El industrial lácteo ubicado en Villa Libertador San Martín trabaja para que sus proveedores cuenten con un sistema de seguridad. Dos Florines
El trabajo de la usina láctea de Eduardo Tonutti está hoy concentrado en la fabricación de todo tipos de quesos que envía a gran parte del país y desde el año pasado a los mercados que recuperó en el mundo.
Sin embargo, él sabe que la cadena industrial comienza un poco más atrás, en cientos de hombres y mujeres en las cuencas lecheras del país que se levantan todas las mañanas antes del alba -sin solución de continuidad y sin rezongar- para ordeñar las vacas y generar el insumo básico para el gran abanico de productos que se logran a partir de este oro blanco.
Él mismo cuenta con esa doble condición ya que posee cuatro tambos propios en la zona y debe dirigir una industria que cuenta con 70 empleados.
Ubicada en Villa Libertador San Martín, está considerada una industria alimenticia y debe trabajar todos los días para generar la línea de quesos que llegan a mercados tan diversos -muchos de ellos de proximidad- ubicados en Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa. Sin embargo, Tonutti considera que el queso no es un producto de primera necesidad, aunque eso podría discutirse, desde el humilde punto de vista del consumidor.
De allí que la primera acción que encaró fue poner a sus propios tambos en situación sanitaria acorde con las normativas oficiales emitidas recientemente, independientemente de las normas de calidad y salubridad que la propia actividad requiere.
“Lo primero que hicimos fue poner nuestro establecimientos en línea con la actualidad sanitaria, y ahora estamos trabajando con los 90 tambos de la zona que nos proveen, para que ellos también no corran riesgos y puedan trabajar con la mayor seguridad posible”, explicó el empresario a Dos Florines.
Hay que recordar que la particularidad de los tambos de nuestra provincia es que, mayormente, pertenecen a unidades familiares de bajo volumen, muy atomizados y con relativa tecnología, por lo que requieren apoyo de toda la cadena. “En principio remitimos toda la información posible para que cuenten con ella y lo asistiremos en todo lo que esté a nuestro alcance”, confió Tonutti.
“Se generaron normas para todo tipo de industrias y también las hubo para los tambos. Yo espero que todas esas normas puedan aplicarse en toda la cadena de mi producto, y hay que hacer un trabajo muy minucioso con cada uno de los tamberos”, subraya el empresario.
Incertidumbre.
Con el condicionante que a la leche hay que sacarla todos los días, prepararla y enviarla a la usina, Tonutti S.A. ha puesto también la lupa en lograr que en el diseño productivo haya la menor cantidad de gente posible, y como sana medida se envió a su domicilio a aquellas personas que son consideradas población de riesgo.
“No hemos tenido ningún problema, afortunadamente, pero como todo el mundo vivimos en la incertidumbre de no saber cómo continúa esto y hasta cuándo durará. Pero tampoco sabemos si el mercado va a estar demandante de nuestro producto. Estamos abocados a la producción de quesos, y no es un artículo de primera necesidad. Consideramos que muchas personas lo continuarán adquiriendo, aun en estas circunstancias. De modo que vamos tomando las decisiones minuto a minuto, conforme cómo responde el mercado, porque también tenemos expectativas en que se reactive el comercio mundial y podamos volver a nuestros mercados externos”, precisa el empresario diamantino, quien entiende que al tratarse de una pandemia global, los países vecinos sufren los mismos problemas que Argentina.
El procesamiento de la empresa no es menor. Diariamente cuenta con 200 mil litros de leche para generar sus productos y está evaluando las mejores formas para que los empleados no corran riesgos en el trabajo cotidiano. Hasta ahora -dice- la recolección es normal, aunque marca preocupación por la logística de distribución, donde hace votos para que no aparezcan problemas.
