Dos Florines cumple 10 años: cuando sea grande quiero ser periodista

20/09/2020

Hace una década comenzábamos a desovillar este puñado de buenas intenciones que ha atravesado una realidad compleja. Gustavo Sánchez Romero

Si un médico irrumpiera en esta fresca y luminosa mañana de domingo y me dijera que me queda apenas un manotazo de vida y tengo tiempo sólo para arrojar sólo dos palabras como una botella al mar. Ya sé lo que diría.

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Pienso en esta disparata ucronía mientras comienzo a desplegar este florilegio de impulsos retrospectivos que me abordan como un enjambre frenético de insectos que se abalanzan para que reaccione y ordene miles de imágenes, sensaciones, alegrías, frustraciones, proyecciones de este error de imprenta que se ha dado en llamar Dos Florines.

Mis dedos se mueven desordenados. Ansiosos e inseguros. Sé por dónde este libelo puede intentar despegar, pero como un cohete navideño, sólo el destino sabrá dónde terminará. Quizá convenga comenzar por el principio, aunque siempre hay algo mágico que lo tuerce, como en el poema Ajedrez, de Borges: Dios mueve al jugador, y éste, la pieza… qué Dios detrás de Dios la trama empieza.

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La historia de Dos Florines es más ramplona y pedestre, sin tantas grandilocuencias.

Aunque cueste creerlo, esta idea debe su input a Martín Palermo. Sí, Palermo. El optimista del gol, el blondo ex jugador de fútbol que tantas alegrías le regaló a los xeneizes.  

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Una tardecita cualquiera, en el umbral de la primavera me encontraba en algunos de los dos hoteles que tiene la ciudad en la Costanera alta, al que no quiero definir porque la memoria no viene en mi ayuda ahora.

Boca jugaba en Santa Fe y había decidido concentrar en Paraná. Seguramente esperaba yo en el lobby a mi entrevistado cuando arribó el colectivo y una turba de fanáticos se abalanzó para pedir un autógrafo, abrazarlo, tocarlo o simplemente mirarlo de cerca.

Era un torbellino que convertía a las moles de seguridad en papelitos que apenas contenían la avalancha. Sentado a unos metros;, yo, que alguna vez me perdí en los sueños imaginándome ese lugar, mirando como un antropólogo, me hice unas preguntas que dispararían este futuro.

¿Qué lleva a que un futbolista, ser lejano de las grandes masas, millonario y excéntrico, reciba este fervor religioso cuando, en el fondo, es su trabajo y logre mucho dinero por él?; ¿por qué sucede lo mismo con un cantante de rock, un actor de cine, un dirigente político y no así con un empresario que invierte su dinero, genera empleo, agrega valor y corre riesgos para también ganar dinero como los anteriores?

Es obvio que muchas de las respuestas las sabía o las infería, pero no dejaba de ser un intríngulis que me acompañaría algunas semanas.

En tanto, la semilla germinaba al calor de una pregunta más proyectiva y expectante: ¿acaso había lugar en un mercado regional del periodismo -que cambiaba a ritmos avasallantes modificando todas las estructuras con el sentido que ya imponían las nuevas tecnologías- para un diario de economías y negocios que tuviera como norte instalar la actividad privada en la agenda pública?

No lo supe entonces, no lo sé ahora.

Si hubiese esperado tener la respuesta quizá no hubiese corrido el riesgo. Pero de presionar el mármol con tiempo y paciencia, Miguel Ángel le dispuso cinco años al David. Con más enjundia que talento, en nuestro caso, echamos a rodar un amasijo de intuiciones, convencidos que el espacio se sigue midiendo con el tiempo.

Principios.

Es domingo, temprano. Hace frío. El invierno no termina por morir y la primavera no alcanza aún a nacer. Si los milenarios ciclos del universo no se truncan o desvían, eso sucederá mañana. Una pandemia atemoriza y confunde el mundo y la Argentina zozobra en sus propias iniquidades. Yo me obstino en rebobinar estos 10 años esquivos y pletóricos de sinsabores y esperanzas que se arremolinan sin discriminar lo bueno y lo otro, pero justifican cada minuto.

A los periodistas nacidos en las redacciones de los diarios nos fluye tinta por las venas. Raza en extinción, rara avis de esta profesión condenada al destierro de sus propios sueños, la bohemia es la raza y la religión. Oficio maléfico que abreva en las fuentes de la ética puritana y que se deja guiar por su desapego a la vorágine de los mercados y la melancolía de las viejas Remington.

El periodismo no es el poder, apenas su ama de llaves; decía el viejo maestro José María Pasquini Durán, jefe de Política del original y recordado Página 12. Nada más cierto. Y parafraseando a Porfirio Díaz, podemos decir: pobre periodismo, tan lejos de la formalidad y tan cerca de lo efímero y los agapés.  

Diez años atrás la prensa gráfica ya mostraba los primeros síntomas de agotamiento de un modelo  de negocios basado en el papel y estrategias comerciales vetustas. Con la irrupción del pensamiento líquido y la cultura del display, más temprano que tarde se produciría una crisis que era difícil de configurar, pero fácil de advertir.

Quizá allí resida unas de las pocas virtudes de este equipo. En El Diario de Paraná esa tendencia se potenciaba en un paralelogramo de desidias empresarias, falta de inversión y escaso interés en la reconversión. Entre el no saber cómo, no querer y no poder, el destino estuvo sellado mucho años antes del aciago final. Sin embargo, Dos Florines tiene una gran deuda con el matutino paranaense, no sólo por lo que dio como despliegue, ascenso en la profesión y hasta en convocarlo a convertirse en el suplemento de Economía y Negocios durante todos los domingos, por más de dos años, en formato papel. Gran experiencia profesional para consolidar la idea.  

El periodismo de nicho se perfilaba como opción. Y allí fuimos nosotros. A tientas por esa nublosa intuición, quien suscribe se dedicada a los negocios y las finanzas; Danilo Lima, especialista en los avatares del campo por más de 25 años y Martín Rodríguez, un laborioso y prolífico diseñador gráfico conformamos el equipo inicial.

Con el apoyo inicial del Banco de Entre Ríos, y algunas empresas como Integral Software -que nos brindó el soporte tecnológico- Petropack, Molinos San José, Grupo Motta y Lácteos Tonutti pusimos proa hacia la incerteza, como Caronte, el barquero del infierno del Dante.

Tomamos de la experiencia de El Diario -muy cuidadoso, por cierto- un manual de estilo para transitar los días y el artículo número uno del Código de Ética del diario El País de Madrid acerca de la imposibilidad de recibir regalos onerosos de las empresas.  

Precisamos cuatro o cinco premisas básicas apropiada de la cultura de El Diario y nos abrazamos a ellas. a) Dos Florines no hace publinotas. Las notas no se cobran, y si quiere colaborar, el camino es un aviso publicitario; b) Si es noticiable se cubre y publica; c) Ninguna cuestión personal podrá afectar nuestro accionar profesional;  d) Preguntamos libremente lo que consideramos oportuno y se respeta el espíritu de la respuesta; e) Trabajamos, entre otros, con empresas, empresarios y dirigentes políticos como actores clave de la vida económicas en relación horizontal; e) Si tomamos material de otros medios, las fuentes se citan siempre y si utilizamos conceptos para apoyar nuestras ideas, se pide permiso; f) Intentaríamos no pedir publicidad al Estado, ya que si enfocamos nuestro trabajo como un servicio al sector privado deberíamos lograr que éste lo valore con su apoyo publicitario. Si el Estado consideraba, en algunos de sus estamentos, que Dos Florines representaba una buena plataforma para transmitir sus mensajes, marcas o consignas, enhorabuena.  

Ligero de equipaje, ese fue el comienzo.

A poco de andar se sumó Nahuel Amore, quien me abordó una siesta en su desparpajo estudiantil y me dijo algo que no he vuelto a escuchar: “Hola, estudio periodismo y me gusta la economía”. No hacía falta más. Nahuel entiende todo, y le sobra. Sólo fue necesario editarle la primera nota. Sin duda será el gran periodista de esta región, y en su potencial hay una llama que se empuja en la formación, el respeto, la intuición y la calidad. Sabe reconocer cuando se choca con una noticia, y entonces se agacha, la recoge y se la lleva en el bolsillo; pero más aún, profesa esa ética por la institucionalidad que parece extraviada en esta profesión.

Así, a lo ponchazos atravesamos esta década. Que no parezca poco.

Profesión de fe.

La mañana se implica en el domingo como una daga sibilina y yo sigo aquí, acomodando como puedo este borbotón. El sol trepa la mañana y apenas puedo saber si eslabono bien los retazos de la memoria tratando de dar cuenta de este tramo de tiempo y esfuerzos desde las entrañas, las hormonas y desde cada uno de mis folículos.

Nada ha sido fácil. Si los funcionarios y dirigentes políticos son complicados, qué decir de los empresarios. Sin generalizar, muchos están acostumbrados a dirigir empresas de cientos de personas y no puede escindirse de ese lugar. Otros son egocéntricos, muchos recelosos y discretos, a todos les gusta ganar dinero, pero a ninguno hablar de él en público, muchos desconfían del periodismo y para otros éste es sólo un apéndice de su poder. Aquí algunos rasgos. No ha sido fácil establecer relaciones horizontales con ellos, y mucho menos que comprendan que el periodismo no está para exaltarlos, sino, simplemente, les construye un puente con la sociedad.

Sin embargo, se trata, en general, en esta región, de hombres y mujeres de bien, honestos, que han realizado grandes esfuerzos, puesto sus mejores recursos personales, familiares y sociales para fundar y desarrollar empresas. Abuelos, padres e hijos detrás de un sueño que le ha pedido al vida a cambio en este bendito país.

Dos Florines ha intentado, también, dar cuenta de la evolución de los agrupamientos empresarios y sus institutos para consolidar el sector privado en la provincia y la región, convencidos que la vida moderna y democrática requiere de estas entidades para fortalecer su institucionalidad, en un claro rol de búsqueda de equilibrio con los poderes del Estado. En los últimos años esto parece haber dado pasos positivos.

Nacimos para desarrollar dignamente una humilde profesión y vivir de ella. La gran parte del tiempo esta suerte nos ha sido esquiva. Pero aún así no fuimos ni seremos portavoces de las empresas ni cuidamos sus intereses; sólo reflejamos su devenir económico y social, sus acciones de responsabilidad y nos interesan los que invierten, crecen, generan empleo, brindar valor y se comprometen con las cosas de su tiempo y su gente. No puede haber empresas sanas y florecientes con sociedades estancadas y desiguales.

De lo que sí estamos convencidos es que el sector privado merece otra representación social y pelear espacios en el debate público con honestidad e inserción.

Para esto deben ser los propios empresarios quienes derriben las barreras que, muchas veces, ellos mismos levantaron.  

Hemos surcado todo este tiempo aprendiendo de todos, especialmente de los empresarios.

En estos diez años buscamos darle espacio a emprendedores y desarrolladores silenciosos pero tenaces que materializan ideas y sueños en beneficio de la sociedad.

Hemos construido una plataforma periodística que ha crecido con los años y nos enorgullece. Darío Cagliero, Juan Manuel Alzamendi, Luciana Contrera, María José Viglione, Gustavo Cabral, Graciela Reynoso, Rubén Rodríguez, Alfredo Alarcón y Verena Marín hicieron su aporte insoslayable y siguen cerca. Tanto como José Bizai, Carlos Sosa, Florencia Beltramino y Alejandra Rettore, que han dejado su huella en nuestras páginas.

En los últimos meses, quizá en la generosidad de este aniversario, los lectores se han multiplicado exponencialmente y los anunciantes nos dado un gran espaldarazo.

El equipo ha crecido.

En eso tuvo que ver la fraterna y amigable alianza con Grupo Comunicar que nos brindó herramientas para preparar este despegue. Allí se sumó Julio Salguero y ahora crecimos con la incorporación de nuevas secciones que cubren profesionales de la talla de Víctor Sánchez, Julián Díaz y recientemente Carlos Marcelo Pintos. Julio Panceri nos sigue acompañando con su dedicada y cuidada forma de presentar los números de la región. Decenas de colaboradores continúan sumando sus colaboraciones para ser publicadas y difundidas desde nuestro portal.

En este lapso dispusimos nuestros mejores esfuerzos y recursos para realizar completas y extensas coberturas a eventos empresarios con el fin de darle la mayor propagación posible acompañando el esfuerzo que realizan en tiempo y dinero para hacer crecer nuestra región.  

Hemos sido críticos y complacientes, conforme lo creyó nuestro buen saber y entender.

En este septiembre, Dos Florines cumple 10 años. Quizá no signifique mucho en la actual voracidad, pero esta celebración nos permite definir proyectos y objetivos. Este mes presentamos un innovador, amigable y ágil resideño de nuestro sitio web -desarrollado por Cristhian Fink-, y cuando la pandemia nos permita desplegaremos algunas ideas que pensamos presentar a nuestros lectores y a la sociedad, que, lo sentimos, confía en nuestro producto.

Vamos a más.

Aném a més, dicen los catalanes expresando conceptualmente vamos a más. Esto es cualitativo, no es vamos por más. Es lo contrario a ir a menos. Es una definición del espíritu romántico con que desde el Renacimiento se abrazaron algunas ideas y proyectos. Aném a més define a Dos Florines, que, aun a pesar de nosotros mismos, fuimos andando. Así, en gerundio.

Expresamos libremente lo que creemos y eso nos permite proyectarnos profesional y humanamente. No estamos dispuestos a negociar este apotegma.

Dos Florines se mostró siempre abierto a quien quiera hacer oír su voz con respeto y tolerancia, sea un reconocido economista nacional o un buen vecino de nuestra ciudad.

Desde estas páginas hemos expresado disonancias con empresarios, entidades y funcionarios. Hemos dicho cosas y publicado noticias que quizá a muchos no le han gustado. Pero lo hicimos con absoluta honestidad intelectual, convencidos que, humildemente, ese es nuestro rol. Los Gobierno nos han respetado, y eso merece abiertamente una mención.

En este excepcional tiempo de pandemia entendimos que el sector privado, en articulación con los Estados debían afrontar la contingencia con plena responsabilidad y el periodismo debía duplicar los esfuerzos en sus publicaciones y posiciones, sin que esto implique resignación del sentido crítico.

En el último tiempo se sumaron nuevas empresas, instituciones y profesionales que nos apuntalan en el rumbo. Haimovich ToyotaS.A., Tierra Greda S.A., el Senado de Entre Ríos, Vamos Rápido, El Hinojo S.A., Veterinaria Hernández, Etchevehere Rural, ENSA (Ascensores Panorámicos Neumáticos), La Segunda, compañía de Seguros, La Delegación Paraná del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Entre Ríos, Estación de Servicios Laurencena, Aquiles Arús (Comercio Exterior), Estudio Contable Leonardo Tomas y Asociados, Federación Económica de Entre Ríos, Facultad Teresa de Ávila de la UCA, Empresas del Grupo Euro, SDE (Servicios Documentales Entrerrianos), Desarrolladora Tierras del Paraná, Plus Pagos, Live Rock, bar y café, Yaryez & Michelin, contadores.

Por ellos juntamos nuestras manos en el pecho y nos inclinamos hacia adelante en agradecimiento a tanta confianza.

Y así llegamos a los 10 años, y quizá tengamos todavía mucho camino por delante y por eso, cuando sea grande, quiero ser periodista.

No podría elegir otra cosa. Por serlo he abandonado lo único que creo haber hecho bien, ser feliz con una pelota de fútbol.

Con este oficio crecimos, sufrimos y avanzamos. Con este oficio aprendemos a vivir. Con este oficio, todo con este oficio. En  lo personal, con este oficio construí mis sueños y mi carrera, estudié, viajé, conocía ámbitos importantes e hice mi aporte para educar y ver crecer a mis dos hijos.

Con las pocas herramientas que tenemos, como la Armada Brancaleone, nos plantamos ante los avatares y luchamos por su esencia y supervivencia. Y la nave va…

Es domingo y el sol ha trepado en la ya blanca mañana a pesar de la brisa gélida. Mis ojos están tan humedecidos con el rocío.

Me emociona el hecho de haber aportado a un equipo que se cuida y auxilia. Algo que suele ser vital en ámbitos de trabajo.

Ojalá podamos apoyarnos en estos diez años y construir otros tantos; ojalá podamos convertirnos en un reflejo para los que quieran ver el periodismo con ojos similares.

En fin. Esto ha sido todo. O casi. Esperaba lograr una remembranza ágil y objetiva. No creo haberlo conseguido.

Sólo quiero cerrar los ojos e imaginarme una situación. Si se me permite.

Quiero pensar en una disparata ucronía por la cual, inexplicablemente, alguien nos ofrece un púlpito para hablar sobre este décimo aniversario de Dos Florines, ante una nutrida concurrencia compuesta por empresarios, dirigentes, profesionales, comerciantes, funcionarios y lectores de este portal. Quien me invita me advierte que sólo tengo la posibilidad de decir sólo dos palabras, no más.

Ya sé lo que diría.

Me pararía con firmeza frente a todos, y de viva voz enunciaría muy claro para que no queden dudas: “Muchas Gracias”.

2 thoughts on “Dos Florines cumple 10 años: cuando sea grande quiero ser periodista”

  1. Felicitaciones por los 10 años de buenos logros y a pesar de la “suerte esquiva”. Una vez mas, disfruté de tu brillante pluma y esa riqueza metafórica tan original y creativa. Va un chaparrón de aplausos y que por décadas vos y tu equipo continúen creciendo de forma exponencial. Abrazos

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