El arroz, entre el aumento del consumo y un horizonte optimista

30/07/2020

La pandemia hizo crecer el consumo interno y algunos productores creen que puede hacerse más arroz. Danilo Lima

La pandemia del Covid-19, que tantos problemas genera en numerosas actividades económicas del país, le dio una mano al arroz, una de las economías regionales más importantes de Entre Ríos, al punto que hizo crecer el consumo interno.

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Si bien no hay porcentajes precisos sobre el incremento –un informe del Ministerio de Agricultura de la Nación ubica el consumo aparente, hasta 2019, en 10 kilos por habitante y por año–, productores e industriales, consultados por DOS FLORINES, confirmaron el crecimiento y, en algún caso, hasta vaticinaron un futuro relativamente halagüeño para el cereal.

Claudio Francou, de la Cooperativa de Comercialización y Transformación Arroceros Villa Elisa, dijo que el consumo interno registró un “crecimiento es muy importante” y ubicó la razón central del aumento en la pandemia. “El Estado, en todos sus estamentos, ha comprado mucho arroz para asistencia alimentaria y también lo hicieron las organizaciones sociales”, explicó Francou, y agregó que “el mercado natural, vía cadenas o mercados de cercanía, demandó más porque el consumidor se volcó a productos económicos y no perecederos. También, creo, el hecho de que la gente se quedara en la casa hizo que se cocinara más arroz porque es una opción para comidas elaboradas”.

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Con relación al trabajo de la cooperativa en este tiempo de pandemia, Francou dijo que “nuestra actividad, en estos meses, ha sido casi normal, dentro de esta nueva normalidad. Tomamos medidas muy estrictas, drásticas, desde el primer día de la cuarentena y, en ese sentido, no hemos tenido problemas”.

Con un mercado interno muy demandante, la cooperativa de Villa Elisa debió dosificar las entregas y reacomodar destinos.

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Ante este marco, Francou vaticinó que “se va a hacer más arroz” porque el productor está entusiasmado. “Hay otro clima y la gente está viendo al arroz como una alternativa porque los números hoy son positivos”, explicó, aunque advirtió que su pronóstico se cumplirá en la medida que “se pueda resolver el tema de la financiación que es una cuestión muy importante”.

El año que viene, insistió el cooperativista, “creemos que será bueno”, acaso “sin los precios en dólares que tiene el arroz en la actualidad que, por ahí, es un efecto muy particular. En el mundo ha aumentado a 80/100 dólares la tonelada porque Estados Unidos está con poco stock y salió del mercado. Se cree que el precio va a bajar y no se va a mantener en estos niveles, pero no va a volver al estadio anterior por lo que el piso quedará más alto”, analizó.

Tres razones.

Mientras, desde La Paz, Laura Varese, del Molino Santa María –donde se elaboran las marcas Tacuarita y Don Bernardo–, en diálogo con este portal, consideró que el aumento del consumo interno de arroz obedeció al sobrestock, el cambio de hábitos y la gran crisis económica que sufre el país.

“Pienso, en primer lugar, que hubo un sobrestockeo de las cadenas y del consumidor hacia el comienzo de la pandemia; segundo, se registró un cambio en el hábito de consumo; y, en tercer término, la gran crisis hizo que los consumidores buscaran alimentos, como el arroz, que es un cereal que aporta mucho y no tiene el costo de una proteína”, explicó.

Varese confirmó que en los primeros meses de la pandemia “hubo una gran demanda, el mercado traccionó muchísimo y las ventas de arroz aumentaron, o, al menos, se mantuvieron. Lo que sí se incrementó notablemente fue la cantidad de gente que nos llamó, tanto del mercado interno como de la exportación. Tuvimos llamados de México, de Nigeria, de países insólitos, y hasta de Paraguay que es un exportador por excelencia”.

A pesar de las llamadas de mucha gente que quería distribuir las marcas Tacuarita y Don Bernardo, la decisión que adoptó la empresa paceña fue no sumar clientes nuevos porque, argumentó Varese, “ante la crisis la cadena de pagos podía verse resentida” y “no quisimos arriesgar en absoluto”.

“Pusimos muchas fichas en el mercado interno, y, en materia de exportaciones, no digo que las hayamos dejado de lado –seguimos exportando a Turquía el arroz doble– pero nos focalizamos en los clientes que nos comprar durante todo el año. Esos clientes quisieron sobrestockearse y nos alcanzó con ellos para cubrir nuestra producción”, explicó.

La empresaria admitió que al inicio de la pandemia hubo mucha incertidumbre. “Fueron días de muchísimo estrés porque uno no sabía qué iba a pasar con la cadena de pagos, tanto de los supermercados chicos y como de las cadenas grandes. Después, como empresa, entendimos que debíamos estabilizarnos dentro de tanta inestabilidad”.

La pandemia obligó a establecer pautas de seguridad muy claras. “Comprendimos que debíamos cuidar la producción y la gente, por lo cual decidimos trabajar en turnos rotativos para no vernos resentidos ante la eventualidad de que apareciera algún caso de Coronavirus. También decidimos dar prioridad al pago de sueldos a nuestro personal, que nos apoyó muchísimo y eso es algo de gran valor que apreciamos”, remarcó.

De cara a la post pandemia, Varese consideró que será una etapa “muy complicada” porque “la crisis recién comienza y el coletazo vendrá después”.

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