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Carina Gallegos, la primera mujer en presidir el Copaer

Conducirá el colegio que agrupa a los profesionales de la agronomía de Entre Ríos en los próximos dos años. Jerarquizar la profesión, fomentar la valoración de los ingenieros agrónomos y continuar el trabajo para la matriculación de los graduados serán los objetivos centrales de su gestión. Danilo Lima

La ingeniera agrónoma Carina Gallegos es, desde el último viernes cuando se realizó la asamblea virtual, la nueva presidente del Colegio de Profesionales de la Agronomía de Entre Ríos (Copaer). Su elección –se presentó una sola lista– marca la continuidad de las gestiones de los ex presidentes Flavio Galizzi y Gabriel Guiano, aunque en la Mesa Ejecutiva hay una renovación dado que se produjo el ingreso de profesionales que no habían participado en las conducciones anteriores.

Galizzi será ahora el vicepresidente (Miguel Navarro, el vice suplente); Yanina Gorelik Zonis, la secretaria (Gabriel Guiano, el suplente); y Federico Raffaelli, el tesorero (Ramiro López, el suplente).

Carina Gallegos junto a Ramiro López (izquierda) y Flavio Galizzi (derecha), integrantes de la Mesa Ejecutiva del Copaer.

“Esta lista es una continuidad de gestiones anteriores, con una renovación del 50% de la Mesa Ejecutiva, que ha sido una política desde que llegamos a la conducción del Copaer en 2015 con el fin de enriquecer los debates”, le dijo Gallegos a DOS FLORINES, y destacó que “la gente que en años anteriores ha ocupado cargos continúa vinculada y haciendo aportes en la discusión de todos los temas”.

Líneas de trabajo.

La flamante presidente dijo que “tenemos algunas líneas de trabajo que se iniciaron en gestiones anteriores y que vamos a continuar”, básicamente relacionadas “a cuatro ejes en los que trabajaremos intensamente”.

Enumeró, en primer lugar, la promoción de acciones gremiales que permitan jerarquizar el ejercicio de la profesión y la correspondiente remuneración, y, también, visibilizar distintas formas del ejercicio profesional que se dan y no están tanto en la vidriera.

Fomentar la valoración social de los profesionales de la agronomía y del Copaer, dado que en los últimos tiempos –a raíz del tema de las pulverizaciones, sobre todo– se ha puesto en tela de juicio el rol de los profesionales de la agronomía, será otro de los ejes. “Tenemos que generar más información y estar más presentes para revertir esta situación”, remarcó Gallegos, “porque muchas opiniones de la sociedad surgen por desconocimiento y falta de información”.

El tema de la matriculación, enfatizó, “siempre es un eje central que no podemos obviar porque se trata de un poder que el Estado nos ha delegado, y, básicamente, el objetivo central del colegio es el control de la matrícula”.

– ¿Cuesta matricular a los ingenieros agrónomos?

– En los últimos años hemos trabajado mucho con los alumnos avanzados de la facultad y esto nos ha permitido una mayor cercanía entre el colegio y los estudiantes próximos a recibirse. Pudimos acercarles información para que conozcan los objetivos del colegio y también sus obligaciones como profesionales y los deberes que tiene el colegio para con los matriculados. Eso ha hecho que se matriculen ni bien egresan de la facultad.

Pero sigue habiendo un abanico de profesionales –no los más jóvenes sino, tal vez, los que están a mitad de su recorrido laboral– que son reticentes a la matriculación.

– ¿Por qué?

– La verdad es que no tenemos un diagnóstico preciso, pero hay gente que tiene una negativa sin fundamento. Es un no porque no.

No obstante, algunos casos sí hemos podido abordarlos y creemos que esa negativa parte del desconocimiento de la definición propia de lo que es el ejercicio profesional.

Están quienes sostienen que no usan la matrícula porque no hacen ejercicio profesional. Eso es totalmente incorrecto porque la definición de ejercicio profesional contempla la actividad o prestación de servicios o el ejercicio de toda práctica que suponga, requiera o comprometa la aplicación de conocimientos propios adquiridos por el título que uno posee.

Agroquímicos.

– ¿Cómo evalúan en el Copaer el tratamiento legislativo del proyecto de ley de Buenas Prácticas Agrícolas?

– El Copaer ha hecho aportes, al menos, a diez proyectos de modificaciones a la ley de plaguicidas vigente, o de proyectos nuevos. Una de esas iniciativas tuvo media sanción de una cámara, y otras ni siquiera llegaron a la Legislatura.

En el último proyecto también hicimos nuestros aportes, a pedido del ministro de Producción, y bajo la coordinación del director de Agricultura. Trabajamos muchísimo en el marco de la Mesa de Buenas Prácticas Agrícolas de Entre Ríos, durante jornadas virtuales de larguísima duración, por mucho tiempo, y el tratamiento legislativo de ese proyecto quedó como en una nebulosa.

Y, la verdad, es desalentador que se trate con liviandad un proyecto en el que participaron muchos actores de más de treinta instituciones que se involucraron con mucho compromiso para alcanzar consensos y poder presentar una propuesta que fuera superadora de la legislación vigente.

La situación laboral.

– ¿Cómo está la situación laboral de los profesionales de la agronomía en estos tiempos tan complicados?

– Al inicio de la pandemia hubo complicaciones para mantener los trabajos y también una baja en la demanda laboral. Este año, sin embargo, se está recomponiendo esa demanda.

Hay un punto fundamental: si bien existe demanda laboral, hay encuadres en las tareas que no son los correctos, y las remuneraciones no son acordes a la responsabilidad de esas tareas. Y aquí es donde queda en claro el rol fundamental del colegio, que debieran valorar los profesionales que son reticentes a la matriculación.

En comunicación, tal vez, nos falte crecer para dar a conocer todo lo que se hace dado que son muchas las iniciativas que se encaran desde nuestra institución a fin de preservar las incumbencias y los aranceles mínimos obligatorios establecidos para las distintas tareas que están establecidos dentro de nuestra profesión.

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