Avícolas, porcinos, extrusores y otras producciones que demandan de alimentos balanceados, además de los arrendamientos, sienten el significativo incremento de costos que provocó otra vez la medida. Nación prometió compensaciones, pero aún las siguen esperando. Nahuel Amore
Con el objetivo central de consolidar las reservas al cierre de 2022, el Gobierno nacional echó manos nuevamente al “dólar soja” como herramienta para generar al menos 3.000 millones de divisas en moneda norteamericana. Sin embargo, la medida, que se extenderá hasta fin de año, provoca al mismo tiempo una serie de daños colaterales a partir del aumento en el costo de la oleaginosa y sus derivados que impacta tierras adentro, donde se producen pollos, cerdos, feedlots y leche, además de que altera otros precios relativos que también se modifican al alza como son el maíz y hasta los arrendamientos.
En este escenario, con el diario del lunes de lo que ocurrió en septiembre, pero también con el decreto ya en marcha y aumentos que empiezan a trasladarse entre los eslabones de las diferentes cadenas de valor, la Secretaría de Agricultura que conduce Juan José Bahillo convocó esta semana a una reunión para evaluar mecanismos de compensación que morigeren los efectos del “dólar soja”. Representantes de cámaras de productores porcinos, avícolas y bovinos, y de cámaras de extrusores de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe, dialogaron sobre el tema y escucharon el compromiso de avanzar en esta política de contención que garantice también el abastecimiento.
Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), estuvo presente en el encuentro y destacó que el sector, junto a otras cadenas, volvió a presentar una queja por el impacto directo en los precios del “dólar soja”, tal como lo habían hecho en septiembre. Por ello, en diálogo con DOS FLORINES, consideró clave un sistema de compensación sencillo “para que no tengamos que trasladar a precios por estos 30 días, sobre todo para los consumidores”. “Hacer un aumento de costos en el punto de partida, cuando se termina potenciando en el consumidor final, representará cerca del 20%”, alertó.
En ese sentido, Domenech advirtió por la suba importante no sólo de la tonelada de soja, sino sobre todo de la harina y los expellers. “Es una fortuna lo que se debe pagar en un mes”, criticó, y sostuvo que por ello aguardan cuanto antes por estas compensaciones, aunque consideró: “Está muy confusa la forma en que pueda realizarse”. “Hay mucha preocupación porque no hay un rumbo claro de cómo se va a canalizar esta compensación y las empresas no están en condiciones de sostener otro aumento, porque fue mucho el dinero que se perdió en septiembre. No hay razón para recibir este impacto en diciembre”, afirmó.
Extrusado y balanceados
Pablo Sánchez, presidente de la Cámara de Biopymes de Entre Ríos, recordó que las empresas extrusoras también están a la espera de las compensaciones correspondientes. “La intención del Gobierno es tratar de subsidiar al poroto de soja para los extrusadores en principio o la molinería de balanceadores, con el compromiso de que entreguen a las granjas al precio anterior al aumento. Este compromiso quedó plasmado en una intención que todavía no se ha confirmado”, expresó el empresario, quien formó parte de la reunión en la Secretaría de Agricultura de Nación.
“Probablemente el martes tengamos alguna comunicación formal con alguna resolución. En el mientras tanto quedamos en esa espera de la propuesta”, señaló, y acotó que el compromiso es también que las grandes compañías vendan los subproductos de la soja al precio previo. “Este punto no se está dando. Siguen vendiendo la harina Hi Pro al precio del dólar soja. Estamos a la espera de que se ajuste todo. Es decir, por ahora son intenciones y seguimos pagando caro”, advirtió.
A su turno, Silvana Roitman, socia gerente de Molinos Centro SRL, indicó que el aumento de los alimentos balanceados termina impactando de manera significativa en los productores. “Estamos muy preocupados por esta medida que distorsiona y afecta a nuestras economías regionales”, sintetizó la joven industrial a DOS FLORINES.
“Particularmente en nuestro rubro donde fabricamos alimentos para vacunos impacta de lleno en un contexto donde el productor lechero ya no tiene más resto, ya que viene atravesando años de sequía y cosechas muy magras. Se necesita de la proteína de soja para poder sacar leche, y la misma aumentó un 40% en dólares en un solo día a causa de esta medida, cuando al productor no se le ajusta su precio ni cerca de lo que ajustan sus costos mensualmente a causa de la devaluación”, lamentó.
En la misma línea, recordó que “la industria láctea también está atravesando problemas: para salir al exterior tiene un dólar pisado y si aumenta sus precios en el mercado interno se resiente el consumo”.
Del mismo modo, Roitman apuntó que el dólar soja también desestabiliza los costos de alimentación de los bovinos. “Con la ganadería de carne vacuna también es un momento clave ya que a causa de la gran sequía que atraviesa gran parte del país, se necesita hacer destete para salvar la vaca y asegurar futuras pariciones. De no poder hacerlo estamos comprometiendo a mediano plazo el stock ganadero. La situación interna y externa de mercado es similar a la de la lechería”, alertó.
Avicultura
El empresario Augusto Motta, socio de Grupo Motta, consideró que “el principal problema que genera el dólar soja es la distorsión de precios relativos”, entre ellos el maíz. Al respecto, recordó que la industria avícola consume el grano de maíz como principal materia prima para desarrollar el alimento para las aves, siendo el componente del alimento balanceado uno de los más relevantes en el costo del kilogramo de pollo que representa entre 68 y 70%.
“Como el productor tiene un precio diferencial (mayor) en soja, decide vender ésta y no comercializa maíz. Esto genera que no podamos conseguir maíz y esta caída en la oferta de granos tracciona a una suba en el precio del maíz, llegando a pagar precios superiores a las pizarras, hasta un 15%”, lamentó.
Sobre este punto, dijo que “esto sí nos encarece muchísimo el costo y nos deja en situación límite de rentabilidad frente a los precios actuales del pollo en el mercado local”. “Si esto se diera deberemos traccionar a una suba de precios del pollo para diciembre”, anticipó a DOS FLORINES.
Por otra parte, recordó que los derivados de soja, como harina Hi Pro y el expeller de soja, sufren fuertes aumentos, siendo que son indispensables para el desarrollo de la nutrición animal. A su vez, señaló que hay frigoríficos que formulan el alimento con un mayor porcentaje de soja, lo cual también encarece mucho el costo, porque debe convalidar el precio del dólar soja. “Esto también puede traccionar a subas adicionales en precios”, advirtió.
En este contexto, Motta planteó que “la industria avícola necesita certidumbre, reglas claras de juego, para poder planificar y proyectar su desarrollo mínimamente al 2025”. “El productor para el año que viene va a volver a especular con un dólar soja 3, lo que va a generar una mayor densidad de territorio destinada a la siembra de soja, en detrimento del maíz, y una mayor retención del cereal, especulando los precios diferenciales”, observó.
Porcinos
El sector porcino también afronta un fuerte aumento en la estructura de costos que pone en jaque la ecuación de los productores. Juan Pablo Cerini, socio de la firma El Hinojo, también advirtió que la harina Hi Pro tuvo un 35% de incremento de precio y eso afecta al eslabón primario de la cadena. “El aumento de la pizarra de soja fue copiado exactamente por el aumento de la harina de soja”, lamentó.
Según explicó a DOS FLORINES, “la harina Hi Pro es un insumo que explica alrededor del 15 % del costo del cerdo. Es un componente fundamental de la alimentación. Esta suba del precio de la harina significó un aumento del 12% en el costo del alimento. Y el alimento es casi el 80% del costo de producción del animal con lo cual el impacto es fuerte”.
Ante esta situación, planteó que desde la empresa buscan alternativas para reemplazar un porcentaje de la soja. “Nosotros como medida que tomamos es tratar de volver a meter arveja en la mayor proporción posible en las diferentes dietas donde se puede incorporar, para tratar reducir el consumo de harina de soja”, sostuvo el actual vicepresidente de la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper).