De Monte: “Hoy es prácticamente inviable una visión estratégica de mediano y largo plazo”

15/08/2020

Para el director de Johnson Acero, la reactivación es asimétrica y temporal. “No hay otra forma de salir que no sea trabajar para generar inversiones”, subrayó. Nahuel Amore

La pandemia reconfiguró los mercados y obligó a los empresarios a tener que cambiar la mirada táctica en el corto plazo, con el objetivo central de seguir siendo sostenibles y garantizar la mayor cantidad de fuentes de trabajo. Sin embargo, la incertidumbre es de tal magnitud ante los imponderables del coronavirus y las restricciones gubernamentales que cualquier rebote que se sienta durante esta segunda etapa puede resultar absolutamente temporal y no posibilita, en la mayoría de los casos, retomar con fuerza esa visión estratégica que toda industria necesita para proyectarse en el tiempo.

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Para reflexionar sobre estos conceptos, DOS FLORINES entrevistó a Adrián De Monte, director de Johnson Acero, una de las empresas más grandes de la ciudad de Paraná, con alcance en el mercado nacional e internacional, que vivencia en carne propia la dinámica vertiginosa durante estos cinco meses. Según confirmó, los últimos dos meses se registró un repunte, fundamentalmente de la línea de acero, a un mayor ritmo que la venta de amoblamientos, aunque esto no significa una señal clara de que las aguas se hayan tranquilizado. En este contexto, la certeza de mantenerse activos apenas se proyecta para dos o tres meses de trabajo, lo cual torna complejo pensar en cómo retomar el sendero de crecimiento y desarrollo real.

“Hoy te diría que es prácticamente inviable una visión estratégica de mediano y largo plazo con el panorama actual. Hoy estamos centrados en la coyuntura y el corto plazo”, definió el contador, que lleva el pulso diario de un establecimiento que emplea a aproximadamente 400 trabajadores. En este sentido, ratifica que la reactivación es un hecho del momento, que responde a factores coyunturales y que empuja a otros rubros como la construcción del hogar, pero que resulta difícil asegurar que se sostenga hacia adelante.

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Desde esta perspectiva, De Monte no deja de recordar que con vistas a la pospandemia será necesario un programa integral que permita que este “veranito” sea parte de un modelo productivo basado en el pleno empleo. “No hay otra forma de salir de esto que no sea trabajar sobre la generación de inversiones”, sostuvo, y apuntó a la importancia que adquiere el desarrollo exportador para potenciar a las empresas y posibilitar la generación de recursos genuinos para los Estados. Claro está, las políticas macro serán claves para que desplegar la capacidad de las fuerzas vivas.

Rebote

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Según difundió el propio Gobierno nacional, la economía mostró en junio y julio signos de recuperación: la actividad industrial pasó de caer un 26,2% interanual en mayo a un 6,6% en junio, cuando la estimación en base al consumo de energía sugería una baja del 14% para ese mismo mes. Incluso, indicaron que se está observando una importante demanda en bienes durables ligados al hogar, situación que desde Johnson Acero la confirman.

De todos modos, es importante poner en la balanza que escenario se configura tras registrarse una de las caídas históricas que vivió la economía argentina y ante precios relativamente bajos si se miden en dólares, del mismo modo que al poner la lupa sobre los rubros no todos están absorbiendo en la misma proporción los billetes que circulan y que buscan un lugar de refugio en tiempos de sostenida inflación.

—¿Qué nivel de rebote están teniendo las empresas que fabrican amoblamientos y productos de acero?
—De los dos rubros que manejamos, en lo que respecta a las piletas y mesadas de acero inoxidable, desde el mes de junio hemos notado un repunte en la demanda bastante importante. Esto es básicamente atribuible a dos cuestiones. Una causa es el crecimiento que ha tenido la venta en el comercio electrónico, al encontrarse muchos de los comercios donde se comercializan cerrados o con circulación restringida en determinadas ciudades como Gran Buenos Aires; esto luego se suma a la realización del Hot Sale que realiza la Cámara de Comercio Electrónico. Esta reactivación se nota a nivel productivo, pero no tenemos la certeza de que se mantenga en el tiempo. A su vez, el excedente de pesos que existe en el mercado hace que mucha gente se vuelque a comprar bienes durables para hacer refacciones en su hogar o poder capitalizar y no tener impacto con la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.

—Evidentemente, el exceso de circulante de pesos y el desincentivo a las inversiones financieras hace que muchos rubros reboten y tengan una mejora relativa.
—Hay muchos rubros, como la cerámica, la grifería o el hormigón, que mejoran. Si vas observando los diferentes sectores que abastecen del mercado de la construcción, la mayoría han tenido un efecto positivo. Ahora bien, si nos vamos al mundo de los muebles, donde trabajás a pedido y donde la definición de los proyectos ya requiere de un acercamiento y que el cliente te habilite a ingresar a su domicilio para relevar medidas, hacer planos y generar una propuesta, ese mercado se encuentra un poco más deprimido con relación a la situación previa a la cuarentena. Hay distribuidores que se encuentran sin habilitación, básicamente los de Capital y Gran Buenos Aires, pero en el resto del país la situación se ha ido normalizando paulatinamente, en función del desarrollo en cada región.

—La reactivación de junio y julio pareciera importante tras el parate de la cuarentena. Ahora bien, ¿qué nivel de comparación tienen sobre meses más normales?
—No es simétrico. En la producción de piletas y mesadas estamos a niveles similares del promedio del año 2019, es decir, en junio y julio se ha vuelto a una situación de demanda comparable a los valores del año pasado. Pero cuando vamos a muebles, estamos por debajo de los niveles de 2019, en aproximadamente un 20 o 30% menos.

—¿Cómo se comporta la demanda del mercado externo, atendiendo a esta nueva dinámica?
—En el mercado externo tuvimos clientes cerrados, como en Chile cuando tuvieron brotes de coronavirus. Obviamente, los embarques que estaban planificados con ese destino, se dilataron para más adelante. Ahora estamos volviendo a una situación de cierta normalidad. El volumen y nivel de actividad para los mercados de exportaciones paulatinamente se van recomponiendo. Ellos también transitaron una situación similar, con lo cual cuando sucede eso, ese mercado genera un impasse de demanda en la medida que tienen determinadas restricciones de cuarentena. No sucedió lo mismo en Uruguay; depende de cada país.

Importaciones

Las empresas metalúrgicas y otras industrias que requieren de insumos importados para poder mantenerse en actividad siguen sintiendo las consecuencias de una política monetaria restrictiva dispuesta por el Banco Central ante la falta de dólares. Al respecto, el director de Johnson Acero desmenuza la realidad de las empresas del sector y analiza cómo se alternan por completo las decisiones de reposición, lo que en definitiva modifica las proyecciones de producción y crecimiento. De seguir así, el rebote podría encontrar rápidamente un techo.

—¿Qué grado de impacto está teniendo la industria ante las trabas dispuestas oficialmente para contener las importaciones?
—Eso genera situaciones asintomáticas que provocan turbulencias para la provisión continua y permanente de insumos necesarios para la producción. Hoy, ante la cantidad de normativas que ha emitido el Banco Central y la carencia de divisas que precisa el país, te genera que cualquier compra que tenemos que hacer del exterior no sea lo fluida que debiera ser, sea por la cantidad de requerimientos que se están solicitando, por el sistema de compensación que debés tener por lo que se va nacionalizando y lo que te van liberando para pagar al exterior. Todo eso genera ruido distorsivo en la cadena de abastecimiento de insumos.

—¿Qué consecuencias directas observan? ¿Se llegó a cortar la provisión, están asumiendo mayores costos o los tiempos se dilatan?
—Por un lado hay que aclarar que el nivel de producción y de demanda está un poco más deprimido. Eso te lleva a que los inventarios que tenías de insumos importados tengan un mayor período de stock, lo cual hace que la decisión de reposición de esa mercadería la terminés dilatando un poco más. Todo ello se da en función de la demanda, los controles y medidas restrictivas que te terminan generando una situación contractiva en cuanto al abastecimiento de insumos importados.

—En un escenario recesivo y ante la dificultad de no saber a qué costo se reponen los insumos, ¿cómo evolucionan los precios de venta respecto del ritmo inflacionario?
—Hoy va por debajo del índice de precios. La situación contractiva hace que cualquier traslado de precios al producto se analice y reanalice más de una vez para no deprimir más la demanda. Es una situación donde las empresas tratan de generar el menor impacto en el traslado de costos a los productos, con la finalidad de que la demanda merme aún más.

—En la práctica, es pérdida de rentabilidad…
—Sí, exactamente.

—Ahora bien, ¿cómo se logra el equilibrio para que en esa redefinición de precios se cubran los costos?
—Lo que se va generando es un delay o una demora en el traslado de los incrementos de costos al producto. Es temporal. Tratás de patear para adelante y en algún momento lo tenés que ejecutar, porque si no básicamente no es rentable. Lo vas demorando, difiriendo en el tiempo.

—Teniendo en cuenta que muchas de las alternativas de ventas se hacen viables por los créditos, ¿cómo juega el financiamiento hoy en día?
—Hoy con expectativas de incrementos de inflación, la posibilidad de generar financiación son prácticamente nulas, excepto las herramientas más masivas como tarjetas de crédito con el Plan Ahora 12 y similares. Pero después, los otros instrumentos están casi inexistentes.

Empleo

Es harto conocido que la pandemia pegó fuerte en el sector privado y terminó de dejar a la intemperie a un montón de empresas que arrastraban una situación extremadamente delicada. Con la muerte de miles de pymes también se destruyeron miles de puestos de trabajo registrados, aunque desde el Gobierno de Alberto Fernández resaltan que las medidas paliativas posibilitaron mitigar una crisis que podría haber sido peor. De todas maneras, para aquellos que aún siguen en pie, los interrogantes que se presentan son múltiples.

—Ante una reactivación que consideran temporal y en un escenario todavía dinámico, ¿qué perspectivas de trabajo se trazan?
—La verdad, es muy complejo, porque es una situación incierta de saber hasta cuándo va a seguir la cuarentena y las restricciones. Eso nos genera dudas a todos, como ciudadanos e industriales. Tratamos de ser bastante precavidos en tener una cantidad de trabajo importante para mantener la industria en actividad para los próximos dos o tres meses, situación que hoy la tenemos asegurada.

—¿Cuáles son los esfuerzos propios de las empresas del sector para sostener empleos?
—Hoy despidos no tenemos previstos, aunque tampoco tenemos una previsión de incorporación de gente. Estamos manejándonos con la dotación que teníamos. Obviamente hay reasignación de tareas dentro de la misma industria. Dentro de lo que es Johnson, tenemos muchos sectores que por ahí alguno si sufre una menor demanda de trabajo, hacemos una reasignación de trabajadores interna hacia sectores que tienen una mayor demanda. Esa reasignación es en función de nuestras necesidades.

—¿Accedieron las empresas al ATP para pagar sueldos? ¿Tienen previsto pedir algún tipo de ayuda futura?
—Sí, accedimos en abril y mayo. De ahí en adelante, ya no fue necesario. Abril y mayo fueron meses complejos porque prácticamente no había actividad. Ahora estamos en una situación diferente. La mayoría de los comercios y distribuidores están trabajando, lo cual nos posibilita mantener un volumen de actividad importante.

Pospandemia

Una vez más, DOS FLORINES interpeló al entrevistado sobre una definición que se impone tan difusa como necesaria de consultar, más aún si el coronavirus se perfila como uno de los eventos que marcan el devenir de la humanidad en el siglo. ¿Qué pasará en la pospandemia? ¿Qué preguntas se hacen y responden los directorios de las industrias en estos momentos? ¿Es posible correr el eje del cortoplacismo?

Con las nuevas reglas de juego sobre la mesa, De Monte prefirió volver hacia los conceptos centrales que motivan a los establecimientos fabriles, muchos de los cuales son necesarios repasar por si algún desmemoriado quedó enceguecido con la foto del momento. Cómo volver a invertir y bajo qué condiciones hacerlo, es en parte la clave a la que apuntan las empresas, a la espera de señales claras, alejadas de toda grieta.

—¿Cómo hacen empresas como Johnson Acero para volver a tener una mirada de mediano y largo plazo, con proyecciones de inversión y crecimiento, a pesar de esta situación difícil?
—Hoy te diría que es prácticamente inviable una visión estratégica de mediano y largo plazo con el panorama actual. Hoy estamos centrados en la coyuntura y el corto plazo. Y no vemos, hasta tanto se transite y se solucione la situación actual, una posibilidad de hacer una planificación a mediano y largo plazo. Eso se ha quebrado, al ser tan masivo a nivel mundial, ha cambiado un poco el panorama estratégico del mundo.

—¿Cuáles cree que son los temas prioritarios para agenda de pospandemia, que incluso se tendrán que canalizar a través de instituciones como la UIER o el CEER?
—Lo más importante hoy tiene que ser un plan y agenda de trabajo que permita reactivar la industria y generar una expectativa de aliento para que las empresas privadas puedan realizar inversiones a largo plazo y generar motores de crecimiento. No hay otra forma de salir de esto que no sea trabajar sobre la generación de inversiones para incrementar la mano de obra, incrementar los ingresos de la provincia y el país. De otra forma no vamos a poder salir.

—¿Qué políticas concretas ponen sobre la mesa como determinantes para estimular las inversiones?
—Primero, un ambiente de seguridad jurídica para las empresas, con condiciones de leyes laborales adaptables a la situación actual y que permiten promover la inclusión de mano de obra. También, es necesario un paquete de reducción de la cantidad de impuestos que tenemos actualmente, simplificando el esquema impositivo nacional y provincial y cuestiones que sean facilitadoras.

—No deja de ser un plan integral que escape a la lógica de la coyuntura…
—Hay que crecer en inversiones, crecer en mercados externos, estimular a las empresas para que puedan hacer su experiencia exportadora, planificada y mantenida a lo largo del tiempo. Ganar un mercado externo lleva mucho tiempo de inversión y hay muchas empresas que estarían en condiciones de poder hacerlo, pero no tienen el know how o las facilidades a nivel gubernamental para poder conseguirlo. Hacia allí hay que apuntar para salir.

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