Después del 30-J: Las perspectivas de la economía
02/01/2018
Como describe Ricardo Delgado, de Analytica, será el mercado el que decida si el país está en default. “Los que van a determinar si hay default o no son los mercados financieros, los inversores, acá y en el mundo, si compran bonos o no, porque van a decir si quieren estar en una economía o no”, acota el principal referente económico del massismo.
¿Y qué es lo que piensan “los mercados”?
“Más allá de la extrema volatilidad por estas horas, una lectura de los precios de los activos locales permite inferir que el mercado todavía incorpora la expectativa de un acuerdo, con pisos que por el momento se mantienen por encima de los registrados a mediados de junio en la previa de la decisión de la Corte Suprema de EE.UU. de no considerar el litigio”, explicaron, al cierre del día jueves, desde el Estudio Bein. Hay que esperar un tiempo más, pero todo indica que el sell-off no será tan brutal como podría esperarse en un escenario de default clásico. “A pesar de haberse expirado el plazo de 30 días sin haberse llegado a un arreglo entre las partes, los precios de los bonos argentinos no cayeron en forma abrupta, como es esperable en un default convencional”, explicaron este jueves desde EconViews. ¿Se debe a que la puerta de una negociación sigue abierta? Es posible. Los escenarios que se abren ahora, excluyendo a un acuerdo entre privados y una reposición del stay, no son buenos y esta tregua financiera bien puede probar ser momentánea.
En tanto, en lo referido a la “economía real”, todo apunta para abajo. En rigor, más para abajo que antes. “No es que pasaríamos de un escenario mejor a uno peor. Las tendencias que veníamos viendo, que no eran buenas, se agravarían”, sostiene Dante Sica, director de abeceb.com. Según Sica, dentro de los sectores fabriles, los más afectados serán los de bienes durables y, entre los servicios, los más superfluos y/o reemplazables. El agro será, dice, el sector menos afectado, al menos por este tema. Marcelo Capello y Néstor Grión, del Ieral de la F. Mediterránea, aportan: “El default, de prolongarse en el tiempo, habrá de tener efectos negativos sobre la actividad económica. La magnitud dependerá de la duración de esta situación, y de cómo se gestionen los diversos frentes que se irán abriendo”.
En una línea similar se ubicó el consultor Luis Secco: “A mayor inflación y expectativas de devaluación, la actividad económica seguirá sin recuperarse, lo que finalmente terminará impactando sobre los niveles de empleo privado. Ni la inversión ni las exportaciones (cuyo financiamiento se verá amenazado si el default se alarga en el tiempo) podrán sustituir al consumo privado como principal fuente de crecimiento de lademanda agregada. Más aún, la actividad económica se vería crecientemente afectada por las mayores restricciones a las importaciones, en un intento de las autoridades de maximizar los esfuerzos por cuidar las divisas disponibles. Es de esperar entonces un incremento de las presiones sociales, políticas y sindicales”. Y advierte: “En el medio de una recesión, con expectativas de inflación y devaluación crecientes, la gobernabilidad será puesta seriamente a prueba. En tal caso, la incertidumbre económica se verá reforzada por la incertidumbre política, incrementando los riesgos de una mayor inestabilidad nominal y real”.
En Uruguay sacan el lápiz
Los problemas de Argentina ya se padecen en Uruguay, manifestó el reconocido economista Ernesto Talvi, pero aclaró que el reciente default al que ingresó el país vecino no desestabilizará financieramente a Uruguay. “Los problemas de Argentina ya se sienten”, aseguró el economista, según la información recopilada por El Observador. “Lo primero, es que está en recesión. Es comprador de nuestros productos y cuando una economía tiene menos capacidad de compra adquirirá menos productos de nosotros”. En segundo lugar, “es un gran inversor en construcción, y esa inversión se está retrayendo como en Punta del Este. Eso ya nos golpeó”. “El otro aspecto es la diferencia de precios, y ahora se disparó el dólar paralelo, el que nos permite ir a comprar barato a Argentina y el comercio uruguayo lo está sintiendo brutalmente”, detalló Talvi.
Fuente: El Economista – Alejandro Radonjic