Bordet y un discurso que dejó sensación a poco
15/02/2020
El gobernador afrontó temas sensibles y prefirió evadir otros; planteó ejes de la agenda legislativa y se acordó de Macri varias veces. Gustavo Sánchez Romero
Los funcionarios aseguraron en el foyer del Centro Provincial de Convenciones, en el mediodía de este sábado, que en realidad no convenía desnudar estrategias que el Ejecutivo viene desarrollando ante una coyuntura compleja; otros especularon que se vienen negociando medidas duras con las corporaciones -jueces, abogados y legisladores- y que hablar de más en esta apertura del 141 Período De Sesiones Ordinarias de la Legislatura Provincial hubiese sido un error.

Como sea, la sensación que quedó en las más de 1200 personas que asistieron a escuchar el mensaje a Asamblea fue que Bordet debió esforzarse para encontrar un eje discursivo que lo sostenga en el equilibrio entre una descripción cruda de “la difícil realidad provincial” y mantener las expectativas entre los legisladores, los funcionarios y la comunidad en la convicción que hay una gestión que se hace cargo de la coyuntura.
Un poco empujado por la situación provincial y otro porque a nivel nacional hay un tiempo político y económico que no acaba por morir y otro que no termina por nacer; habrá que bucear mucho en la historia provincial para encontrar tan alta expectativa como la que generó este discurso.

Si bien nadie esperaba que se dieran a conocer acciones que dependen de variables macroeconómicas, si era plausible esperar las marcas que definan los temas que urgen en el territorio: el abordaje al déficit de la Caja de Jubilaciones -es cierto que no fue menor el anuncio que habrá una reforma y que se abre una instancia de discusión multipartita-, las metas fiscales para el año y los niveles de inversión del Estado para el año en obra pública.
Pero la provincia está complicada, y Gustavo Bordet permitió inferirlo, por si alguno tenías dudas, durante algunos pasajes, y todo indica que, fiel a su estilo, esperará tener los pelos en la mano para afirmar que la chancha es blanca.

Pero ciertamente el tema fue discutido al seno del Gobierno ya que algunos periodistas y funcionarios aseguran conocer previamente que el gobernador apelaría a su consabida prudencia escénica antes que al tobogán de la verborragia.
Ejes.
No hubo anuncios rimbombantes y tampoco un diagnóstico agorero que prescriba un futuro aciago ante un auditorio con muchos funcionarios y adherentes, pocos empresarios y casi ninguna personalidades de la sociedad civil.
Fue un mensaje a media agua donde se resaltaron las principales virtudes conceptuales del Gobierno en su primera gestión -las que de hecho hay que reconocer en cuanto a institucionalidad y búsqueda de consensos- y donde no escatimó el gobernador mencionar en al menos cuatro oportunidades al gobierno de Mauricio Macri referenciándolo por su insensibilidad por las políticas sociales, de vivienda y obra pública, sin perjuicio de las devaluaciones que se llevaron a cabo en su gestión y perjudicaron a las provincias. No hizo referencia al impuesto país de Alberto Fernández, que eventualmente funcionó en los hechos como una depreciación del peso argentino. En referencia al Presidente mencionó el cambio de rumbo filosófico del gobierno desde diciembre y la posibilidad de continuar con la obra de la Ruta 18 (Concordia – Paraná) con fondos de la Nación. Después se enfocó esencialmente en Entre Ríos.
El gobernador sí dejó algunos buenos arrullos en los oídos del empresariado, muchos conocidos, algunos novedosos: la política de puertos de la provincia que genera un alto valor a la producción; la decisión de seguir avanzando la política ferroviaria para integrar la Región Centro, la Mesopotamia con Brasil y Paraguay; la continuidad de la bonificación de tasas en los créditos del CFI; la política de cierre de provisión de energía y gas para el norte provincial que beneficia a las 1.200 industrias entrerrianas (sinceró la cifra ya que Sergio Urribarri insistía en unas inexistentes 5.500); la construcción de viviendas de maderas como política de Estado; y confirmó que enviará un proyecto a la Legislatura para la creación de la Agencia de Inversiones y Exportaciones para Entre Ríos, entre otros.
Bordet prefirió evitar hablar de “impuestazo” y aseguró que sólo se trató de una readecuación cuyo valor estuvo por debajo de los índices de la inflación 2019. Sobre este punto la oposición había hecho hincapié durante la semana.
Que no parezca poco la incorporación de 10 puntos de lo recaudado por el Impuesto Inmobiliario Rural para el arreglo de los caminos de la producción.
Mensajes.
Si pueden leerse mensajes entre líneas para distintos sectores a la dirigencia política y empresaria cuando les habló del “achicamiento del Estado”.
Bordet dijo que a pesar de las fuertes devaluaciones que rondaron el 70% la deuda provincial -que ubicó en torno a los 900 millones de dólares- ésta no creció con respecto a 2018 y cuyo stock se mantiene en caída en valores constantes. En este sentido afirmó que se logró un superávit primario no financiero, con respecto a 2018.
Más beneplácito causó el dato que se logró una reducción del 20 % del gasto, racionalizando 4 % del personal (“cosa que no ocurrió en ningún gobierno de la democracia a esta parte”).
Como punto nodal, el gobernador evitó hablar de ajuste y dejó en claro que algo hay que hacer con el déficit previsional para que “la caja no vuele por los aires en 10 años”, y, esencialmente, que él está dispuesto a hacerlo.
Sin dudas que dejó para mejor momento cómo hará esto, y quizá espere apuntes de la mesa multipartita que convocará para analizar el caso.
También envió un mensaje a los docentes al asegurar que la provincia garantizará los 180 días de clases y que no está dispuesto a sostener conflictos. Esto puede leerse en varios sentidos, no obstante.
No pasó mucho más.
De hecho fue una mañana tan anodina como calurosa. Los funcionarios y exégetas de Bordet no mostraron demasiadas sensaciones tras el discurso. Se marcharon silbando bajito como agradeciendo que el trámite de la apertura de la asamblea se haya consumado sin penas y glorias.
Quizá el hecho más significativo se dio a la salida del gobernador, entre saludos de los militantes, y en el umbral de la escalera que lo llevaría hacia la planta baja. Allí lo esperaba Atilio Benedetti , el dirigente radical y ex candidato a Gobernador, quien lo saludó por el discurso, intercambiaron algunas palabras y se despidieron con un caluroso abrazo.
Ese es el sello propio de la gestión Bordet, y esa imagen de dos caballeros de fina stampa marca el ritmo de estos tiempos complejos de la política entrerriana. No mucho más.