Una familia de Nogoyá adquirió un colectivo y lo remodeló para ir a las carreras de su hijo. Sin saberlo, comenzó con un negocio que cada vez tiene más adeptos en todo el mundo. Por Johanna Peltzer.
Vivir en un motorhome viajando por el mundo es una de las historias más vistas en Instagram y, sin dudas, la aspiración de muchos. La transformación de viejas camionetas Volkswagen, traffics, colectivos se ha vuelto un lifestyle al que varios desean acceder. Sin embargo, no es una tarea fácil ni barata como se ve en las redes sociales.
La historia de los Facello es algo diferente. La necesidad de acompañar a su hijo Marcio a las carreras de la Fórmula 3 Metropolitana fue la razón para adquirir un bus y reformarlo para poder alojarse durante las fechas deportivas. Dos años duró el proceso, que ahora generó la oportunidad comercial de hacerlo para terceros.
“Yo corría los fines de semana e íbamos en el colectivo de un familiar, pero después ellos no pudieron apostar más y nos quedamos sin ir. A raíz de eso, surgió a idea de comprar uno. Lo trajimos en abril de 2019 y empezamos a desmantelarlo. Era de línea, piso elevado y tenía todos los asientos y portaequipajes”, contó el piloto de 24 años en diálogo con Dos Florines.
Luego de un largo proceso de diseño, compra de materiales, armado y cuarentena de por medio, en marzo de 2021 lo dieron por finalizado. El motorhome tiene cocina-comedor, baño completo con ducha de agua caliente y fría, una habitación con dos cuchetas y otra con una cama matrimonial. Además, posee tres aires acondicionados, heladera y tres tanques de agua: uno de agua limpia, otra de aguas grises y el siguiente para desechos cloacales. También se pintó la parte exterior y, tras el control de la mecánica, se realizó la revisión técnica.
“Todo funciona con electricidad a 220v que se conecta externamente. El proyecto prevé ahora lograr la autonomía eléctrica con la colocación de un inversor de corriente, que trabajará con las baterías propias del colectivo y paneles solares”, explicó Facello. El vehículo es modelo 2001, con carrocería Busscar, motor Scania 113 y ya hizo su primer viaje desde Nogoyá hasta Oro Verde.
Futuro entre tuercas
Sin imaginarlo, esta remodelación para uso familiar se transformó en el inicio de un negocio que parece no tener límites. “Cuando empezamos este proceso, nos unimos a muchos grupos en redes sociales y vimos que hay mucho interés por el tema. Al terminarlo, mostramos el resultado y tuvimos muchísimas propuestas comerciales. Es algo que no imaginábamos, pero queremos apostar”, expresó Marcio.
“Cada día se están viendo más estas transformaciones de casas rodantes y se debe a que vivir está caro y hacerlo en un motorhome es más barato: sólo pagás un camping y los impuestos del vehículo. Tal vez acá en Argentina no es tan masivo, pero en Estados Unidos u otros países sí. Esa es una razón, además de las personas que son viajeras y les gusta vivir de un lado para otro”, aseguró el joven.
Claro que, para pensar en una transformación como esta, los números superan los millones de pesos en materiales y mano de obra. “La delicadeza de las terminaciones y los detalles es lo que le da valor a este tipo de trabajos. No lo hace cualquiera”, indicó Facello. Sobre las consultas que recibieron, manifestó que fueron varias “desde un colectivo de dos pisos hasta traffics pequeñas” y que están ultimando detalles con futuros clientes. “Tenemos en vista ampliarnos a un lugar más grande para empezar. Es un lindo desafío”, cerró.