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El salario pierde frente a los precios y habrá poco margen de mejora

En una economía recesiva, las empresas se ven imposibilitadas de dar aumentos que permitan mejorar ingresos en términos reales.

“Hablar de salarios en la Argentina de aquí a dos meses es hacer futurología”, reflexionó en diálogo con iProfesional una de las más reconocidas expertas en compensaciones del país.

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Sus palabras dejaron al descubierto la incertidumbre que afecta a los responsables del área de Recursos Humanos, quienes en octubre a más tardar deberán otorgar el segundo ajuste del año y que ya se preparan para cerrar los presupuestos 2019, aun sin contar con demasiadas precisiones sobre lo que pueda ocurrir.

Sucede que con la última escalada del dólar, que lo llevó de $28 a cerca de $40, se espera que los precios y las tarifas cierren el año con más de un 40% de incremento.

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“Si bien los profesionales de Compensaciones y Beneficios fueron cautos frente a las expectativas iniciales de inflación de un 15%, y estimaron en sus presupuestos un promedio del 20% para todo el año, hoy el panorama es diferente y esa cifra pareciera no ser suficiente”, señalaron desde PwC.

“Considerando las nuevas estimaciones oficiales sobre niveles de inflación, que podría llegar al 42% en 2018, estamos frente a un escenario poco positivo”, afirmó Mariela Rendón, gerente de Consultoría de People & Change de PwC Argentina.

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“Nuevamente se verá afectado el poder adquisitivo, y si bien muchas empresas están revisando los porcentajes a otorgar, el incremento promedio para personal fuera de convenio no llegaría al 30%, según los datos con los que contamos”, completó.

Encuesta.

En base a una encuesta de agosto, desde Willis Towers Watson coinciden y avizoran que para los empleados fuera de convenio el incremento de bolsillo será de entre 26% y 28% anual. En tanto, para los no agremiados no hay revisiones que obligatoriamente deban ser reactivadas.

Esto hace que los profesionales estén muy atentos a las diferencias que se generarán en sus ingresos. Según Page Executive, consultora especializada en altos mandos, “hoy en día, dos de cada tres ejecutivos sienten un impacto muy negativo producto de la inflación”.

En cualquier caso, la pérdida de poder adquisitivo parece inevitable, y los convencionados no necesariamente correrán una suerte mucho mejor. La mayoría de los gremios había pactado subas de entre 15% y 20%, con posibilidad de renegociar.

Claro que siempre hay excepciones, como la del sindicato de aeronavegantes, que logró incluir la famosa “inflación Dujovne” en su discusión paritaria y “abrochó” un aumento del 42% anual.

Con ese ejemplo como bandera, otros sindicatos fuertes, como el de Camioneros de Hugo Moyano y el de Comercio, conducido por Armando Cavalieri, que habían pactado un 25% anual, ya están pidiendo activar sus opciones de revisión para incrementar varios puntos ese porcentaje.

En caso de que ocurra este último escenario, no se prevé tampoco que los sueldos de los agremiados puedan empatarle el alza de precios.

“Todo dependerá de las negociaciones que se desarrollen y de si las mismas considerarán no solamente incrementos porcentuales sino también sumas fijas y bonificaciones extras. Dadas las condiciones actuales, pareciera difícil que los nuevos acuerdos alcancen a la inflación estimada”, agregó Damián Vázquez, socio de PwC Argentina a cargo del área de People & Change.

En las áreas de Recursos Humanos, el consenso es que no serán muchos los que le ganen a la inflación. Y si se cumplen los pronósticos que la ubican 40% por encima de la de 2017, muchos empleados habrán perdido más de 10 puntos de su poder de compra.

 

De la mano del negocio

Además del valor de mercado del talento y las paritarias, el tercer factor que puede empujar hacia arriba (o hacia abajo) los aumentos salariales es el resultado operativo de las empresas.

Del mismo depende no sólo la capacidad de las compañías para dar incrementos, sino también la cifra final por desempeño para quienes reciben bonos anuales o incrementos selectivos.

Lo cierto es que con consumo alicaído, actividad en baja y exportaciones con retenciones, la perspectiva para los negocios en la mayoría de los rubros no es demasiado alentadora.

“Hay una recesión clara que se empieza a visualizar y que puede incluso empeorar antes de fin de año. Hoy no hay empresa con la que yo hable que me diga que está segura de que va a llegar al plan y que está en un contexto positivo”, dijo Marcela Angeli, directora de Gestión de Talento y Compensaciones de WTW en Argentina.

En ese marco, los últimos números con los que cuenta WTW muestran que en 2019 las compañías ya anticipan una inflación superior al 21%. A partir de ese cálculo, planifican aumentos cercanos al 22%, si bien esos números aún no están escritos en piedra.

¿Por qué tan poco margen? “Este año también se quedaron cortas. Las empresas siempre prefieren ir a negociar más dinero si ven que la inflación es mayor a la prevista. Así que será difícil recuperar el poder adquisitivo que se pierda”, estimó la ejecutiva.

“Hay una recesión clara que se empieza a visualizar y que puede empeorar antes de fin de año. Hoy no hay empresa con la que yo hable que me diga que está segura de que va a llegar al plan y que está en un contexto positivo” (Marcela Angeli)

Los presupuestos salariales para el año próximo se estarían cerrando entre octubre y noviembre de este año, en medio de un gran clima de incertidumbre.

Por eso es que Rendón estima que “en función a los cambios que se han suscitado en tan poco tiempo, puede que la presentación del presupuesto salarial 2019 se demore un poco más, a fin de monitorear cómo impactan los nuevos anuncios en la inflación de septiembre y qué proyecciones se considerarán para el resto del año”.

La mayoría de los clientes de PwC en Argentina que participan de sus informes de compensaciones y beneficios, aún no han definido los porcentajes para el año próximo.

“En función a los cambios que se han suscitado en tan poco tiempo, puede que la presentación del presupuesto salarial 2019 se demore un poco más, a fin de monitorear cómo los nuevos anuncios impactan en la inflación de septiembre y qué proyecciones se considerarán para el resto del año” (Mariela Rendón)

En Page Executive también notan que la indefinición de subas remunerativas se tornó más espinosa de lo que se preveía inicialmente.

“Se está ante un contexto muy delicado y la claridad en las decisiones sobre bandas salariales resulta un factor ineludible. Pero lo que puede ser determinante en esta etapa es priorizar la eficiencia para elegir nuevos recursos. Y en donde sea posible la reestructuración, apuntar a estructuras más livianas, ágiles y eficientes”, indicó Caleca.

“En el 50% de los casos, lo más eficiente para una empresa que debe que enfrentar una redefinición de salarios es aprovechar para hacer una relocalización de los talentos en posiciones estratégicas, algo que resulta más difícil en puestos con trabajadores sindicalizados”, sugirió.

En este sentido, los especialistas coincidieron en que no será fácil que el año próximo se pueda recuperar el poder adquisitivo perdido en esta escalada inflacionaria.

“Si bien en algunos sectores se espera una posible mejora del consumo, todo indica que volveremos al escenario en el cual el poder adquisitivo pierde la pelea” (Damián Vázquez)

“Mucho dependerá de cómo se estabilice la economía y se recupere del impacto de la fuerte devaluación. Si bien en algunos sectores se espera una posible mejora del consumo, todo indica que volveremos al escenario en que el poder adquisitivo pierde la pelea”, resumió Vázquez.

Los jefes “Millennial” son un aspiracional para los empleados, ¿pero qué piensan ellos sobre ese nuevo rol?

“La recuperación de las empresas depende del contexto macro, por ende de cómo impacta la inflación y la devaluación en las distintas industrias”, distinguió Caleca, citando una reciente encuesta de Page Executive que da cuenta de que 7 de cada 10 ejecutivos reconocen que se está atravesando un momento de desafíos y cambio de estrategias.

“Pese a la coyuntura, vemos poco probable un ajuste por encima de la inflación. Por lo tanto, la manera más estratégica de superar este momento es evitar la rotación no deseada y aprovechar para renovar los planteles con talentos”, aclaró.

Consecuencias.

No solo el bolsillo de los empleados y trabajadores independientes se verá afectado por el desfasaje entre las previsiones de inflación y los incrementos salariales. Las empresas también padecerán consecuencias.

“Vuelve a debilitarse el reconocimiento al desempeño que tanto habíamos destacado el año pasado. Las ‘reservas’ del presupuesto inicial se ven reducidas ante los cambios en los porcentajes a otorgar, dejándolo (otra vez) con un impacto mínimo”, reflexionó Rendón.

En la medida en que los aumentos quedan reducidos (en el menor de los casos a recomposiciones por inflación) la performance y el esfuerzo no quedan recompensados, y esto multiplica el clima de malestar entre los empleados.

Eso no es todo. Otro de los riesgos que trae aparejado este escenario será un retorno de un tristemente célebre fenómeno, el solapamiento salarial.

Es decir, mientras los niveles jerárquicos superiores no fueron los más beneficiados por los ajustes, la brecha entre sus ingresos y el personal de jerarquía inmediatamente inferior se achica.

“El solapamiento es un efecto casi directo”, arrancó Angeli. “Hay empresas que en estos años trabajaron para minimizarlo y trasladaron los aumentos de convenio a los fuera de convenio. Dado el actual contexto, algunas que ya no tenían solapamiento es probable que vuelvan a tenerlo. Y las que lo seguían teniendo, es posible que se les vuelva a profundizar”, indicó la directiva de WTW.

“Es cierto que las paritarias de alguna manera tienen un foco particular en la discusión salarial, aunque para el caso de los ejecutivos en particular termina siendo una negociación más bien puntual de cada gerente/director; de todas formas todavía no vemos que pueda haber inconvenientes de solapamiento”, concluyó Caleca.

Fuente: Paula Krizanovic / Iprofesional

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