El girasol, un cultivo en peligro de extinción

02/01/2019

Desde CRA denunciaron el mercado “cartelizado” del girasol en Argentina, en donde “una oferta atomizada compite contra una demanda oligopólica”. Dos Florines

 

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En nuestra provincia, en la actual campaña agrícola 2018/19, se sembrarán, según las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, unas 5.000 hectáreas de girasol, un 233% más que en el ciclo precedente, cuando se habían implantado apenas 1.500 hectáreas.

Este repunte puede ser considerado interesante dado que se constituirá, de confirmarse el pronóstico de la Bolsa, en el mejor registro de las últimas siete campañas. El área girasolera 2018/19, sin embargo, es insignificante si se la compara con las 72.605 hectáreas sembradas en el ciclo 2007/08.

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Mientras, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) dio a conocer un trabajo donde señala que el girasol se ha convertido en un cultivo en peligro de extinción –en Entre Ríos, en la campaña 2015/16, se hicieron sólo 500 hectáreas– y denuncia el “histórico” mercado “cartelizado” del girasol en Argentina, en donde “una oferta atomizada compite contra una demanda oligopólica en la cual sólo tres firmas concentran un 70%” del mercado.

Sin un valor de referencia claro en los mercados, asegura CRA, la transparencia en la dinámica de precios “está condenada” y “su presencia se nota con mayor sensibilidad en momentos de baja de precios, donde los demandantes frente a estos escenarios continúan manteniendo sus brechas de precios poco claras con respecto a Rotterdam, que finalmente ajustan sobre el eslabón más débil: él productor”.

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“Analizar los fundamentos de la baja del precio internacional de un 17%, justificada en el hecho de que la cosecha mundial anterior había sido mala principalmente en Ucrania y Rusia, con unas 600 mil toneladas menos de producción en la comparativa anual global, pero que en 2018, y debido a las excelentes condiciones climáticas en el hemisferio norte, la cosecha fue un 6,5% mayor que la anterior y terminaron empujando los precios a la baja. Esto es sólo una parte de la película, el precio de referencia de Rotterdam aceite bajó hasta tener un equivalente en girasol de u$s 293 /tn a los cuales todavía queda restarle los costos de fobbing y los derechos de exportación de $4/dólar, hoy cercanos al 10%”, dice CRA en su trabajo.

Hoy en cosecha el valor más repetido en las operaciones de venta es de u$s 217 /tn, sensiblemente menor a la capacidad de pago real de la industria que hoy afirma que sólo puede pagar $ 8.400/tn. Y así lo informa en las ‘pizarras de referencia’ que claro parecen que empezaron a funcionar después de mucho tiempo de no informar precios. La distorsión es tan grande que ya llega a los U$S 43/tn. Y se riñe no sólo con las matemáticas sino también con los cálculos oficiales, dado que la Secretaría de Agroindustria publica una capacidad de pago de la industria que hoy marca una diferencia con la pizarra de $830/tn”, agrega el informe.

El exto agrega que “no menos cierto es el tema de la no aplicación del descuento de los derechos de exportación en la producción de Primicia del Norte ya que su principal destino es el mercado interno, pero se descuenta en forma completa, y como siempre el que termina pagando es el productor la oleaginosa haya ido a exportación en cuyo caso sería valedero o haya ido a mercado de consumo interno en cuyo caso descontarla del precio es una agresión al intelecto del productor”.

El cultivo de girasol ha sido tradicionalmente importante durante años en regiones como el NOA, Sudoeste y Sudeste pampeanos.

En los últimos 40 años se han logrado avances genéticos que permiten obtener mejores cosechas, desde aquellas primeras variedades hasta los híbridos actuales con mejoramientos en rendimiento y sanidad. Un reflejo de esto es la importancia que está tomando en el NOA este cultivo que permite una primicia y a su vez la combinación con un maíz de segunda una herramienta importante en el esquema productivo. Sólo en Chaco se sembraron 468.000 hectáreas que aportaran el 30% de las 3,5 millones de toneladas esperadas para este cultivo.

Este avance productivo, sin embargo, “no tiene como correlato un desarrollo de mercados que permitan una transparente y ágil comercialización. Los productores sembraron con una expectativa de precio de u$s 300/tn. Y hoy venden a u$s 83 menos y de esos un 52% corresponde a una distorsión del precio ofertado de compra muy difícil de explicar”, se sostiene en el trabajo.

Si bien su aceite forma parte de la dieta doméstica, no se han realizado esfuerzos suficientes para mantener activas las exportaciones, ya sea de grano tal cual o de su aceite y expellers, agrega CRA.

En el caso de la soja, fuertes inversiones en fábricas de molienda y activa exportación del grano tal cual, han permitido tener un mercado activo con muchos actores y garantizando transparencia.

Lo contrario ocurre con el de girasol, donde “el productor sigue cautivo de unos pocos compradores que pagan precios, muchas veces alejados de la realidad internacional del producto en un mercado cartelizado, con prácticas comerciales generalmente viciadas y alejadas de lo que sería contar con mecanismos transparentes e idóneos de formación de los precios”, denuncia CRA.

Este cultivo, que por su volumen es como una economía regional para las delimitadas áreas donde se produce, “debería recibir la atención de las autoridades para encontrar caminos que permitan acciones público-privadas tendientes a lograr volúmenes de exportación tanto del grano como sus subproductos”, propone la entidad.

“El gran esfuerzo de los productores debería tener, en ya tantos años, un correlato comercial y de mercados a la altura del gran esfuerzo de los productores.  Ningún mercado y menos uno de exportación se desarrolla sin volumen, pero bajo estas condiciones de mercado actuales es factible que la producción en 2019 vuelva a caer”, arriesga CRA.

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