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Coworking, un concepto moderno y colaborativo para una ciudad soñolienta

Los hermanos Svelitza realizaron una importante inversión e inauguran en Paraná un espacio de encuentro para empresas, profesionales y creativos. Gustavo Sánchez Romero

Habrá que imaginarse un domingo de asado familiar de la familia Svelitza para encontrar el punto donde comienza a desovillarse una idea que tendrá un hito trascendental este jueves 13 de febrero.

Deberá cada uno figurarse a Andrea mirando a Marcelo y diciéndole sin convicción,  como arrojando una botella al mar: “Deberíamos limpiar el depósito de planta baja que está junto al hotel y pensar alguna idea para ese espacio”.

Quizá el hermano menor aprobando con una mueca desdeñosa; y quizá el padre, Benjo, mirando incrédulo y pensado que se trata sólo de otra expresión de buena voluntad que no llegaría más allá del postre.

Son inferencias, pero así suelen nacer los grandes proyectos. Manos a la obra, esa inquietud tomó vida propia.

El abandonado depósito de planta baja junto al Maran Suites and Towers de la ciudad fue recobrando salud y estética y con él los hermanos capitalizaron sus experiencias en viajes e ideas y decidieron regar una semilla todavía sin forma clara.

Sin embargo, sin tener aún la idea definida, Marcelo, siempre cerca de los negocios de su padre y Andrea, diseñadora gráfica con especialización en Europa y casada con un arquitecto, dieron el primer paso en silencio y alumbraron un sueño que debería esperar un año para verse materializado en un concepto novedoso para Paraná y que requerirá que empresarios, profesionales y creativos lo adopten como parte de sus procesos: coworking.

Emprendimiento.

Así las cosas, los Svelitza pusieron en marcha su propia nave con roles bien definidos sobre cubierta: Marcelo se encarga de números y procesos y Andrea estará a cargo del cuidado del salón y la relación con los clientes.  

Este jueves realizaron una presentación muy cuidada para un puñado de amigos, empresarios y autoridades -estuvieron Eduardo Macri, secretario de Hacienda Municipal y Fernando Caviglia, secretario de Industria provincial- donde se mostraron eufóricos ante la convocatoria y la expectativa que genera su emprendimiento.  El periodista Washington Varisco presentó al exitoso técnico de la selección nacional de softbol, Julio Gamarci, quien brindó una charla sobre trabajo en equipo.   

Ambos invirtieron más de un millón de pesos para lograr un espacio sobrio pero muy delicado, con un estilo que nada tiene que envidiarle a lo más granado de Palermo Hollywood, mientras Andrea explica ante DOS FLORINES su obra estética y describe los servicios.

Habrá que recordar que Coworking es un concepto religioso del siglo XVI y se asociaba a la idea de Cristo trabajando codo a codo con sus fieles en la lucha por las almas contra el demonio. La idea se reconvierte con los siglos y retomará en Nueva York en los últimos años del siglo anterior como una plataforma colaborativa a través de las computadoras.

Desde allí no ha parado de crecer, y ha adquirido distintas formas. En Entre Ríos Paraná Coworking no es el primero, pero es el más grande y más bonito.

El espacio presentado no sólo está cuidadosamente diseñado con colores convocantes, materiales nobles y cierto apego a la sobriedad, sino que cuenta con 70 puestos de trabajo entre mesas comunes y mesas de trabajo, más dos salas de reuniones y tres oficinas. Desde una importante empresa hasta un ciudadano de a pie pueden hacer uso del coworking: quizá allí reside la novedad de este nuevo servicio. 

Cualquiera -desde los huéspedes del hotel, los empresarios o cualquier vecino con ganas de trabajar en un espacio distinto y tomar un café- puede traer sus equipos de trabajo o generar reuniones corporativas sin necesidad de tener oficinas, pagar expensas o preocuparse por el costo de los servicios.

En ambientes cómodos, limpios y con toda la infraestructura moderna, el coworking ya tiene su lugar en Paraná. 

Expectactivas.

Marcelo es claro y no duda en hablar de números. Saben que han invertido en experiencia, y que siempre en estos casos se requiere que el otro la perciba, la viva, la sienta y la disfrute.

Por eso tanto hincapié en el cuidado del lugar, en el servicio de limpieza, el Wifi, la música ambiental, el espacio de esparcimiento, el dispenser con agua fría y caliente, el servicio de correspondencia y la seguridad del lugar.

Pero también en los costos del complejo, que dicen que no son tan altos. Con diferentes tarifas y promos especiales -como la de los dos primeros meses de lanzamiento- apuestan a que los empresarios encuentren en sus espacios de reuniones corporativas y ámbitos de trabajos una solución menos onerosa que un alquiler.

Ellos necesitan que el 30 % del complejo se mantenga activo para estar en el punto de equilibrio, y si bien no parece mucho, hay que conseguirlo. De todas formas, se ha convertido en un agregado de valor para el hotel de la familia y para la ciudad. “Por ahora Benjo no nos cobrará el alquiler, pero no le hizo mucha gracia”, bromean los emprendedores que se sienten incluidos dentro de su propia iniciativa.

Las ciudades son dinámicas y crecen con sus propios tiempos. Sin embargo, esto no está exento de paradojas.

Un lugar con diseño postmoderno, con tecnología de punta y servicios innovadores se presenta a una ciudad con una carta de futuro, y que seguramente los abuelos no lo podrán creer. Se yergue en el mismo lugar donde supo vibrar La Armomía; en ese mágico piso de baldosas blancas donde se armaban los entrañables e inefables bailes de las tardes domingueras, cuando las señoras bien del Parque Urquiza hacían el honor de dar tiempo libre a las empleadas domésticas  para la jarana.

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