El sector privado reconoce un gran avance de la paridad de género en empresas entrerrianas

14/03/2021

Aunque aseguran que hay mucho camino por recorrer, en algunos casos se dan experiencias muy auspiciosas y se espera una conciencia más extendida. Dos Florines

Siempre habrá que tomar la precaución de no generalizar y, en la medida de lo posible, auscultar el ritmo interno de cada compañía trascendiendo la opinión o visión que cada empresario tiene sobre sí mismo.

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Esto como regla. Sin embargo, habrá también que convenir que hace ya algunos años se advierte un cambio en el comportamiento del sector privado entrerriano que parece venir acompañando el espíritu de época que abraza este tiempo y donde la necesidad de evitar discriminaciones, diferencias y exclusiones por cuestiones de género se afirma en una nueva cultura corporativa.

Por estos días, donde se conmemora el 8M, el tema vuelve a aparecer en el tapete y son las propias empresas las que buscan visibilizar sus experiencias: un poco para reflejar esta adaptación, y otro tanto para que cunda el ejemplo de hacer -también desde el mundo del trabajo- de la igualdad un valor social que fluye como la niebla por los departamentos de recursos humanos.

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Ciertamente que existen empresas donde desde hace muchos años se vienen practicando como decisión atemporal estos emparejamientos, otras se han sumado últimamente, algunas lo hacen para lograr equipos más complementarios y eficientes, y están aquellas que dan pasos pequeños pero firmes en la medida de sus posibilidades. Están también aquellas más renuentes y conservadores.

Hay de todo.

Sin embargo se puede advertir también un cambio en las asociaciones empresarias -grandes empresas, Pymes, del campo, cooperativas, Etc- donde la cuestión de género gana lugar y el debate derrama hacia toda la organización y, por asociación transitiva, hacia las empresas o organizaciones menores.

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Así lo reconoce Andrea Faisal, directora ejecutiva de la Unión Industrial de Entre Ríos, quien asegura que no sólo hay un fuerte avance en las organizaciones que nuclean a los empresarios, sino también un avance a nivel institucional.

“La UIER ha sido un motor de cambio en este tema y hoy en la comisión directiva trabajan muchas mujeres y lo mismo sucede al interior de los departamentos técnicos y el joven. A fin de mes estaremos presentando formalmente la Comisión de Género y Diversidad que tendrá como fin potenciar el rol de la mujer y por otro lado la unión entre las industriales con el norte en la importancia de la complementariedad, que es uno de los ejes que tendrá esta comisión”, expresa.

En cuanto a la evolución del tema paridad de género, la funcionaria, con experiencia de trabajo en Grupo Motta, asegura que muchas han asumido este tema como propio y despliegan muchas acciones, con muchas mujeres que están hoy en los principales puestos gerenciales de las empresas brindando una impronta y dinámica propia a sus gestiones.  

“Vemos que hoy ocupan lugares que muy pocos años atrás eran privativos de los varones y muchas otras vienen con un fuerte impulso y en breve tendrán un fuerte protagonismo de cara al futuro. También hay casos -hay que decirlo- que por cuestiones generacionales se da cierta postergación y que aún no encuentran la posibilidad de su desarrollo profesional. Sin embargo, creo que hubo una fuerte evolución y vemos un terreno fértil para los cambios, y una necesidad de incorporar mujeres en todas las compañías ya que hoy se sobreentiende la necesidad de la complementariedad. Está demostrado que el éxito de los equipos de trabajo se sustenta en la diversidad y la mixtura”, describe Faisal.

Ella subraya el “cambio claro” en la conciencia empresaria y considera clave seguir avanzando hacia una etapa donde definitivamente el foco esté puesto en los talentos y las capacidades de las personas.

Antecedentes.

En Entre Ríos se dio el caso de muchas mujeres empresarias que tiraron el carro sin prejuicios o vergüenzas en tiempos de ostracismo y ocultamiento de género. Silvia D’Agostino, Patricia Popelka, Norma Neiff, o muchas mujeres en el comercio y el sector rural han sido ejemplos imperecederos. Una nueva generación sigue sus pasos. Desde hace algunos años se advierte un avance del sector femenino en las líneas gerenciales.

Petropack, en este sentido, es un caso especial. Su primera empleada, casi tres décadas atrás, cuando nació como una empresita de bolsas de polietileno en calle Osinalde, fue una mujer que asumió la complementariedad y aún hoy acompaña su explosivo crecimiento siendo el factótum de la compañía: María Judith.

“Era una empresa familiar muy pequeña familiar, y me dieron la oportunidad como telefonista, administrativa, sin conocer el rubro. Me irradiaron confianza. Me enseñaron y aprendí mucho con ellos. No había computadoras, todos los sistemas eran distintos. Desde la contabilidad, planillas de producción y el pesaje de bolsas; todos los sistemas, y así fuimos creciendo y con el tiempo nos mudamos al parque industrial, con 40 empleados. Los primeros cargos que se tomaron fueron varones, pero luego comenzó un proceso de incorporación de mujeres que rápidamente se apoderaron de los conocimientos y siempre hubo una disposición desde la gerencia general a ocupar cargos estratégicos. Yo diría que desde siempre el tema del género en Petropack estuvo resuelto y nunca hubo barreras de ese tipo”, recuerda hoy el corazón de una compañía que cuenta con casi 500 empleados y donde dicen que “no es una moda, y que la mujer siempre ocupó lugares clave en la estructura orgánica de la compañía”.

Esto lo reafirma Jimena Embon, la responsable de recursos humanos desde hace 18 años.

“Cuando yo ingresé éramos 80 empleados yme dieron la oportunidad. Si bien es cierto que en proporción somos el 10 %, las mujeres ocupan lugares sensibles y desde siempre se trabajó con ese criterio. “María está a cargo de Expedición, yo que estoy en Recursos Humanos, hay una mujer en Certificación de Calidad, otra a cargo de Medio Ambiente, tenemos una en la supervisión de Procesos Productivos, varias supervisoras, maquinistas, y en el área administrativa son casi todas mujeres. Tenemos chicas que control de insumos especiales. Si bien sabemos que hay determinados trabajos que no son tan sencillo para una mujer, subyace desde siempre la decisión de trabajar en colaboración para que las mujeres puedan ocupar lugares como maquinistas, donde muchas veces requieren complementarse con un respaldo del varón”, describe Jimena.

Aquí aparece una barrera en la fuerza física, ya que ella asegura que tratan que donde haya que hacer mucha fuerza no se designe a mujeres.

En este punto coincide con Noemí Gasparín de Dellizzotti, titular de Molinos San José que entiende que la exigencia de hacer fuerzas sigue siendo una complejidad y que se cuida este detalle.

“En todas las actividades de la vida se necesita una combinación de varón- mujer. Por el tipo de actividad, propiamente de la molinería, tenemos muchos hombres porque se requiere mucha fuera y en ese punto es sabido que a la mujer le cuesta más, Otro punto es el tema de los turnos. La producción trabaja los tres turnos y en ese sentido tratamos de tener solo hombres a la madrugada en la producción. En la administración, si bien tenemos varones, la gran mayoría son mujeres. De 12 personas hay 10 mujeres”, explica la contadora, docente universitaria y empresaria del rubro alimentación.

Ella da un paso más allá en el punto y prescribe que para ciertas actividades le convence más el trabajo de la mujer, ya que cuentan con algunas características que son más valoradas en las empresas. “Tiene que ver con que la mujer no tiene tanta rotación en los trabajos. Es más estable y resistente en el tiempo, y a la empresa no siempre le sirve la rotación de personal, aunque yo se que algunas empresas tienen este precepto. En nuestro caso me gusta rotar solo si hay áreas sensibles que lo requieren.

Con el tiempo la permanencia genera mucha más eficiencia y la mujer se destaca por esto. Hay áreas donde necesitas rotar, y otras que es necesaria una estabilidad que garantice aspectos sensibles de las empresas”, reflexiona.

Asociación.

Hay un caso en Entre Ríos donde los protocolos de igualdad de género y los códigos de ética llegaron impuestos, de algún modo, pero que rápidamente se impusieron en la empresa y no hizo más que ordenar y sistematizar un espíritu que se venía forjando de hecho.

Es el caso de Laboratorio Eriochem. Su CEO, Gustavo Samojedem, recuerda que en su caso llegó por asociación transitiva pero que encontró rápido eco en la compañía que primero lo adaptó y luego de internalizó de manera inmediata.

“Hace unos seis años, tuvimos que aggiornarnos muy fuertemente en el tema de la ética, la discriminación, el trato igualitario y la cuestión de género. Fue un poco por necesidad, porque el principal socio comercial de Eriochem es el laboratorio internacional Novartis, y éste implementó una serie de códigos y protocolos, no sólo para sus empresas sino para sus socios, y eso nos empujó a trazar una línea de acción en la materia que, igualmente,  íbamos a abordar más temprano que tarde. Todos los suplidores o partners fuimos sujeto de la transformación. Ellos nos transmitieron sus protocolos y trabajos y nosotros aprovechamos para iniciar un proceso que se venía dando de hecho en la empresa. Hicimos una adaptación porque fue necesario y ahora tenemos un código de ética Eriocohem y describe un comportamiento que nos permite decir que estamos bastante adelantados. Gracias a este benchmarking nos apoderamos de una regla mundial y pudimos avanzar”, expresa el ejecutivo a cargo de la gerencia de la compañía local.

Adelanta también que los principales ejes en cuanto al manejo del personal están vinculados a remuneraciones, ascensos, premios y todo lo vinculado a respeto y promoción tiene que estar basados en performances como principal criterio. No es posible utilizar criterios vinculados a sexo, edad, físico, color de piel, nacionalidad,  religión, Etc. “Todo gira en torno al eje de la performance en cuanto a remuneración, promoción y crecimiento”, sentencia.

Samojedem reconoce que se trata de una empresa del conocimiento y que en el mundo científico las mujeres dominan muchos espacios y Eriochem no le va en saga ya que el 60 % lo constituyen mujeres y de los siete directores a su cargo cuatro son están enmarcadas en este género.

En esto coincide con Jimena Embon, de Petropack. Ella asegura que los criterios dependen de los cargos que se van demandando. “Cuando se trata de maquinistas o ayudantes de sector tratamos de definir perfiles técnicos sin mirar el género. En general son chicas que tienen estudios en mecánica, electricistas o bien son técnicas aerofotogrametristas, y para los cargos que implican la jefatura de un sector también. Laureana está a cargo de un sector y es ingeniera química. Quien está a cargo de calidad es licencianda en saneamiento ambiental, y otra es ingeniera en alimentos. Nos inclinamos siempre por la persona más apta para el puesto. Tampoco queremos ser discriminatorios al revés. Nos pasa muchas veces en montaje que vienen chicos y chicas y a veces los varones tienen el agregado de la experiencia en puestos similares y eso también es importante, aunque nos damos una estrategia de formación para los otros casos”, describe.

Avances.  

Desde la UIER, Andrea Faisal alerta que todavía se percibe en muchas empresas de la región donde el tema de la igualdad salarial no ha encontrado los canales para una igualación justa y necesaria y que hay un camino para seguir trabajando al respecto.

“No tenemos precisiones porque no lo preguntamos y forma parte de las decisiones de cada empresa, pero por diversos trascendidos advertimos que hay todavía algunas diferencias y entre todos debemos generar las condiciones para que las empresas cuenten con equipos integrados, complementarios y competitivos independientes del género y que no existan diferencias de ningún tipo en la remuneración”, prescribe desde la Unión Industrial su directora ejecutiva.

Acerca de este punto, en Molinos San José también mantienen una posición firme en cuanto a lo salarial y asegura su titular que las decisiones clave son tomadas por ella, su hija y tres o cuatro mujeres, en tanto que su esposo y un histórico asistente se encargan de toda la parte productiva.

“Al principio hubo resistencia de parte de algunos varones por los lugares que ocuparon las mujeres, porque desde siempre al personal lo manejaba yo,  y mi marido fue claro desde el principio en este punto y en ser muy cuidadosos con el respeto hacia las mujeres”, relata, agregando que las ventas en muchas provincias son manejadas por mujeres desde hace mucho tiempo y que en la medida que se tecnifique más la compañía aspectos como laboratorio, control de calidad o verificación de insumos serán puestos destinados a mujeres.  

También en Eriochem dicen que la cuestión salarial está saldada. Samojedem informa que “todo lo que es el personal de convenio se guía por escalafón de Sanidad y eso se respeta. En cuanto al personal que está fuera de convenio se trabaja con objetivos y performance anual.

Finalmente, Jimena Embon, desde Petropack dice que esto es cultural desde el nacimiento y es un tema superado en la empresa. Sin embargo cabe una pregunta para una compañía icónica de la provincia y que responden sin dudar.

-Después del recorrido de Petropack, de haber sido fundada y manejada por varones, que en los últimos años se eligieron directores varones y que los dueños siguen activos al frente de la compañía; ¿está preparada la empresa y sus 500 empleados para que la próxima CEO sea mujer?

-Sí, seguramente sí. Tuvimos una mujer que estuvo muchos años a cargo de la gerencia administrativa de la empresa y había aprendido y conocido todo, y se tuvo que ir del país por cuestiones familiares. Tranquilamente ella hubiese sido una líder excepcional y la empresa en su totalidad la hubiese aceptado- responden al unísono María Judit y Jimena.

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