Avisamos

08/03/2024

Por Alejandro Di Palma, Rubén Pagliotto y Ubaldo Roberto Domingo / Grupo Entre Todos Entre Ríos (ETER)

UOMO AVVISATO, MEZZO SALVATO. “Hombre avisado, medio salvado”, proverbio italiano.

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Decidimos comenzar esta nota, en clave de advertencia al nuevo Gobierno provincial, intentando evitar la posición de “oposición” y solo a fin de señalar cuestiones que, bien podrían ser corregidas antes de que, la crisis inducida desde el Gobierno nacional, termine erosionando la gestión provincial.

En este sentido no parece ser sustentable la posición de alimentar “in aeternum” los índices de popularidad a través de publicaciones en las redes sociales (propaganda), que más allá de lo simpáticas que puedan resultar, es probable que no puedan postergar por mucho tiempo la sensación térmica social ante el ajuste feroz que se viene ensayando desde hace mucho tiempo en esta provincia. De manera que, sin perjuicio de lo importante que resulta “la propaganda”, esta no significa gestión, sino que, sin una acción concreta incluida en una estrategia política, esa propaganda se enmarca indefectiblemente en el ámbito del relato.

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De manera que refiriéndonos al proverbio italiano que seleccionamos, tenemos que decir que “Un aviso a tiempo te puede sacar de los apuros” y es en este sentido que proponemos algunos temas centrales como sana crítica, entendiendo también que muchas veces el peor ciego es el que se niega a ver.

Antes de seguir adelante, también resulta relevante señalar que, para aquellos que no llevan mucho tiempo en la provincia de Entre Ríos, que no esperen grandes críticas o sanos concejos desde la fauna autóctona provincial, es un hecho inapelable, que los gobiernos pasan y las asociaciones gremiales, medios de comunicación, organizaciones civiles, etc., son siempre oficialistas, sin perjuicio de quien sea o que haga el gobierno de turno, la mayoría se encuentra enferma de “oficialismo”, y esta patología incluye el silencio.

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El gobernador tiene el mérito (en su accionar político local), de desenfocar el centro de gravedad de su gestión de tal manera que ya nadie sabe cuál es el objetivo provincial y esto le permite navegar entre retóricas pobres y contradicciones flagrantes sin que impacte de lleno en la acumulación serial de crisis que se auto-infringe.

Definitivamente, estamos otra vez sin objetivos políticos provinciales que tengan en cuenta las prioridades y problemáticas vernáculas, por ende, no puede haber estrategia política en este escenario. Todo comienza a lucir, y se percibe nítidamente, como el último proceso de ocho años, donde más allá de un mensaje oficial repetido hasta el hartazgo (y masivamente aceptado), de una supuesta prolijidad fiscal y una transparencia inapelable, hemos reconocido finalmente, a la inacción como la característica central de un gobierno que, otra vez, se extinguió en el pago a tiempo de los sueldos del Bureau.

Recordemos que este gobierno, según se insistía, llegó para llevar adelante un cambio radical en la provincia, este cambio fue el eje central en una campaña que culmino en un acto eleccionario donde un perfecto desconocido alcalde paranaense, de cuestionable filiación peronista, pierde la elección por un puñado de votos, de manera tal que, entendemos que toda definición política que no resulte orientada a este cambio dramático de dirección propuesto en campaña, resulta lascivo para los intereses del propio gobierno de Frigerio.

A pesar de haber sido la energía uno de los temas centrales de la campaña, tenemos que, ya trascurridos los primeros meses de gestión, resulta innegable un vacío de políticas energéticas, nada nuevo ya que esta falta ha sido una constante en la historia moderna de nuestra provincia, es decir, no podemos señalar ninguna nueva acción en el sendero propuesto sino la insistencia en un formato de política energética que inauguro el gobierno anterior y resulta parecerse a la política comercial de empresas con clientela cautiva, “te quejás por la tarifa y postergamos el aumento por seis meses”, sin embargo, como se ha sostenido en campaña, es virtualmente imposible proponer el desarrollo productivo verdadero, sin antes definir una política energética orientada a este fin.

Advertimos que el actual gobierno nacional, catalizó torpemente el tema político más importante que se venía proponiendo, aunque soslayado, que es un debate sobre el federalismo, un tema escondido detrás del debate sobre las regalías hidrocarburíferas, la propiedad del litio, la minería, etc. Un temario donde Entre Ríos parecería que no tiene nada para poner sobre la mesa, para nuestros dirigentes, ni la realidad postergada de Salto Grande, ni los ríos naturales propios como el Paraná y Uruguay o la hidrovía, parecerían no resultar en un capital digno de pelear. Es evidente que, en ese debate, otra vez nuestro gobierno provincial, no tiene nada que reclamar, es decir que nuevamente la provincia de Entre Ríos acepta que su agenda sea postergada, entonces también vemos una continuidad y no un cambio radical en los objetivos políticos provinciales.

Lo anterior es en definitiva el postergado debate sobre el “federalismo” y en ese sentido hay que señalar que el federalismo es federalismo fiscal o no hay federalismo; y que el formato por el cual la Nación coparticipa a las provincias por los impuestos cobrados surge recién en la constitución de 1994, la que ordena el dictado de un nuevo régimen de Coparticipación antes de 1996, por todo lo anterior es evidente advertir que, teniendo en cuenta la dilación con la que nuestra provincia fue vinculada al resto del país, sería una torpeza aceptar un trato que no introduzca este detalle histórico, lleno de realidad, postergación, atraso, incomunicación, expulsión de población, es que nuestra provincia tuvo su primer vínculo continuo con el resto país a partir del 13 de diciembre de 1969, por ende es importante que habiendo adherido el gobernador Frigerio a la propuesta del presidente de la Nación a un pacto de Mayo en la provincia de Córdoba, introduzcamos de una vez y con firmeza este argumento histórico en la mesa de negociación.

Sobre la propuesta de reforma tributaria, el único elemento disruptivo y que persigue la ampliación del conjunto de contribuyentes, es decir la formalidad es el COT (Código de Operación de Transporte) una medida que resulta ser resistida por los actores institucionales que pretenden que todo siga igual, pero debemos señalar que en definitiva esta reforma explica simplemente un aumento de las alícuotas de Ingresos Brutos que es el camino inverso al que se sostuvo durante la campaña, que fue justamente, no aumentar impuestos e incluso disminuirlos, porque es bien sabido que para el gobernador la carga impositiva atenta contra la inversión, siendo así, disminuirla fue su caballito de batalla en campaña siendo candidato.

Sobre la persona del fiscal de Estado, debemos decir que es evidente la decisión política de sostenerlo y que también desnuda una continuidad, y ningún cambio dramático de dirección como se proponía. Recordemos que, entre otros temas no menores, este fiscal operó como tapón de la declaración jurada de los bienes personales del anterior gobernador, un misterio que recién se ha develado al dejar el poder, a esta definición de permanencia se le suma otra decisión de su continuidad, quien además sigue siendo el encargado de representar a la provincia en la gestión de la hidrovía, un asunto que, aun en el siglo XXI, los entrerrianos no entienden cómo un activo estratégico, insistimos, la hidrovía, es un asunto crucial para la soberanía provincial sobre un recurso como el río.

Entonces “avisamos” que hay cosas en esta gestión provincial para corregir y alguien las debe señalar, “avisamos” que cuando un grupo se convierte en una secta se encierra y expulsa aliados y entonces, los fanáticos y los alcahuetes se imponen sobre quienes piensan y dudan, el dogma sustituye a las ideas, el jefe ocupa el lugar del pensamiento, todo está más claro, pero también más pobre.

“Avisamos” que el único objetivo debe ser no perder Entre Ríos.