El factor sindical

02/01/2018

Entrevista a Senén González, autor de varios libros sobre el mundo sindical, entre ellos, “Breve historia del sindicalismo argentino” (El Ateneo 2009, escrito junto a Fabián Bosoer), y trabajando sobre otros que verán la luz pronto, el especialista Santiago Senén González dialogó con El Economista sobre la relación de la CGT y el Gobierno y el futuro de Hugo Moyano, entre otros temas.

 

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– El movimiento obrero fue un integrante importante de la coalición oficialista, pero en el último tiempo hubo cortocircuitos. ¿A qué obedecen?

– Los cortocircuitos son los lógicos entre ese sector sindical y el Gobierno. Obeceden a una dinámica constante. Las diferencias se pueden acrecentar debido a una situación económica que podría determinar un ajuste, que alcanzaría también a la clase trabajadora. Y ahora, ante la crisis, no se habla tanto de aquel plus de fin de año con el que se inició 2011.

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– En junio de 2012 vence el mandato de Moyano al frente de la CGT. ¿Usted cree que se quedará hasta esa fecha? ¿Cree que Moyano se irá o podría seguir otro mandato?

– Estimo que Moyano se quedará hasta esa fecha. Una vez que termine, estimo que se podría ir. Para aceptar otro mandato deben darse condiciones difíciles, aunque no improbables, como conseguir un mayor apoyo de los sectores dentro de la CGT. La relación de fuerzas internas es cambiante. Recientemente, Gerardo Martínez, el “delfín” del Gobierno, expresó que Moyano tiene “todas las condiciones para volver a candidatearse”. Entre las fortalezas de Moyano están su buen vínculo con los empresarios, como quedó demostrado en la reciente reunión anual de la UIA y en especial con la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadecae). En el Gobierno conversa con Julio De Vido mientras hace reclamos no escuchados, que se interpretan como desafíos, desde hace un año por el reparto de las ganancias y el impuesto por las mismas. En previsión de eventualidades ya tiene armado su “bunker” desde donde puede efectuar algunas acciones ofensivas: la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Cattt). En ese ámbito actúan casi todos los gremios ligados al transporte terrestre, marítimo y aéreo.

 

– ¿Cómo está la correlación de fuerzas dentro de la CGT?

– El sector de Moyano mantiene la conducción. Los pocos independientes actúan según las circunstancias. En tanto, los Gordos abandonaron la conducción, pero no la CGT. Está también un grupo de gremios que utiliza el título de CGT Azul y Blanca, que conduce el gastronómico Luis Barrionuevo. Hay un nuevo protagonista en el damero sindical y es la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que agrupa a pocos gremios pero afilia en forma individual a trabajadores como también a movimientos sociales y ONG. Actualmente está dividida en dos sectores: uno, afín al Gobierno y el otro, en discrepancia.

 

– Acorde con el proceso de industrialización del que habla el Gobierno, ¿no sería coherente con ese relato que haya una mayor presencia de los sindicatos industriales al frente de la CGT?

– No es necesario que el representante de un sindicato industrial esté al frente de la CGT. En los inicios de esta central, la conducción fue de la Unión Ferroviaria, por ser un gremio de extensión territorial. Durante el peronismo, en su primera etapa la orientó un dirigente de la alimentación, José Espejo, cercano a Eva Perón. Fallecida Eva, se hizo cargo un dirigente de otro pequeño sindicato, Farmacia, Eduardo Vuletich. Durante los años de la proscripción, el secretario general era José Alonso, de otro sindicato de escasa cantidad de afiliados, el del Vestido, al que le decían “de las costureras”. Luego, ya con la democracia, su referente fue Saúl Ubaldini, el titular de un gremio una rama más que ínfima (los cerveceros). Lo importante no es de qué sindicato sea el líder, lo que importa es el apoyo político y el equipo que rodea al dirigente. No creo que le aporte más o menos coherencia al relato del Gobierno el hecho de que la CGT sea conducida por un sindicalista de origen industrial.

 

– El Gobierno pretenderá que los acuerdos salariales del 2012 se hagan con un techo (algo que los sindicatos siempre rechazan), para reducir la tasa de inflación. ¿Cree que será posible que los sindicatos acepten negociar sus salarios en niveles inferiores a los de los últimos años?

– Los sindicatos aceptan sugerencias y no imposiciones de los sindicatos más poderosos. Hay que recordar que la CGT no discute el convenio colectivo de trabajo sino que son los propios sindicatos. Además hay gremios que lideran la renovación del nuevo instrumento como ocurrió hace muchos años, con la UOM y, recientemente durante la vigencia del “kirchnerismo”, con los camioneros. Por eso a fin de año se decía “los aumentos van en camion”. Es difícil que “la sangre llegue al río”. Además, no importa sólo el porcentaje de aumento de sueldos sino, también, otros items que forman parte de la negociación. No creo que, a pesar de una negociación más difícil en puertas, se rompa el acuerdo tácito entre el sindicalismo y el Gobierno, ni que haya un paro general.

 

– El año pasado y éste se especuló mucho con la presencia que tendría el sindicalismo dentro de la oferta electoral oficialista. Finalmente les dieron menos lugares que los que pretendían. ¿Por qué?

– La conducción de la CGT reclamaba mayores lugares en las listas de candidatos. Quería ocupar un espacio que solamente lo obtuvieron con Lorenzo Miguel durante el tercer mandato de Perón, cuando lograron el 33% de los puestos electivos. El “cristinismo” no aceptó el pedido, prefirió optar por una jugada transversal como la que intentó, y luego abandonó, Néstor Kirchner. La Presidenta priorizó más otros sectores, como La Cámpora, que a las viejas estructuras.

 

– En algunos conflictos sindicales y laborales recientes adquirieron protagonismo algunas comisiones internas, con un discurso más de izquierda y crítico con respecto al de las cúpulas de sus sindicatos. ¿Eso volverá a ocurrir? ¿Es una nueva tendencia?

– Efectivamenente, va a volver a ocurrir, porque es función del sector contestatario ocupar lugares vacíos. Cuando el sector que responde al oficialismo se ve obligado por diversas circunstancias a retroceder, los sectores más combativos ocupan ese lugar. Va a ocurrir y no es una nueva tendencia. Siempre hubo “comisiones internas” o cuerpos de delegados más combativos ya que no tienen las responsabilidades de la conducción. Por eso el creador del movimiento peronista advertía como dogma: los dirigentes deben ir a la cabeza de sus dirigidos o ellos avanzarán con sus cabezas.

 

– El sindicalismo es uno de los sectores de la sociedad en el que hay menos cambios de figuras. ¿Es así o cree que existe una renovación en sus filas?

– No existe una renovación en sus filas y por eso muchos sectores reclaman mayor democracia sindical. Pero la tendencia de mantener figuras conocidas también se da en el empresariado. También se extiende a otros casos, como la política. No hay que olvidar aquellos gritos de “que se vayan todos”. Claro que hay que definir quién queda o la experiencia de quiénes vengan. Para manejar un barco, dicen en la CGT, es preferible un capitán y no un marinero recién recibido.

Fuente: El Economista

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