Controles: serán soviéticos o no serán nada
02/01/2018
Por Lucas Llach / Supongamos que Mirar para Cuidar funciona y que realmente se puede controlar el precio en góndola de los 500 productos, incluyendo nuestro favorito “Rebozador Mamá Cocina paquete de 500 gramos“. Si hay inflación de costos (por ejemplo, por aumentos salariales) ¿cuál sería la reacción lógica de los otros precios? Obviamente, deberían subir.
Ahora bien: a medida que los otros rebozadores se alejaran del Mamá Cocina, debería pensarse (esto se llama “regla del bien sustituto”) que la demanda por el Mamá Cocina iría aumentando.
¿Podrían los productores del Mamá Cocina seguir abasteciendo tanta demanda? Podrían, pero no sé si querrían. Si los costos subieron lo suficiente, producir Mamá Cocina ya no es negocio. De modo que las góndolas de los supermercados se quedarían vacías de Mamá Cocina. Los militantes irían a decirle a Moreno: “Guillote, no hay Mamá Cocina en el Carrefour San Lorenzo”. Moreno llamaría a los dueños del súper, que le dirían: “Es que Mamá Cocina no está entregando rebozadores”.
Y ahí Moreno debería decidir entre: (1) aceptar que el control no funciona; (2) decirle a Mamá Cocina que produzca más rebozadores. En otras palabras: debería ejercerse no ya un control sobre los precios (que ha sido frecuente en la historia del capitalismo) sino un control centralizado sobre *precios y cantidades*, más parecido al que existía en los países del socialismo real. Debería asegurar que al precio establecido de $ 5,77 Mamá Cocina S.A. produce todos los rebozadores que le demandan. In extremis, Mamá Cocina S.A. debería optar entre seguir perdiendo plata y quebrar. Salvo que aparezca la Opción C: el gobierno subsidia la producción de Rebozador Mamá Cocina.
Inverosímil, ¿no? No: acá todo puede pasar. Recuerden, por ejemplo, que somos el único país de la historia que intentó exigir algo parecido a “equilbirio comercial externo –exportaciones igual a importaciones– en cada empresa”; el único que llevó vacas de muestra a Angola, el único cuya oficina estadística subestimó por alrededor de un 60 % el índice de inflación durante seis años consecutivos. Sí, nos habituamos a todo esto. Pero algún día deberíamos volver al asombro.
Fuente: http://blogs.lanacion.com.ar/ciencia-maldita/