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Con identidad y sabores propios, Cantinero Entrerriano abrió su bar en Paraná

Matías Visconti es la cara visible del proyecto de coctelería y gastronomía ubicado en la Costanera paranaense. El joven emprendedor destaca el trabajo asociado con productores de la provincia y cuenta cómo se gestó la idea, cuánto se maduró y por qué decidieron invertir en su local. Nahuel Amore

Entre maderas, ramas, lámparas rústicas y un imponente mural representativo con lo que una vez y hace mucho tiempo Urquiza soñó, el flamante local se abre paso al público con “una propuesta con mucha identidad entrerriana”. La ambientación, los tonos marrones, verdes y naranjas, las mesas al aire libre y bajo techo, invitan a propios y extraños de Paraná a conocer los sabores y la bohemia de esta tierra.

Cantinero Entrerriano dio un paso más esta semana como emprendedor vinculado a la coctelería con sello provincial. Tras un largo recorrido por boliches, eventos, ferias y hasta programas televisivos nacionales, Matías Visconti inauguró su propio bar en la Costanera paranaense, en la cuadra del histórico Viejo Marino, donde hasta hace unos meses funcionó una franquicia de la heladería cordobesa. Asociado junto a su hermano Santiago, decidió apostar por un espacio diferente al que, asegura, se pondrá una fuerte impronta identitaria de lo nuestro.

“Detrás de cada cóctel, de cada plato de comida, de cada cerveza, va a haber un productor entrerriano detrás”, valora el joven villaguayense, quien remarca que la clave está en ofrecer en la carta “mucha identidad, con una gastronomía con una sanguchería con historia, inspiración en las costumbres de la provincia, al igual que en la coctelería, que te permita un viaje imaginario”.

Para quienes no lo conocen, Visconti ha sido el bartender que mejor logró amalgamar las nuevas tendencias en coctelería con la variedad de productos que ofrecen las economías regionales de Entre Ríos. Desde esa expertise, apostó ahora por levantar la sede de lo que define como un proyecto que no se agota allí, sino que se expande en distintas acciones que le den visibilidad a la marca y a la producción provincial.

“Éste es un proyecto con una sede, que se proyecta como un bar relajado, distendido, donde queremos que la gente pase a tomarse un jugo natural si salió a caminar o andar en bicicleta, o si desea realizar una salida de noche; descontracturado, cómodo y amplio”, sintetiza a DOS FLORINES, sentado debajo de una pérgola de madera natural y rodeado de sillas y sillones, frutas y diversos símbolos de la entrerrianía.

El mural fue pintado por Ludmila Carrere.

Emprender

—¿Cómo se le dio forma a la idea de tener un espacio propio, sabiendo las dificultades que existen para los emprendedores?

—Cantinero Entrerriano es un proyecto que nace hace muchos años de manera itinerante. En el transcurso del tiempo vimos que el producto que ofrecíamos y trabajamos daba muchos resultados. Llegó un momento en el que creíamos que era necesario tener nuestra sede. Si bien siempre estuvimos en eventos nacionales, provinciales y demás, la idea de tener un espacio era importante, porque también la gente pedía dónde ir sin que fuera un evento. Creíamos que era posible capitalizar eso y lo encaramos. En cuanto a los contra, cualquier negocio que se establezca tiene dificultades, sea por las situaciones particulares o las épocas, pero confiamos en el trabajo que hacemos para llevarlo adelante.

—¿El bar de Cantinero Entrerriano llega en un momento oportuno, con la madurez de un emprendedor que se anima a dar el salto?

—Sí, parte de sentir la necesidad de abrir un local era porque creíamos que llegamos a una etapa donde era importante tener un lugar fijo, sobre todo porque hicimos una red de trabajo en conjunto con muchos productores de la provincia, haciendo una apuesta en valor de sus productos para la elaboración de bebida propia también. Eso llevó a decir hoy que tenemos toda la logística de productores y productos para hacerlo y mostrarlo. Siempre supimos que iba a llegar el momento, nunca nos apuramos. Sabíamos que cuando llegara teníamos que estar preparados.

—¿Quiénes están asociados en este proyecto?

—Tengo la compañía de mi hermano Santiago, quien me viene acompañando en este proyecto hace años y forma parte de la sociedad de este bar.

—Y en cuanto a la comida, ¿cómo se elabora? ¿Hay un vínculo con Chano María? —consultó DOS FLORINES, ante la presencia del asador al momento de la entrevista.

—Si bien vamos a tener la integración de diferentes emprendedores de la provincia y en este caso tenemos a Chano María con su parrilla y también a Sushi Paraná, tenemos una cocina asesorada por Walter Villagra. Él es un chef de Villaguay, a quien consideramos que hace un gran trabajo, con la misma sintonía nuestra en la coctelería, ya que produce con productos regionales y sabores locales. Él nos va a estar asesorando y se complementa muy bien con nuestra propuesta.

Inversión

—¿Por qué apostaron por Paraná?

—Yo me considero que soy de Paraná. Si bien lo soy por adopción, quiero mucho a la ciudad. Me parece fantástica, que tiene mucho por hacer. Tengo la suerte de viajar mucho por mi trabajo y veo que en Paraná hay un potencial enorme porque la gente que nos visita suele quedar fascinada con la naturaleza, particularmente la Costanera y la vista del río. Entendíamos que nuestro proyecto tenía un enfoque turístico y sustentable.

—¿Cómo se organizaron para el trabajo en este emprendimiento?

—Tenemos un gran equipo de trabajo de personas que colaboran y ponen todo su esfuerzo. Los dueños atendemos el local y eso nos parece también importante.

—¿De cuánto fue la inversión que encararon y cuáles son las principales costos que asumieron para montar un bar?

—En cuanto a inversión, siempre se necesita mucho financiamiento, pero en nuestro caso no fue tan alta en números. Al ser un proyecto que nació hace cinco años, fuimos comprando poco a poco las cosas y nos encontramos, a la hora de abrir, con mucho de ello. Además, la mano de obra la hicimos nosotros; estuvimos cinco meses trabajando. Va a ser un bar muy sencillo, sin lujos, todo hecho a mano, artesanal, pero a la vez tiene una identidad que lo hace diferente.

—No por ser sencillo va a dejar de tener calidad en sus propuestas…

—Claro. Los productos son de calidad y trabajamos con productores locales que van a tener acá un lugar donde se los revalorice. Vamos a contar con grandes productos de la provincia. La idea es mostrarle a la gente local y al turista la cantidad de cosas importantes con las que cuenta Entre Ríos, de calidad Premium. Tratamos de hacer hincapié en el trabajo de los pequeños productores.

—¿Con productores de qué sectores se vinculan hoy?

—De todas partes de la provincia. Nos vinculamos con productores de cítricos de la costa del Uruguay, de nuez pecán de distintas partes, higos de la zona de Villaguay, arándanos, hierbas; la miel la trabajamos con apicultores que hacen un producto exclusivo para nosotros; trabajamos con cerveceros que hacen cerveza fusionada exclusiva como con arándanos. Hay mucha diversidad de productos y la particularidad del bar es que los clientes se pueden llevar los frascos cerrados, sea miel, dulces, un vino, una botella de gin y otros productos de almacén.

Proyecciones

—¿Qué significa poder encarar un proyecto de este tipo en este contexto? ¿Cómo manejan variables como la elevada inflación para tomar decisiones?

—Emprender no deja de ser siempre un riesgo. Confiamos mucho en el trabajo. No somos los famosos paracaídas. Yo hace muchos años soy emprendedor. Sé que nunca es buena la situación. Si nos vamos a fijar en los detalles, nunca es momento. Creemos que con trabajo podemos revertir todos esos obstáculos económicos. Confiamos en que laboralmente nos vaya bien para poder mantener un equilibrio.

—¿En qué momento creés que está la coctelería para darle empuje al bar de Cantinero Entrerriano en Paraná?

—La coctelería está en muy buen auge; es una tendencia a nivel mundial. Ha llegado para quedarse y cada vez se consumen más cócteles. Esta situación nos ayudó a tener este espacio. Cuando recién comenzábamos este proyecto hace muchos años atrás, no era tan consumida la coctelería. Quizá antes estaba en más auge el vino y la cerveza, pero hoy en día se emparejó eso con el consumo de otras bebidas a raíz de muchas tendencias que traccionaron. Por eso entendimos que era necesario impulsar un lugar de coctelería al ciento por ciento porque la gente lo pedía.

—¿El bar es un punto de partida para nuevos proyectos o ya le da forma a lo que alguna vez soñaron?

—Hoy es muy reciente pensar hacia delante cuando terminamos una obra de cinco meses y la estamos disfrutando en la primera semana. Sí sabemos que este mismo proyecto se puede replicar. Este proyecto va mucho más allá de un bar. Nace en la tierra donde nacen los productos y nosotros lo traemos a una etapa final que es servirlo para que tenga el consumidor y con un panorama diferente de la gastronomía y coctelería. Replicarlo podría ser un gran resultado. El proyecto se va a seguir extendiendo por diferentes puntos del país, con participación de eventos locales y en Buenos Aires. Nosotros también lanzamos un aperitivo propio y vamos por otras bebidas. También avanzamos en el trabajo con colmenas. Es decir, vamos jerarquizando un poco más el proyecto y veremos cómo se puede seguir desarrollando, con otras sucursales o potenciado desde acá. La idea es seguir potenciándolo a través de distintos ejes, turísticos, sustentables y culturales. Hay mucho por hacer.

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