Aseguran que el sector arrocero soporta la mayor carga impositiva de la historia

14/01/2019

La presión fiscal poda la competitividad del arroz argentino en el mundo. “Estamos retrocediendo”, se lamentó Héctor Alonso, gerente general de la Cooperativa Arroceros Villa Elisa. Danilo Lima

Los elevados costos de producción en la Argentina son, desde hace mucho tiempo, una de las limitantes principales de cualquier actividad económica. Entre esos costos, la presión fiscal –acaso de las más altas del mundo– se ha vuelto insoportable para numerosas producciones, sobre todo para las economías regionales que enfrentan enormes dificultades.

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Héctor Alonso, el gerente general de la Cooperativa Arroceros Villa Elisa, en este sentido, no dudó en asegurar que hoy “nos encontramos con la mayor carga tributaria de la historia” de la comercialización de arroz de exportación, como consecuencia de la eliminación de los reintegros y de la vuelta de los derechos de exportación.

Una presión fiscal inédita y costos en alza constante ponen en riesgo la continuidad de no pocas economías regionales.

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Al hablar de las expectativas del sector arrocero para este 2019 –en declaraciones al espacio “La Cooperativa Día a Día” de la entidad–, Alonso explicó que el mercado internacional se encuentra “en un estadio sin sorpresas: no hay un incremento abrupto de los stocks, la producción crece y la demanda también. Está absolutamente estable y no es esperable ninguna sorpresa”.

Descartó, asimismo, cualquier recomposición del sector vía precios, salvo que suceda alguna catástrofe climática.

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La presión fiscal.

Alonso lamentó que la actividad arrocera haya sido castigada con dos decisiones adoptadas por la administración del presidente Mauricio Macri: la eliminación de los reintegros a la exportación y la reinstauración de los derechos de exportación. Se trata de medidas que podan de manera dramática la competitividad del arroz argentino en los mercados internacionales, dado que, por ejemplo, los vecinos del Mercosur (Uruguay, Brasil y Paraguay), que exportan arroz, no tienen retenciones y en consecuencia pueden colocar el producto a un precio menor que la Argentina.

“Hoy nos encontramos con la mayor carga tributaria de la historia de la comercialización de arroz de exportación”, subrayó el gerente general de la Cooperativa Arroceros Villa Elisa.

Y explicó el porqué: “Habíamos logrado, con mucho esfuerzo de todas las organizaciones, implantar un reintegro del 3%, que significaba la devolución de parte de los impuestos internos que deben pagarse para exportar. Y no sólo fue eliminado ese reintegro sino que hemos sido castigados nuevamente con los derechos de exportación, que en su origen eran de cuatro pesos por cada dólar exportado, con la teoría de que iban a ir diluyéndose en el tiempo porque eran pesos contra dólares en términos porcentuales. Esto ha sucedido exactamente al revés porque cuando se reimplantaron los derechos de exportación el dólar estaba a 41 pesos y hoy estamos en 37/38 pesos, por tanto, en términos porcentuales, hoy significa el tope. Hoy se está pagando el 12% y este gravamen, insisto, nunca existió en la comercialización de arroz de exportación en la Argentina”.

Alonso apeló a que las autoridades, finalmente, entiendan que “las economías regionales no soportan este tipo de gravamen y que, para que se pueda seguir agregando valor en origen y generando mano de obra, para darle movimiento a los pueblos donde están instaladas las industrias y también para sostener a los productores, la medida debe reverse”. “No sólo es injusto el impuesto sino que le saca al producto la competitividad necesaria para poder seguir con la actividad”, enfatizó.

Una de las consecuencias negativas de la reimplantación de las retenciones, según comentó Alonso, es el hecho de que en 2018 Argentina exportó arroz cáscara –aquel que no es industrializado– “como casi nunca en la historia” porque tiene el mismo porcentaje de gravamen que el arroz elaborado, cuando en realidad “nosotros lo que debemos apuntalar es la mano de obra argentina y exportar con el mayor agregado de valor posible. Estamos retrocediendo”, subrayó.

Alonso, sin embargo, confía en que, en algún momento, “el Gobierno comprenda que deberá sentarse con todos los sectores, fundamentalmente, con las economías regionales, para rever estas medidas que en algunos casos hacen inviable la continuidad” productiva.

Novedades.

En otro orden, en las mismas declaraciones al espacio institucional “La Cooperativa Día a Día”, Alonso confirmó que en febrero próximo, entre el 15 y el 20, se concretará la exportación de 20.000 toneladas de arroz desde Concepción del Uruguay hacia Irak, cuyo embarque inicialmente estaba previsto para noviembre o diciembre del año pasado. Se trata de una carga mayor de las que se venían realizando desde la terminal portuaria uruguayense, que eran de entre 12.600 y 13.000 toneladas, gracias a que concluyeron los trabajos que llevaron el calado, en el canal de acceso, a 25 pies.

Alonso, asimismo, ponderó que se hayan concluido los trabajos en el puerto de Ibicuy, que permitirán exportar desde allí otras 11.500 toneladas de arroz.

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