ENFOQUE PORTADA

Combatiendo al capital

Por Sergio Dellepiane – Docente  //

El capitalismo es uno de los tantos sistemas económicos aparecidos a lo largo de la historia de la humanidad. En él, individuos y empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante transacciones en las que participan mercados y sistemas de precios regulados por la ley de oferta y de demanda.

La intervención del Estado se adiciona a este mecanismo varios siglos después de sus rudimentarias prácticas iniciales – el trueque -, las que pueden ubicarse casi con la aparición del “homo sapiens – sapiens”, 300.000 años atrás.

Sin embargo, el capitalismo como sistema económico integrado, aceptado y empleado mayoritariamente no apareció hasta el siglo XIII en Europa como sustituto imperfecto, pero dinámicamente más útil que el feudalismo, para el cual el trabajo era una obligación derivada de vínculos de servidumbre señorial, de la propiedad de esclavos o como obligación socio-moral de uno mismo para con su comunidad.

El capitalismo como sistema, surge entonces, bajo la idea de proponer al esfuerzo humano (trabajo) a cambio de capital (dinero), en vez de por servidumbre o esclavitud, bajo el paraguas de la filosofía que impulsó el Renacimiento y de la Reforma protestante, movimientos que facilitaron la aparición de los modernos Estados nacionales. Todo potenciado por las expediciones comerciales, esencialmente marítimas, hacia distintos puntos del globo de los S. XV y XVI, que dieron origen al mercantilismo.

Génesis.

Dos acontecimientos sucedáneos alumbraron al capitalismo moderno en la segunda mitad del siglo XVIII; la aparición de los fisiócratas en Francia y la publicación de los trabajos de Adam Smith, reconocido como el sistematizador de los principios elementales que posteriormente engendraron la ciencia económica. En ambos casos se apostaba al sostenimiento y desarrollo de un orden económico alejado de la intervención del estado, argumento que favoreció el inicio de la revolución industrial cuyo apogeo se dio durante el siglo XIX.

Las inhumanas condiciones de trabajo que caracterizaron este período llevaron a que surgieran numerosos críticos del sistema. Quién desarrolló una teoría coherente en su contra fue Karl Marx, atacando la propiedad privada de los medios de producción. Sin embargo, el capitalismo continuó prosperando hasta convertirse en el principal sistema económico mundial de la época.

La mayor prueba, desde sus orígenes hasta la actualidad, que ha debido sortear el capitalismo ha sido la crisis, conocida como “Gran Depresión”, durante la década de 1930. A raíz de ella, los gobiernos empiezan a intervenir en sus economías para intentar mitigar las contrapartidas propias del capitalismo. Recién a partir de la década de 1960 comienzan a aparecer los fenómenos de inflación y desempleo en las economías capitalistas. Se reconoce en los crecientes costos de la energía, en especial del petróleo, la principal causa del cambio de paradigma y de la intervención de los Estados en el dinamismo de las economías nacionales.

Conceptos.

Toda ciencia basa sus conclusiones en el análisis de los datos que recaba de la realidad en la que se desenvuelve, transformándolos en información relevante que orienten las decisiones de aquellos que tiene la responsabilidad de tomarlas. En la mayoría de los casos, les permiten desmitificar demonios que, por las razones que fueran, pero abrumadoramente de raíz ideológica, se enquistan en el inconsciente colectivo de la sociedad e inhiben su capacidad de razonamiento, tanto en la esfera individual como en las relacionadas al bien común.

El último informe publicado por el FMI (septiembre 2021) muestra que 176 de los 190 países miembros durante los último 40 años (1980 – 2020), han vivido un proceso de “más capitalismo y menos pobreza”. No es nuestro caso.

El PBI global anual promedio ha crecido a una tasa acumulativa del 3,31% mientras que nuestro país lo ha hecho a una tasa de 1,4% a.a. (año a año); menos de la mitad del promedio mundial.

Medido en dólares corrientes, el PBI global pasó de 11,5 billones a 93,5 billones en el período analizado. Se multiplicó por 8,3. Argentina, durante 40 años, sólo lo multiplicó por 1,4.

Las consecuencias negativas de semejante retraso las estamos padeciendo día tras día. Permanente deterioro de la calidad de vida de sus habitantes, pérdida de participación en la generación de la riqueza mundial y menor presencia en el intercambio de bienes y servicios respecto del total global.

Indicadores.

El mismo estudio muestra que el PBI per cápita nacional orilla el 10 % (U$S9.900 contra U$S101.000) del que muestran las naciones más avanzadas (Vgr. Irlanda). La tasa acumulativa anual de aumento del ingreso por habitante en el mundo entre 1980 y 2020 fue de 3,44% mientras que en Argentina resultó casi inexistente. Sólo de 0,06% a.a.

Como siempre, “Realidad mata Relato”. Aún con sus imperfecciones naturales que requieren ser limitadas, el capitalismo parece mantenerse plenamente vigente en la mayor parte del planeta y con resultados que han permitido mejorar la calidad de vida de sus habitantes y, consecuentemente, reducir la pobreza en la mayoría de los casos. En la Argentina y otras muy pocas naciones se asistió al estancamiento e incluso caída del PBI per cápita, habiendo alcanzado la pavorosa cifra de 44,2% de pobres en nuestro país (O.D.S.A – UCA Dic. 2021)

Por lo que, más allá de cualquier duda razonable y de los inevitables ciclos de auge y caída, recuperación y expansión de la economía; el capitalismo ha demostrado ser un sistema económico efectivo gracias a la iniciativa privada, el impulso de la productividad y la competencia que, aunque imperfecta, ha demostrado su poder multiplicador, en especial en mercados desregulados pero también bajo regímenes autoritarios; llevando bienestar a sus habitantes y mejorando sustancialmente sus condiciones de vida.

Nosotros, mientras tanto, continuamos ignorando la evidencia y “Combatiendo al capital”. Es lo que hay.

“En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven” – N. Maquiavelo (1469 – 1527)