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Crece y preocupa el “faltante” de botines deportivos en los comercios de Entre Ríos

botines

Los comercios del rubro deportivo sufren las trabas a las importaciones y ello se refleja en las estanterías. A su vez, no hay gran cantidad de productos de fabricación nacional para satisfacer la demanda. Leandro Arús analiza la problemática. Gabriel Schamne

Jugar al fútbol ya no parece ser una cuestión de habilidades, de entrenamiento o de compromiso para quienes disfrutan correr detrás de una pelota. En Paraná, la tarea de equiparse se ha vuelto difícil. El desabastecimiento de botines de fútbol para la modalidad de 11 jugadores, es una realidad que obliga al conformismo por parte del comprador o a buscar alternativas en la modalidad de e-commerce, lo cual tampoco asegura que encontremos lo que buscamos.

Según un relevamiento realizado por la Redacción de DOS FLORINES, en los principales negocios de calzado deportivo de la peatonal paranaense escasean los botines de fútbol 11 -es decir con tapones de alto impacto en su suela-, en medio de una constante demanda que tracciona el amateurismo en crecimiento de la región. Ahora bien, a la poca oferta actual, hay que sumarle que la pequeña variedad de marcas son nacionales, como Penalty, Kappa o Topper., y ellos no escapan de las generales de ley de la coyuntura.

Si las intenciones del consumidor están orientadas a marcas líderes como Nike, Adidas o Puma, el panorama se complejiza aún más, ya que la existencia en stock es prácticamente nula. Al ser consultados, los empleados afirman que la faltante de botines importados se agudizó a principios de 2022 y que no hay certezas de cuándo se normalizará la provisión.

Por otro lado, los vendedores alertaron acerca de la disconformidad por parte de los consumidores, ya que no solamente “deben aceptar precios elevados de los productos” sino que, en la mayoría de los casos, “ni siquiera pueden comprarlos”. En el mercado local se consiguen modelos desde 10.000 hasta más de 30.000 y 40.000 pesos.

Cabe aclarar que la faltante no es solamente de calzado relacionado al fútbol. “Las zapatillas de básquet empezaron a escasear hace aproximadamente dos años y es casi imposible conseguir. Otro deporte afectado a esta problemática es el tenis”, aclaró uno de los entrevistados. “A la gente le decimos que si saben de alguien que va al exterior, que aprovechen para traer este tipo de productos”, consideró el empleado de un conocido comercio.

Cuestión de fondo

Para aclarar algunos interrogantes en materia de importaciones en la actualidad, DOS FLORINES dialogó con Leandro Arús, de Arús Comercio Exterior, con años de experiencia en el rubro y que conoce el trasfondo. El especialista aclaró que actualmente hay dos factores que inducen a esta problemática: las licencias y la autorización de pagos por parte del Banco Central.

Con respecto a licencias, los productos que no se producen en nuestro país tienen automáticas, es decir que son automáticamente autorizadas y se renuevan de inmediato. “En el caso de los textiles y más específicamente en el rubro del calzado, las licencias son no automáticas, en defensa de la producción nacional, y es por esto que históricamente fue complejo importar esta clase de productos”, manifestó el joven empresario, hijo del referente en comercio exterior de Entre Ríos Aquiles Arús.

Según explicó, la mayor dificultad a la hora de traer productos al país tiene que ver con que las empresas “ni siquiera pueden pagarlos”. Con respecto a esto, hay que decir que una vez que las empresas establecen el cupo de importaciones, calculado a partir de las transacciones realizadas en 2020 y 2021, generan las SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) con categoría A, las cuales engloban a los productos que se importan para comercializar directamente, como en este caso, los botines de fútbol 11 y para las cuales el Banco Central autoriza los pagos inmediatos.

En este sentido, Arús comentó que “el problema deviene en que las SIMI son recatalogadas por AFIP como categoría B y el Banco Central autoriza pagos a 180 días de arribada la mercadería”. Según el entrevistado, la complejidad reside en que los proveedores no están en condiciones de financiar a 180 días a un comprador argentino. “En 180 días no se sabe qué puede pasar en nuestro país, ni siquiera podés asegurar que esté el presidente”, ironizó, para dar cuenta de la incertidumbre de los tiempos en la Argentina.

No obstante, el empresario explicó que un camino para los importadores son las SIMI b con excepciones. “Si te aprueban la licencia no automática, la SIMI B pasaría a estar dentro de las excepciones que concede el banco y te autorizan el pago por anticipado. Ahora bien, dependés de que te aprueben la licencia”, precisó.

Ante este panorama, Arús advirtió que si bien no se ha parado el ingreso de mercadería, ha bajado el nivel de importaciones de firmas de la zona. “La preocupación más grande que tienen los importadores es que no saben cuándo van a poder pagar la mercadería y por ende, cuándo la tendrán para revenderla”, analizó.

Leandro Arús. Crédito: X-Más

Pequeña alternativa

Con respecto a soluciones cercanas, Arús dijo que la resolución que regula el proceso importador prevé la creación de una línea de créditos por parte del Banco Central para la financiación de importaciones. “Lo que no quería el gobierno es que los particulares financiaran sus operaciones con divisas del Estado y hay que aclarar que hubo algunas avivadas por parte de los importadores”, admitió.

En línea con esto, aclaró que serán préstamos en dólares con una tasa “relativamente baja”, también en divisa estadounidense, que rondará entre el 8% y 10%. No obstante, aseguró que aún faltan algunos detalles técnicos para la implementación de la línea crediticia, como por ejemplo el código que deberán usar los bancos particulares para realizar las transferencias. “Para cualquier importador sería una luz al final del camino”, declaró.

Finalmente, concluyó: “Si para poder importar es necesario incrementar los costos un 5% no sería un gran problema, ya que eso se traslada al precio final, está incluido en la inflación y seguimos trabajando”.