Fuerte caída en la industria del mueble: advierten por dificultades para competir contra las importaciones
23/05/2025

Esta rama de actividad cayó el doble que el promedio manufacturero y aún no repunta. El diseño aparece como posible motor de la reactivación, aunque advierten por el fuerte aumento de los costos productivos.
La industria del mueble arrastra una de las caídas más fuertes del sector manufacturero: la actividad cerró 2024 con una contracción del 18%, el doble que el promedio de la industria, que retrocedió 9,4% según el Índice de Producción Industrial (IPI) del INDEC. El golpe fue especialmente duro para las pymes, donde la caída en algunos casos superó el 60%. A pesar de que ya transcurrieron los primeros meses de 2025, la recuperación todavía no asoma y el impacto continúa sintiéndose en todo el país.

“Estamos frente a un sector intensivo en mano de obra, altamente atomizado y con una fuerte impronta regional, que está atravesando una crisis de magnitudes históricas“, explica Pablo Bercovich, asesor de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) en el Instituto del Mueble Argentino (IMA) y coordinador del Laboratorio del Mueble Argentino. “Hoy muchas fábricas trabajan al 40% de su capacidad instalada, otras han cerrado directamente y el mercado interno está paralizado”, añade.
El sector está compuesto mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas, talleres artesanales y microemprendimientos. “Muchas de estas empresas se localizan en pueblos del interior del país, donde son las principales generadoras de empleo local, lo que destaca la importancia de su viabilidad productiva para las economías regionales“, explicó Bercovich.

La combinación entre la caída del consumo interno y la apertura de importaciones dejó al descubierto una fragilidad estructural. Mientras el consumo general de muebles retrocedió fuertemente, algunos nichos vinculados al segmento de alta gama —como mobiliario de diseño exclusivo o realizado en melamina MDF— resistieron el embate. “Los sectores de alto poder adquisitivo no solo no cayeron, sino que incluso mostraron signos de crecimiento. Es una foto de lo que está pasando en la economía argentina: se venden más autos importados, pero se consume menos en alimentos y mobiliario básico”, grafica el especialista.
Si bien no hay cifras oficiales sobre cierres, desde FAIMA reconocen que hubo despidos, reducción de turnos y una drástica caída en el uso de la capacidad instalada. “Estamos aproximadamente en un 50%, un poco menos en algunos casos“, señaló Bercovich. Además, los costos productivos escalaron sin tregua: el precio de los insumos y de los servicios públicos aumentó, en promedio, un 500 por ciento.

“La situación no se puede sostener sin intervención. Necesitamos reactivar la obra pública que demande madera nacional, acceso a crédito para capital de trabajo e inversión, un tipo de cambio competitivo y medidas que protejan la producción local frente a la competencia externa”, enumera Bercovich. Las conversaciones con la Subsecretaría de Producción Agropecuaria y Forestal están activas, pero los tiempos apremian.
Cómo el mueble argentino busca reinventarse con diseño en medio de la tormenta
A pesar del panorama, en el corazón de la industria hay una apuesta concreta para revertir la tendencia: el diseño como herramienta estratégica para agregar valor, innovar y abrir mercados.
Desde el Instituto del Mueble Argentino, junto al Laboratorio del Mueble, se impulsa un ambicioso proyecto que articula a fabricantes con diseñadores industriales de todo el país. “El diseño necesita poca inversión y tiene un impacto altísimo en la venta. Pero hablamos de diseño estratégico, no solo de lo morfológico, sino de pensar nuevos materiales, procesos, productos y nichos”, sostiene Bercovich.
Durante 2024, el evento Proyecto Deseo —precursor del actual Laboratorio del Mueble— reunió a más de 15.000 personas en el Palacio Libertad, y presentó 21 prototipos de sistemas de muebles innovadores. En 2025, ya se postularon más de 40 empresas para participar en la nueva edición, de las cuales se seleccionarán 20 con criterios federales y de diversidad.
La apuesta es construir un nuevo ADN del mueble argentino, exportable y reconocido en el mundo por su diseño, funcionalidad y aprovechamiento de biomateriales. “Queremos visibilizar la industria, revalorizarla, aumentar la productividad y abrir nuevos mercados. No podemos seguir dependiendo solo del consumo interno”, afirma Bercovich.
En paralelo, la recuperación de oficios y la producción artesanal cobran un nuevo valor simbólico y económico. Muchas de las cámaras asociadas a FAIMA están compuestas por artesanos que trabajan en condiciones precarias y luchan por sostener sus saberes y sus fuentes de trabajo.
“Revalorizar su producción es también una forma de cuidar el empleo y la identidad cultural del mueble argentino. Su aporte es una forma de diferenciarse frente a lo producido en masa: acabados únicos, piezas producidas a mano, en pocas cantidades y a medida con detalles que aportan un plus de personalidad”, agrega.
Con la exportación todavía como una ilusión —por la falta de competitividad cambiaria y los altos costos internos—, la esperanza del sector está puesta en una recuperación del consumo y en políticas activas de incentivo. Bercovich insiste en que el restablecimiento de la obra pública que demande madera nacional, el acceso a crédito a tasas razonables, y una estrategia para posicionar el diseño argentino en el exterior son pasos urgentes para frenar la pérdida de capacidades productivas.
Desde FAIMA y el Instituto del Mueble Argentino, el desafío es posicionar a la industria del mueble como una marca sectorial de prestigio, al nivel de lo que hoy representan el vino, la moda o la ganadería para la identidad productiva del país. El objetivo es que el mueble argentino sea sinónimo de calidad, diseño, innovación y uso de materiales nobles. “Queremos pensar un mueble argentino y un mueble argentino de exportación”, concluye.
Fuente: iProfesional