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En el día de los industriales, resonó el reclamo político y faltó más música para sus oídos

Mientras el sector industrial reclamó mayor compromiso político y unidad para acuerdos reales, Massa y Bordet, en campaña, advirtieron por lo que le depara al país y la provincia si se cruza la delgada línea roja. Se anunció una momentánea liberación de las importaciones para pymes y, para Entre Ríos, la reglamentación de la Ley de Promoción Industrial. Nahuel Amore

El Día de la Industria que todos los años realiza la Unión Industrial Argentina (UIA) se llevó a cabo por primera vez en la provincia, bajo la organización de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) que cumplió este año dos décadas de vida. En ese marco, y a las puertas de una contienda electoral bisagra en el país, los debates estrictamente económicos que habitualmente captan la atención del auditorio, quedaron en un segundo plano frente a discursos de tono político que hicieron más foco en las advertencias y las urgencias, que en las potencialidades u oportunidades que las actividades productivas podrían desplegar.

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Ya no son tiempos de grandes anuncios o abrazos de oso como más de una vez se entrecharon entre el sector público y privado. Ya no quedó tiempo para ver filminas con análisis sectoriales y proyecciones auspiciosas, incluso si las hubiera como se prevén para algunos rubros. El foco de las conversaciones, dentro y fuera del auditorio, giró en torno a las pujas y a la necesidad de que haya cuanto antes un diálogo sincero entre los actores políticos que ya no sólo garanticen a la industria y sus empleados seguir trabajando, sino que mínimamente brinden condiciones de estabilidad social, económica y política.

El clima de época enrarecido quedó plasmado en un evento que concentró la mirada de todo el país, ante la presencia del ministro de Economía Sergio Massa, ahora candidato a Presidente, quien se despegó de Martín Guzmán y hasta del propio Alberto Fernández como si fueran el pasado, y no escatimó en frases para señalar los riesgos de cruzar la delgada línea roja que representan sus adversarios, especialmente Javier Milei, quien participó todo el tiempo de manera tácita. Nadie lo nombró, pero no hacía falta. Evidentemente el clamor post PASO encendió el fuego de la incertidumbre y hacia allí apuntaron los cañones para polarizar.

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Hasta el propio gobernador Gustavo Bordet habló de los “varios interrogantes” que se abren e invitó a repensar qué pasaría en Entre Ríos si se rompieran las relaciones con China y el Mercosur. “Sería importante saber qué significaría no tener un Banco Central y perder una moneda de curso legal. Yo creo que son las cosas que hay que explicarle a la ciudadanía para que se hable con claridad y se diga concretamente qué es lo que se va a hacer y a qué costo; y cómo eso va a impactar en el trabajo, en la producción y en la industria”, avisó.

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Los peligros de la dolarización, los costos que deberían enfrentar los empresarios y la ciudadanía, los problemas estructurales de la Argentina que hacen carne los sectores más vulnerables, los condicionamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) que apuntan a enfriar la economía, las políticas industriales que entran en duda, fueron también algunas de las sirenas que prendió Massa. “Los que creen que en la Argentina tiene que haber un proyecto industrial, tienen que recuperar el valor de la moneda, vendiendo más de lo que compramos”, expresó el titular de la cartera económica.

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“Entregar nuestra moneda no solamente es energía en dólares, tasa impositiva en dólar o tasa de interés positiva”, cuestionó Massa, en rechazo a la dolarización. “Lo que termina pasando es que los costos, los salarios, los impuestos y las tasas destruyen los procesos industriales”, anticipó en su batería de advertencias. Asimismo, aprovechó para cuestionar la gestión de Mauricio Macri por endeudarse con el FMI para “la timba financiera” y justificó que ello explica la crisis que hoy afronta el país. “Argentina tiene que honrar las deudas, pero defendiendo la industria, el empleo y la soberanía de sus decisiones”, sostuvo, de cara al proceso que se viene.

Desde la misma tónica, el ministro no esquivó hablar del problema de las importaciones, uno de los reclamos más urgentes de los industriales que vienen avisando por el freno de la actividad industrial ante la falta de insumos. Es en este punto que apenas sonaron algunos acordes, aunque en off para los hombres y mujeres de negocios eso no es suficiente para entonar una canción. Puntualmente les anunció una liberación de las SIRA para las pymes industriales, pero tampoco dejó de recordar la escasez de reservas del Banco Central y la necesidad de mejorar la balanza comercial para revertir el escenario rotundamente.

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Compromiso político

Toda la plana industrial de la Argentina y de Entre Ríos llegó hasta el Centro Provincial de Convenciones de Paraná. Acuerdos, consensos, unidad, construcción colectiva, fueron las principales palabras que sintetizaron las demandas de un empresariado que pareciera estar desconcertado. Al unísono, reclamaron un mayor compromiso político de manos del sector público.

“Nuestra industria es un motor vital en la maquinaria económica de este país así como la palanca de su desarrollo. Somos creadores de empleo, innovadores y agentes del cambio. Sin embargo, nuestro potencial se ve limitado en ausencia de un terreno político estable y predecible. Es por eso que, como líderes, tenemos que mirar más allá de las diferencias y trabajar juntos para conseguir soluciones duraderas y sustentables para la comunidad de la que somos parte”, reflexionó Gabriel Bourdin, presidente de UIER, quien además resaltó que “nuestra industria y nuestra Nación merecen la unidad en pos de un futuro mejor“.

Asimismo, el dirigente industrial puso el foco en la colaboración como forma de superar los desafíos. “Hoy, con la responsabilidad histórica de enfrentar los retos económicos y sociales que nos rodean hacemos un llamado a actuar con la misma determinación a la vez que nos comprometemos a eso. Los consensos no solo representan un acto de pragmatismo, sino también una afirmación de compromiso hacia un futuro más estable y próspero para todos”, enfatizó.

A contrapelo de los cuestionamientos con más lupa hacia la responsabilidad de Nación, el titular de UIER saludó con beneplácito el vínculo forjado con la gestión provincial y puso como ejemplo que esa mesa de acuerdos es posible. De hecho, Bordet entregó en el acto el decreto de reglamentación de la Ley de Promoción y Desarrollo Industrial, nacida de esa relación virtuosa con la entidad fabril, como lo fue también la Ley de Emplazamientos Industriales y el Programa de Empleo Industrial Entrerriano.

Daniel Funes de Rioja, presidente de UIA, fue el más picante a la hora de cuestionar la falta de consensos y le pegó al ministro Massa respecto de la suma fija de 60.000 pesos para trabajadores que dividió las aguas con las cámaras empresarias más importantes del país. Se lo dijo en privado y se lo dijo en público. “Nos quejamos, pero pagamos“, le manifestó en simples palabras tras bambalinas, mientras que delante del auditorio fue más diplomático y remarcó: “Somos respetuosos de la ley“. Incluso, instó en que hace falta un plan industrial federal que verdaderamente proyecte al sector en los próximos años.

Al cierre, los candidatos a gobernador de Entre Ríos intentaron generar algún tipo de incentivo al responder preguntas que se hacen los industriales de la provincia, pero no colmaron ninguna de las expectativas. Más preocupados por las formas que por sus contenidos, Sebastián Etchevehere, Adán Bahl y Rogelio Frigerio pasaron por el micrófono sin mayor trascendencia que haber participado. Ellos tampoco hicieron sonar canciones para los oídos de los presentes, que exigen un plan integral para la industria -en energía, infraestructura, incentivos, etc.-, y sólo presenciaron una especie de guitarreada.

Sin dudas, fue la celebración más importante para los industriales del país, que captó la mirada de todos a instancias de una contienda electoral a la vuelta de la esquina. Sin embargo, no hubo tanta música. Hubo más bien un puja de fuerzas, un esfuerzo por marcar las grietas partidarias que devino más del arco político que participó. Primó un clima de rispideces y pocos anuncios trascendentales como han ocurrido en otras ediciones. Si hay una frase que sintetiza el sabor del encuentro, es quizá la de Agustín Salvia, director de Investigaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UIA: “Estamos en una profunda crisis económica, social, política y sistémica“.