ENFOQUE PORTADA

Entre Ríos 2050: es la política señores empresarios; es la política

Por Gustavo Sánchez Romero – Editor de Dos Florines

Una mano no alcanza para contarlos. Eso es bueno. Quizá tampoco las dos, porque oficialmente son doce, y seguramente sean muchos más cuando decidan abrir la iniciativa a tantos otros que de seguro anteponen a la educación como una de las principales falencias que tiene Entre Ríos en su ¿estrategia? de desarrollo.

Tampoco se trata de tener una mirada cuantitativa, ya que en todo caso lo novedoso y distintivo es que son empresarios los que en esta mañana de lunes, previa a la llegada de la primavera, se congregaron ante un buen número de periodistas y dueños de medios de comunicación de la provincia para presentar Entre Ríos 2050, un impulso de “un grupo de personas vinculadas a diversos sectores de la producción y el trabajo”. A todas luces es un admirable esfuerzo que quiere hablarle a los poderes públicos y a la sociedad acerca de lo trascendente que es enfocar los esfuerzos en la educación como eje para  comenzar la segunda mitad del siglo XXI con una sociedad más equitativa y con otras herramientas para poder salir de este estado de estancamiento que sufre la provincia.

Muy loable. Este grupo de empresarios, sin dudas encabezados por Héctor Motta –el modelo presentado lleva su sello y estilo estético y político– eligió al dirigente cooperativo Felipe Berruhet como coordinador y suma a ciudadanos -que dicen que están allí sin representar a ninguna institución– como Elvio Guía, Alcides Balla, Diego Maier, Noelia Zapata, Alfredo Bel, Daniel Rodríguez, Héctor Fratoni, Leandro Garciandía, Luis Jacobi y Matías Ruiz.

Seguramente tendrá otras almas bien intencionadas cuando abran esta idea de debatir lo que llaman “los principales emergentes de la sociedad como la economía, creación de empleo, pobreza, salud, seguridad, infraestructura, tecnología y ambiente”. Todo esto sin desmedro de propiciar lo que se conoce como “los valores de la entrerrianía”, sin que quede claro a qué se refieren con esta disquisición telúrica.

De todos modos decidieron comenzar por presentar un diagnóstico y algunos ejes de trabajo que aspiran a “un sistema educativo moderno y actualizado, con la nuevas metodologías de formación y una estructura educativa más acorde a los tiempos que vienen y menos anclada en los que se fueron. Con la informática como eje y la tecnología como temática”.

Lo disruptivo del encuentro fue que dentro del auditorio de periodistas que presentaron preguntas, dudas y aportes, se encontraba el presidente del Consejo General de Educación, Martín Müller, quien se mantuvo estoico escuchando los detalles de la propuesta y la perspectiva que plantearon los empresarios.

Incidencia.

Todo indica que se trata de otro episodio en Entre Ríos donde el sector privado se organiza con el objetivo de incidir en las decisiones de políticas públicas para darle otro sentido a la provincia.

En este caso no intervienen instituciones, sino que son expresiones individuales nucleadas en un agrupamiento sui generis que aspiran a convertirse en el think thank de las próximas generaciones de dirigentes que honestamente quieran cambiarle el destino aciago en que se encuentra atrapada Entre Ríos.

La historia reciente se caracteriza por vanos intentos del sector privado y sus instituciones por incidir en las decisiones del Presupuesto provincial, la obra pública, el gasto público, etc., y sus consecutivos y eslabonados fracasos ante el desinterés y la desidia de la clase política que se aferra al poder que emana de las decisiones y control de los fondos.

La Legislatura provincial nunca consideró las propuestas que se le presentaron desde las entidades empresarias, institutos especializados o iniciativas individuales. El Ejecutivo provincial concluye negociando, en todas las gestiones, sus intereses políticos con las necesidades de los territorios y senadores y diputados conforman una suerte de contubernio legal y legítimo donde los actores sociales, no importa su condición, no son más que testigos privilegiados de estas decisiones.

La pregunta, entonces, no puede ser otra que cuál sería el factor diferencial que entraría en juego en esta experiencia teniendo en cuenta la larguirucha saga de eventos desafortunados que construyeron esta realidad.

Permítaseme arriesgar una respuesta tan pesimista como agorera: ninguno.

La política es la única herramienta con que cuenta la sociedad para resolver los problemas y pugnar por una mejor y más integrada calidad de vida.

Entre Ríos lejos está de los parámetros al que todos aspiramos y no han sido los gobiernos los únicos responsables de esta realidad.

Es probable que a los empresarios no les guste (a muchos no nos guste) la forma en que los partidos y los dirigentes y la administración del poder, la turbia relación con el erario público y el reticulado de relacionamientos subterfugios nos han llevado al actual escenario. Sin embargo, seguirá siendo la representación democrática a partir de las facciones legitimadas la forma en que sociedad decida ser gobernada.

Experiencia.

Es entonces que se presenta la verdadera disyuntiva para experiencias como Entre Ríos 2050. Porque ya no se trata de reunir hombres probos y bienintencionados con buenas ideas; de lograr proyectos progresistas, asibles y de aplicabilidad general; y de expresar tendencias acorde con lo que sucede en el mundo con resultados probados.

Sino, más bien, se trata constituirse en la locomotora que traccione a distintos sectores de la sociedad, que genere consensos previos, que interese y estimule a muchos otros actores involucrados o no en la temática, pero que crean en aquello que decía Ghandi: “Somos tan pobres que deberemos invertir mucho en educación”.

Pero no sólo eso. Hay que interpretar el sentido de la sociedad que se ve atravesada por innumerables cambios producto del impacto de las nuevas tecnologías, la potenciación de los recursos técnicos disponibles y la capacidad de los talentos humanos con que cuenta Entre Ríos. Y como si fuera poco, habrá que elegir y escoger las nuevas herramientas que ofrece hoy el mundo de las comunicaciones para llegar con mensajes acordes para desplegar los nuevos formatos, contenidos y plataformas que esta sociedad líquida presenta para el tiempo que viene.

De allí que el título de esta nota tiene que ver el sentido semiótico que los empresarios deben abrazar para no convertir esta experiencia en un nuevo episodio que traiga frustración y desánimo. Es la política, señores empresarios; es la política.

Es importante como impulso para cambiar y que, finalmente, la provincia escape de lo que ha sido un anodino destino de estancamiento y desinterés y se someta al traumático ejercicio de pensar cómo enfrentaremos los desafíos del futuro en un contexto de cambios tan fuertes como los tecnológicos y su contraste con la realidad de gran parte de las ciudades y ciudadanos entrerrianos.

El eje sigue siendo la política.

Si no no se interpreta esto el riesgo es reproducir el Mito de Sísifo. La mitología griega refleja el caso que, en el inframundo, Sísifo fue obligado por su impiedad a cumplir su castigo que consistía en empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo. Y tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez.

Quizá haya ya utilizado esta imagen para describir situaciones similares, pero la mitología no viene en mi auxilio y no me es dada otra imagen para eslabonar un ciclo de repeticiones donde uno pide, otro no quiere ni ninguno puede.

Hay una fuerte apuesta de parte de muchos al éxito de una pequeña gran idea, pero debe encontrar el camino inteligente para echarse a rodar. Caso contrario, otra vez, todo se reducirá a ser arte y parte de la metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre en su convicción de superarse y trascender.