ENFOQUE

En los próximos días se define el año económico

Obligado por las circunstancias el Gobierno se ve “forzado” a resolver el conflicto con los holdouts rápidamente, lo que podría abrirle las puertas al financiamiento externo en el corto plazo. Esta estrategia fue el eje de la política económica en los pasados meses, pero ha quedado en stand by en función de la resolución del conflicto. Arribar a un acuerdo más temprano que tarde podría permitir nuevamente “comprar” tiempo, pero sería fundamental que esta hipotética nueva oportunidad sirva para realizar las correcciones necesarias.

Por Dante Sica | Abeceb.com

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Otro capítulo en el juicio con los holdouts. Y con ello, una nueva dosis de incertidumbre. Luego de que el pasado jueves el gobierno argentino depositara los fondos para cubrir los vencimientos del Discount del próximo lunes, el juez Griesa decidió frenar el pago, impidiendo que Argentina cumpla con el próximo vencimiento de su deuda performing con legislación en Nueva York.
Con esto, los tiempos de resolución del conflicto con los bonistas que no entraron al canje parecen haberse acelerado, dado que las autoridades deberán arribar a un acuerdo con los mismos en el plazo de un mes para evitar el default. Así, de lo que suceda de aquí a los próximos días se desprenderá el escenario económico futuro, en especial, para lo que queda del año.
En este contexto, la probabilidad de que Argentina se enfrente a un default en el corto plazo se ha visto incrementada. Pero también se abre un escenario más optimista que el que significaba dilatar este conflicto hasta fin de año (cuando vence la cláusula RUFO). Es que, obligadas por las circunstancias -como ya es un clásico de la actual administración- las autoridades se están viendo “forzadas” a resolver el conflicto rápidamente, lo que podría abrirle las puertas para acceder al financiamiento externo en el corto plazo. Esta estrategia se había convertido en el eje de la política económica en los pasados meses, pero ha quedado en stand by en función de la resolución de este conflicto.
De todos modos, no hay que descuidar que incluso un escenario favorable como el descripto previamente no resolverá los desequilibrios macroeconómicos que han apagado el crecimiento económico local, entre los que se destacan la elevada inflación, una importante distorsión de precios relativos, y el déficit fiscal. 
Así, arribar a un acuerdo más temprano que tarde podría permitir nuevamente “comprar” tiempo, pero sería fundamental que, de enfrentarse a una nueva oportunidad, las autoridades la aprovechen para llevar a cabo las correcciones necesarias en un contexto de mayores grados de libertad. 
La buena noticia es que una parte importante de los fundamentals macroeconómicos no se encuentra tan fuera de lugar (donde se destaca un bajo nivel de endeudamiento), lo que vuelve poco probable un escenario de crisis en lo inmediato. Así, el pesimismo que ha dominado la escena económica de corto plazo parece exagerado. Y también pareciera serlo el gran optimismo (y creciente) que rige sobre la potencialidad que presenta Argentina en el mediano. En otras palabras, en lo inmediato el escenario no luce tan mal, ni tampoco es cierto que en el mediano plazo el éxito esté asegurado.

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