Cuando pase el temblor
10/11/2018
El economista Mariano de Miguel estuvo en Paraná y vaticinó un 2019 “duro”. Dijo que las tasas seguirán altas y que el consumo se mantendrá retraído. Danilo Lima
Para dar un pronóstico más o menos certero sobre qué pasará con la economía en 2019, el año en que los argentinos elegiremos al nuevo inquilino –o inquilina– de la Casa Rosada, hay que esperar a que pase el temblor. Eso, al menos, es lo que piensa el economista Mariano de Miguel, quien estuvo en Paraná para disertar invitado por el Centro Comercial e Industrial.

Además de parafrasear a Soda Stéreo, De Miguel dejó algunas consideraciones sobre los temas que más afligen a los argentinos en materia económica.
– ¿Pasó el temblor?

– Me parece que transitoriamente sí, desde lo financiero. Las secuelas para la economía real, la producción, el comercio, el empleo, los servicios y la industria, sin embargo, son muy duras. Cuando uno mira hacia 2019, el panorama –en la medida que continúe la calma financiera, y ojalá así sea–, me parece, va a mejorar, pero lo hará muy lentamente.
Al observar las palancas del crecimiento de la economía, desde el lado de la producción y la demanda, es difícil avizorar un 2019 muy promisorio.

El consumo.
Para De Miguel es muy posible que el consumo siga “muy retraído” debido a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la caída del empleo, y del crédito escaso. En este escenario, además, “es difícil que se reponga la inversión productiva” mientras “el gasto público se está ajustando y eso tampoco ayuda a mover la economía”.
Las exportaciones, en las que el Gobierno ha puesto una expectativa muy alta para que el año que viene puedan apalancar la economía, “son sólo una fracción de la demanda agregada” con lo cual en 2019 “en el mejor de los casos van a atenuar la caída y el escenario recesivo”.
Por estas razones, el economista remarcó que 2019 será un año “todavía duro”.
La inflación.
De Miguel no dijo que la Argentina esté atravesando un período de estanflación, pero sí señaló que “estamos en un escenario de recesión más que de estancamiento y del altísima inflación”.
Informó, en este sentido, que la inflación de octubre será del 6,1% con lo cual el índice de 2018 estará “muy cerca” del 50% aun el caso de que haya una desaceleración en noviembre y diciembre.
– En este marco y con un futuro mediato complicado, ¿cómo hacen las Pymes para sobrevivir?
– Una Pyme saca sus recursos de dos lugares: de terceros –hoy eso es imposible por las altas tasas– o del propio negocio. El negocio, a su vez, tiene dos fuentes para sacar recursos: o vende más o gasta menos. En el actual escenario, la Pyme es la principal víctima productiva de este temblor.
Tasas y dólar.
La economía argentina, desde hace ya bastante tiempo, está entrampada entre las tasas de interés y el dólar. Para De Miguel, el Banco Central “está haciendo, cada tanto y con pie de plomo, un proceso de prueba y error. Es consciente de que para que no se fuguen más capitales está pagando una tasa prohibitiva para la producción y sabe que debe bajar esa tasa, y va probando de a poquito”.
En este clima financiero tan sensible, el economista cree que el Central “no va a bajar las tasas hasta no tener la certeza de que esa baja no se traducirá en un aumento de la dolarización. El problema es que las Pymes ya no pueden aguantar ese nivel tan alto de las tasas”.
De Miguel, en esta materia, vaticinó que para los primeros meses de 2019 “la tasa seguirá siendo muy alta, en el orden 60 o 70 %, o quizá 50%, porque cualquier baja en este contexto necesariamente deberá ser gradual, siempre y cuando continúe la calma” de estos últimos días. Esto sucederá, y es un punto clave, cuando el Gobierno dé la sensación de que tiene los dólares suficientes para controlar el tipo de cambio”.
– ¿Qué le dice un economista, en este contexto económico desolador, al propietario de una Pyme?
– Lo que le digo es lo mismo que trato de hacer yo en mi emprendimiento de consultoría. El desafío es mejorar la eficiencia en todos los aspectos de la operación del negocio, desde el manejo de lo financiero hasta la optimización de la estructura. Y, sobre todo, ser cauteloso.