalmente.

En este contexto, Nicasio Tito, flamante secretario elegido en Farer este sábado, consideró que todavía le queda margen a la carne de vaca para sufrir otra suba, aunque sea mínima. A su entender, el problema es mucho más complejo. Incluso, en entrevista con DOS FLORINES, planteó que “la carne vacuna sigue siendo barata por su valor nutritivo y su capacidad para realizar distintos tipos de comidas”. “Está barata respecto del porcino, del ovino y del ave”, comparó.

Para argumentar sus afirmaciones, el productor sostuvo: “El tiempo de producción que lleva un animal, hasta que el corte de asado se coma, son cuatro años. Un pollo son 90 días, un cerdo son entre nueve y quince meses, un cordero o borrego entre seis y quince meses. Los tiempos del vacuno y los costos son muy superiores”.

Desde esta perspectiva, también analizó que el sector está “muy lejos de los valores que podríamos tener si haríamos una política ganadera acorde, porque permitiría tener algunos precios razonables para el consumidor, valores razonables para el productor, los kilos necesarios de hacienda para exportar y que ingresen dólares genuinos al Estado”. “Cuando hacés parches y todas estas maniobras terminás provocando un desbarajuste en los tres estadíos: el productor, el consumidor y la exportación”, sintetizó.

Factores

Tito alertó que “la inflación es la columna vertebral” de la problemática. Así como el precio de la carne esconde la falta de poder adquisitivo de grandes sectores de la población que se empobrecieron, consideró que también impacta en el eslabón primario de la cadena. “La inflación acarrea justamente un incremento de costos”, planteó.

A su entender, se trata de “una devaluación que va provocando el Gobierno nacional solapadamente sin decirlo”. “A través del proceso inflacionario, va devaluando, le va permitiendo licuar deuda y provoca que no sólo el precio de la carne esté cara para la gente, sino también la yerba, el azúcar, los fideos, lo que sea”, se explayó.

Por otro lado, reconoció que en los aumentos influye la estacionalidad. “Siempre ocurre en los meses de noviembre y diciembre que hay incrementos de la hacienda en todas las categorías. Ocurre históricamente, por un cierre de balances, por liquidación de algunos animales y más que nada por tema IVA y Ganancias, tanto para el feedlotero o frigorífico que necesita comprar o el que necesita vender”, explicó.

Asimismo, señaló que “hay una cuestión inexorable que no podemos soslayar que es que el precio de la hacienda estaba frenado desde marzo de este año”. “Recién tuvo el repunte ahora, pese a la apertura limitada de exportaciones para ciertos cortes. Ese cuello de botella llevó a que, así como sube en cualquier carnicería, la hacienda en pie también empieza a blanquear esta situación y tener un valor mayor”, consideró.

¿Habrá otra suba?

DOS FLORINES le consultó al secretario de Farer cuánto margen tiene el eslabón primario de la cadena para recuperar el valor perdido. A lo cual, estimó: “En lo que queda del año puede tener un pequeño incremento más, pero no mucho más. Luego queda estacionado hasta marzo”.

Sobre este punto, explicó: “Por una cuestión estadística, enero y febrero nunca superan a noviembre y diciembre. Sí a partir de marzo se da por una cuestión de consumo, donde se cree que las familias van para stockearse. Es decir, los valores pueden tener un pequeño incremento en lo que queda del mes y no así en enero y febrero que quedan estables y tiende un poco a bajar”.

En esa línea, alertó que el proceso inflacionario hace que “todo pierda su esencia y análisis, cualquier variable económica se tergiversa”. Por ello, anticipó que en marzo será determinante la decisión que tome el Gobierno en cuanto al congelamiento de combustibles y la energía. “Si eso se destraba en marzo, nuevamente vamos a tener una olla a presión que va a reventar y va a llevar a que todas los productos suban, no sólo la carne”, afirmó.

Nicasio Tito fue elegido secretario de Farer y continúa como presidente José Colombatto.

Política ganadera

Más allá de la coyuntura, Tito le espetó a la administración de Alberto Fernández que directamente “no hay políticas ni a mediano plazo” para la ganadería. Por ello, no descarta que las medidas adoptadas a lo largo de este año impacten en una futura contracción de la producción, con la consecuente desaparición de cabezas de ganado.

“Quedará el mediano y el grande, mientras que el pequeño tenderá a salir por más de que los valores puedan acompañar, porque no tiene previsibilidad. Ni hablar de aquel que trabaja de ciclo completo y tiene feedlot. Es casi antieconómico. Hoy por hoy los feedloteros están perdiendo plata”, alertó.

Con la memoria fresca de lo que ocurrió durante los primeros años del kirchnerismo, Tito fue más directo todavía en sus análisis: “Creo que el escenario inexorablemente va a traer como consecuencias las pérdidas. Ya perdimos 12 millones de cabezas de ganado entre 2006 y 2012. Nuevamente vamos a perder”, lamentó.

Por otro lado, a la hora de analizar el precio de la hacienda en Argentina, dijo que no es necesario comparar contra Europa o Estados Unidos. “A pocos kilómetros de Entre Ríos, yendo a Uruguay, los valores del novillo están tres veces más. En Paraguay está 2,5 más. En Brasil está 2,4 más. Los valores del consumo permanecen porque hay políticas de largo plazo con incentivos a la producción y el consumidor tiene acceso a valores razonables en la carne”, comparó.

Por ello, a partir del caso de los vecinos charrúas, se preguntó finalmente: “Los uruguayos pueden comer su tira de asado, su falda, su puchero, su pulpa. Tienen entre 11 y 12 cortes hace más de 10 años y pueden exportar. Hoy nos desplazaron a nosotros en exportación. Pueden hacer las dos cosas. Si ellos lo pueden hacer, ¿por qué nosotros no podemos?”