AL DÍA ENFOQUE PORTADA

Honrarás tus deudas

Por Gustavo Sánchez Romero – Editor de Dos Florines

De lo que en rigurosísimo privado conversaron Martín Guzmán con Gustavo Bordet y Hugo Ballay en la visita del ministro de Economía de la Nación a Entre Ríos el jueves pasado no ha transcendido nada, y todo indica que así continuará.

Sobre las expresiones públicas del titular de la Cartera de Hacienda acerca de la deuda entrerriana dolarizada que atraviesa hoy día los avatares del default quedaron definiciones que -a pesar de su fastidio por tener que posicionarse ante periodistas o estudiantes sobre un tema del que quisiera estar tan ajeno como lejano, encendieron la mecha con un recorrido que aún continúa pero que no se sabe bien en qué sentido.

Es que sobrevuela una pregunta que puede parecer obtusa, pero no lo es tanto: ¿Apoyó Guzmán la estrategia de Bordet-Ballay con el grupo de acreedores que presentó una demanda por incumplimiento entrerriano en los Tribunales de Nueva York o fue un gesto grandilocuente que buscó marcar la cancha a las restantes provincias que atraviesan el mismo proceso en un arrojado acto de autopreservación?

Es que el ministro nacional pareció mostrarse conteste con respecto a la posición entrerriana que comenzó como un conato de desconcierto y mutó hacia una columna de movilizados por el espíritu de Nicolas Chauvin dispuestos a combatir en “defensa de los intereses entrerrianos” contra los tenedores de bonos que consideran que Entre Ríos está en una posición más holgada de la que declama. Es casi de manual que en breve comenzarán a ser llamados buitre, que buscan carroñear “un buen ejemplo”.

Advirtió, además, que “actuó de buena fe, presentando una propuesta totalmente sensata, en línea con los preceptos de sostenibilidad”.

En este contexto, las palabras de Guzmán se dispararon como en una plataforma móvil en distintos sentidos: a) hacia Córdoba, con quien comenzó una tensa batalla mediática por el acuerdo que firmó la provincia mediterránea y que modifica el escenario de la negociación de la deuda de 500 millones de dólares que posee Entre Ríos b) hacia las otras provincias, marcando la cancha sobre lo que Nación espera como resultado de los futuros acuerdos intentando desalentar aquellos que privilegien tiempo sobre tasa o capital; y c) hacia el mercado advirtiendo que podría tensarse la cuerda hasta un punto de tirantez que ponga en riesgo cualquier intento de volver al mercado para financiar el largo penoso derrotero que -se estima- podría acuciar a los estados provinciales y nacional en un contexto donde la pandemia aún mantiene al planeta en vilo.

En un mundo hiperlíquido y con tasas negativas, la Argentina apuesta su futuro al valor de las commodities para incrementar las menguadas reservas y consolidar la estrategia cambiara. ¿Y las provincias?; bien, gracias.

Disyuntiva.

En su apreciación de la posición de los bonistas -especialmente del grupo que asegura poseer el 54 % de los títulos y que se presentó al juzgado neoyorquino- Martín Guzmán tuvo posiciones muy determinantes. Ante la consulta de una estudiante en la disertación que brindó en la Facultad de Ciencias Económicas, el ministro aseguró que “hay acreedores que están presentando demandas irracionales y que no entienden cuáles son las restricciones en cuanto a la sostenibilidad de la deuda pública en moneda extranjera para un país al que estos mismos acreedores le prestaron a tasas altas de alrededor del 7 % para la Nación y para las provincias más altas”, entendió. Acto seguido dijo que esto significó un riesgo para ellos mismos. “Cuando las tasas mundiales están cerca de cero y vos prestás a alguien al 8 % lo hacés sabiendo que hay un riesgo: bueno, ese riesgo se materializó porque el modelo económico que se implementó entre 2015 y 2019 no funcionó para devolver a la Argentina condiciones de estabilidad y oportunidades. Mientras la provincia actúa sobre la base de la buena fe, hay demandas que no están relacionadas con lo que el mundo reconoció que Argentina y sus provincias pueden pagar”.

En síntesis: claramente, el ministro iluminó a los descendientes de los chanás, charrúas y guaraníes que habitaron alguna vez estas tierras, especificando que la responsabilidad de la deuda en dólares de Entre Ríos hay que buscarla en Mauricio Macri y en los propios bonistas. En el primero por ineficiente y en los segundos por arriesgados y especuladores.

Por fin alguien que llega y nos muestra el balsámico camino para describir que nuestros problemas no están en los desequilibrios fiscales, el gasto público desmedido de dos décadas y la falta de productividad de una provincia que casi no tiene inversiones públicas ni privadas.

Sin embargo, y he aquí el lugar donde parece estar el huevo de la serpiente, el ministro tuvo un rapto de brutal honestidad y dibujó en la tierra la rayuela donde tanto Bordet como los otros gobernadores deben moverse, -y de allí el profundo malestar con Juan Schiaretti que saltó la cerca- si es que quieren alcanzar el cielito.

“La crisis de 2018 volvió impagable las deudas en dólares y el mundo así lo entendió. La Nación logró reestructurar su deuda obteniendo un alivio sustancial de sus pagos programados en dólares, y las provincias tienen que entender que hay una única caja en dólares para todo el país”, en referencia al Mercado Único Libre de Cambios (MULC).

Con esto parece disiparse cualquier bruma de nacionalismo o varieté pour le gallerie y todo confluye al único punto importante que tiene este intríngulis financiero de ocho provincias, incluida la nuestra. Juguemos a la rebeldía mientras podamos pero sepamos todos que dólares no hay, de modo que afinen el lápiz para dibujar la estrategia de negociación con los acreedores y llévenla a punto que consideren necesario, pero al final del día, no hay tu tía, parece haberle dicho Guzmán a Bordet y Ballay.

El diputado Marcelo Casaretto aseguró en declaraciones periodísticas que claramente el ministro nacional acompañó a Entre Ríos en su posición tratando de acercar posiciones entre lo que piden los bonistas y la quita que logró la Nación y pide que no afloje en la negociación llevándola al punto en que la cuerda comience a deshilacharse. Esto puede llevar tiempo y su resultado es incierto, o lo que es lo mismo decir, nos acompañará hasta la puerta del cementerio.

Lo que está claro es que no lo hace en altruismo hacia el interior sino que sabe que no puede tener otro punto de sangría para los escuálidos dólares que tiene el país. El casi 20 % que hay de diferencia entre lo que esperan los bonistas y la expectativa que tiene el gobierno provincial puede deparar que -como el mismo Guzmán esclareció- el problema pase de una demanda a un juicio en tribunales internacionales o puede hacer que Bordet y Ballay terminen brindando con champagne.

Con todo esto, la pregunta se reitera: ¿Es un apoyo real el brindando por Guzmán a la estrategia de Entre Ríos?

De remate.

Sin embargo, y más allá de las especulaciones y los juegos de la verbigracia financiera política-económica los mercados tienen metas más terrenales y no están dispuestos a perder un tranco de pollo de tiempo en minucias como estas. Los hombres de negocios avanzan como un pac man comiendo las piezas de los adormilados dirigentes que aún no ponderan siquiera un enroque en defensa del rey.

En un artículo titulado “Deuda provincial, opción rentable para inversores arriesgados” que se publicó en el Cronista  esta semana y que firma la periodista Ana Clara Pedotti, se lee en la bajada y para que no queden dudas: Con característica particulares y escasa liquidez, se encuentran algunas “perlitas”, con altos rendimientos y cupones a pagar en los próximos cinco años. Neuquén y Córdoba contrastan con Buenos Aires y Entre Ríos.

Es una pena que las normas de estilo del periodismo impidan el agregado de emojis en los textos, pero bien cabría aquí el redondelito amarillo con los ojos asombrados o el muñequito que se tapa la cara.

El artículo avanza con una descripción del acuerdo cordobés que le pone los pelos de punta a Guzmán y asegura que “la provincia gobernada por Juan Schiaretti consiguió, tras una dura negociación, extender vencimientos por entre dos y cinco años y recortar los cupones de sus bonos, en un promedio de 7,23% a 6,08%, partiendo de 3% en 2021 y llegando a 5% en 2022. Caracteriza como rebelde y desobediente a la provincia que hizo una vez más caso omiso a las recomendaciones que venían desde la Nación y cerró un acuerdo mucho más generoso para los acreedores que lo realizado por Nación, aseguraron desde la consulta Delphos.

La especie periodística se introduce en el estado de las demás deudas provinciales que aún permanecen en el limbo y deja para el final la consideración sobre Entre Ríos.

“En el extremo opuesto están aquellas administraciones que no logran torcer la negociación con sus acreedores a su favor, como Buenos Aires, que en 2020 no cumplió con obligaciones poro U$S 1031 millones, 70% de sus obligaciones para 2020, y la de Entre Ríos, acosada por los acreedores que demandaron en Nueva York el pago de intereses caídos del Bono ER25, emitido en 2017”.

Con todo este escenario abierto, se me figura, a tres días de la visita del ministro de Economía, cierta consternación en los rostros de las autoridades entrerrianas, sin perjuicio que, según fuentes altamente calificadas, Gustavo Bordet quedó más que conforme acerca del criterio y oportunidad que tuvo Guzmán para referirse a la situación provincial.

¿Fue el abrazo del oso?; ¿Instó a un paso adelante a la provincia en el umbral del abismo? O ¿acaso se trata de una determinante arenga del tipo: arremanguémonos y vayan?

Quién sabe. El tiempo lo dirá, aunque la estrategia de Entre Ríos en esta causa de la deuda de los 500 millones en dólares no tiene más que un cartel en la puerta con dos mensajes en el anverso y reverso: tire o empuje..

Guzmán no parece un hombre de arraigadas creencias religiosas, y su paso por los grandes centros financieros del mundo le curtió la piel al punto de volverlo un pragmático. Sin embargo, bien pudo haber leído en la Biblia, en la epístola a los Romanos (13:7), cuando el apóstol Pablo aconseja: “Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrele respeto; al que deban honor, ríndale honor”.

Por lo demás, nosotros, los verdaderos deudores, seguiremos esperando con paciencia y optimismo, convencidos que lo contrario del pecado no es la virtud, sino la fe.  

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