El año que estamos cerrando ha sido un gran desafío para amplios sectores de nuestro país, incluso para quienes tenemos nuestras actividades en sectores diversos.
Patricia Popelka (*)
Hemos cumplido un año de un nuevo gobierno, que ha llegado al poder prometiendo un cambio radical en muchos aspectos, tanto de variables que regulan la actividad económica como de la vida institucional del país.
Hoy vemos que ese entusiasmo inicial no se tradujo en los logros que se prometieron, al menos en los plazos estimados inicialmente.
La actividad económica se encontraba con resultados distorsionados en muchos aspectos, y por variables que no dependían del mercado; la vinculación del Estado con los sectores “amigos”, permite que las empresas se desliguen de su obligación de ofrecer su mejor producto al mejor precio, anulando finalmente la capacidad de competir eficientemente de los diversos actores económicos.
Corregir algunas de estas variables ha sido mucho más doloroso que lo estimado. Como generalmente sucede, los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad, son los que primero sufren cuando hay barquinazos en la economía. La actividad en algunos casos se vio muy afectada, la obra pública estaba paralizada y la recesión se presentó con sus efectos devastadores y caída de actividad.
Expectativas.
En el Consejo Empresario de Entre Ríos (CEER) esperamos que este gran esfuerzo realizado para corregir las distorsiones e ir normalizando las variables que condicionan la economía, se traduzca en una mejora en la actividad económica el próximo año. Las bases están fundadas, pero hay variables que no dependen de nosotros, como el financiamiento internacional para seguir cubriendo nuestro déficit fiscal, en la esperanza de irlo reduciendo paulatinamente.
El crecimiento de Argentina tiene que llegar de la mano de la inversión y de la creación de empleo privado, las exportaciones, facilitando la creación de nuevos emprendimientos y de la eficiencia en el gasto del sector público. No podemos soñar con sostener el crecimiento sobre la base del consumo interno, sustentado en una emisión monetaria que lleva a altos niveles de inflación, que finalmente conduce a depreciación de los ingresos, merma en la capacidad de consumo, y vuelta a empezar. Son lecciones que deberíamos tener suficientemente aprendidas.
Indicadores.
En el orden provincial, la situación es compleja. El gobierno de Entre Ríos ha mostrado vocación de diálogo y disposición a analizar las distintas propuestas que se han acercado, pero creemos que en tanto los esfuerzos principales estén orientados en ver cómo se llega a fin de mes, es difícil pensar que desde el sector público se consigan los cambios estructurales que necesita nuestra provincia para encauzar un camino de crecimiento genuino.
Bastan algunos datos como que los gastos en personal más seguridad social y transferencias al sector público representan el 71,2 % del gasto total, o que la inversión real directa equivale al 3,7 % sobre la misma base para entender que la situación es crítica.
En el mercado laboral, el sector privado en Entre Ríos tiene 137.300 puestos de trabajo, en tanto el sector público en los tres niveles, nacional provincial y municipal sostiene 124.400 puestos. Estos datos corresponden a septiembre de este año.
Entre Ríos necesita crear más empresas. Necesita que el sector público baje su demanda de recursos vía cobro de impuestos, para poder aplicarlos en la creación de empleo en el sector privado. Beneficiar la reinversión, apoyar al pequeño emprendimiento, mejorar la infraestructura para facilitar la circulación de nuestra producción, como tantas otras cosas. El Estado debe poner límites y marcar rumbos, pero es el sector privado el generador de la riqueza.
Potencialidades.
Creemos que la hora impone la articulación público/privada. Necesitamos crear otro modelo de gestionar nuestras potencialidades. Para no seguir perdiendo posiciones respecto de nuestras provincias hermanas.
El Consejo Empresario de Entre Ríos, como miembro del Foro de Entidades Empresarias de Entre Ríos, está trabajando en un proyecto de desarrollo productivo para la provincia. Se han definido como las cadenas de valor con mayor potencial, la de las proteínas, la foresto/industrial y la del turismo. Nos entusiasma estar trabajando en la conformación de la mesa de gestión de la cadena de valor proteico de base vacuna, en la que participan además del Foro de Entidades, los actores de la cadena, y los organismos del Estado que intervienen en la misma: Ministerio de Producción, INTA, INTI, Conicet. Se ha presentado un proyecto al Consejo Federal de Inversiones (CFI), que esperamos tenga buena acogida, de modo que nos encuentre el año próximo trabajando mancomunadamente para desplegar el enorme potencial de esta cadena en nuestra provincia. Luego se replicaría el modelo de gestión para las cadenas restantes.
En paralelo estamos trabajando en la realización de un foro de infraestructura a realizarse en marzo, donde esperamos amplia participación.
Compromiso.
Seguimos comprometidos con el desarrollo de la región geográfica que se encuentra entre las rutas 12 y 127, la más postergada de la provincia. De este proyecto, que ya lleva varios años de actuación en el territorio, destacamos la participación de muchas organizaciones privadas como públicas. Esta manera de gestionar no siempre es fácil por la diversidad de puntos de vista, pero es muy enriquecedora para todos los que participan del mismo y las pruebas están en los logros conseguidos.
Formamos parte de la mesa nacional de la Red Argentina de Pacto Global. Esperamos se consoliden los acuerdos conseguidos con las provincias de la Región Centro, a fin de que nuestra provincia se vaya acercando a los niveles de desarrollo que han conseguido Córdoba y Santa Fe.
Hay mucho por hacer. Necesitamos cambiar el paradigma de gestión para conseguir otros resultados. Y eso es responsabilidad de todos y cada uno de los entrerrianos.
(*) Presidente del Consejo Empresario de Entre Ríos (CEER)