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Iriarte proyecta que la tensión entre consumo interno y exportación llegó para quedarse

Para el especialista en mercados ganaderos “el interés por comer carne vacuna se expresa en el precio que no cede”.

Desde el arranque de la pandemia, los precios de la carne y de la hacienda vacuna registraron aumentos que superaron ampliamente a la inflación. La carne acumula una mejora nominal del 75% interanual y la hacienda en el Mercado de Liniers aumentó un 80%, mientras que los precios de los terneros de cría subieron 100% a 110%.

“Tanto el ternero de invernada como los novillitos están 40% a 45% por encima de la media de los últimos quince años”, dijo el analista Ignacio Iriarte a Bichos de Campo, quien además recalcó que se darían las condiciones para que este año se profundice esa tendencia, teniendo en cuenta las previsiones de oferta y demanda local y mundial de carne vacuna.

Del lado de la oferta se espera una reducción de las cantidades por faenar, que, si bien fueron crecientes en los últimos cuatro años, parecen haber encontrado un “techo” como consecuencia del impacto de la seca en muchas zonas ganaderas junto con una posible retención de vientres –moderada, pero retención al fin– por parte de los criadores.

“Para que haya una retención tiene que darse que el precio sea bueno, que el clima acompañe y que el horizonte institucional sea más o menos razonable. Que tengamos dos de los tres factores llevaría a que dejemos de liquidar, pero, si vamos a retener, se refuerza entonces la idea de que la oferta de ganado será inferior a la del año pasado”, explicó Iriarte.

Oferta.

En tal sentido, indicó que “es muy probable que la oferta de carne de los próximos dos años baje respecto de lo que hemos conocido: tendríamos faenas y destetes más bajos que en los últimos años”.

La cuestión es que esa menor oferta chocaría con un público interno que no quiere resignar la cantidad consumida y con una demanda internacional firme.

Respecto del consumo local, el analista dijo que “ya dio señales de que el resorte no se puede tensar más” y que no está dispuesto a comer menos de 45 kilos por persona al año, que es el promedio que arroja la oferta disponible en el inicio del 2021.

“El interés de los consumidores por comer carne vacuna se expresa en el precio que no cede; siempre parece que se va a caer, que el consumo no puede más, pero lo que hay que mirar es el precio, que hace cualquier cosa menos retroceder y no te digo nada si estas lluvias le dan más margen de maniobra al productor”, explicó Iriarte.

Esa demanda local competirá con el mercado externo, que está siendo incentivada por la firmeza de las importaciones chinas y por la necesidad de las grandes industrias exportadoras de aumentar el volumen de faena para reducir los (cada vez más pesados) costos fijos.

“Del lado de la demanda hay una novedad notable, que es el resurgimiento de la peste porcina africana en China, que está muy firme y que este año, según la estimación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) importará más carne vacuna”. Según ese organismo las compras llegarían a 3,1 millones de toneladas, es decir, el equivalente de la producción argentina, lo que se enfrentará a los “problemas de oferta de Australia, Brasil y Argentina”, que son los mayores abastecedores del gigante asiático.

Fuente: Nicolas Razzetti / www.bichosdecampo.com

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