Abrir las importaciones es matar a las pymes y a los productores del interior
19/03/2024
Por Juan José Bahillo / Diputado provincial en Entre Ríos y exsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación
Si digo que estamos frente a un gobierno que sigue un modelo financiero por sobre uno productivo, no estoy descubriendo nada, eso quedó claramente expuesto en la última campaña electoral, donde los dos modelos estaban bien marcados y diferenciados. Pero la medida de abrir las importaciones de alimentos es directamente apuntar al corazón de la producción en todo el país, haciéndoles correr riesgo de vida a los pequeños y medianos empresarios y productores.
En primera instancia hay que remarcar que, además, estamos frente a uno de los grandes fracasos de la teoría de que la libertad de mercado resuelve todos los problemas. Con el anuncio de la apertura de importaciones para productos de la canasta básica el gobierno sale del dogma neoliberal y se da cuenta que la inflación no es sólo un fenómeno monetario, sino que en nuestro país está determinado por otros factores. A pesar del ajuste, de la no emisión monetaria, de la caída de la actividad económica y de la pulverización de los salarios, el crecimiento de los precios es alarmante.
¿Por qué llegan a la apertura de la importación de los alimentos como una medida de urgencia, no planificada? Porque fracasaron en todo lo anterior, y como eliminaron la participación del Estado, le dieron todo el poder a las empresas y a los esquemas concentrados. El gobierno llega tarde y mal, apela a una medida liberal, clásica, ortodoxa, que no da resultado en las góndolas, y no resuelve el tema de fondo: se dieron cuenta que la libertad de mercado no es como ellos dicen, sino también de apropiación indebida de ganancias con posiciones dominantes.
Hicieron todo mal en este aspecto y ahora apelan a una medida que va a afectar las pymes y a nuestros productores y productoras de alimentos, al trabajo argentino, y no van a bajar los precios. Las producciones que se verán afectadas y que son claves para la vida de las provincias argentinas como la manzana en Río Negro, las verduras (especialmente el tomate) en todos los cinturones productivos de Rosario, Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, esta última, mi provincia, también verá afectado por el tema lácteo, porcino y, sobre todo, avícola.
En el centro y norte del país, hay Economías Regionales como la de frutos secos, esencias y derivados que se pondrán en riesgo su continuidad, haciendo que las fuentes de trabajo caigan estrepitosamente, además de los ingresos económicos para cada provincia. Aceites y pescados son también producciones a los que la luz al final del camino cada vez está más apagada.
A esto se le suman otros puntos importantes al ya mencionado de que los precios no van a bajar, ya que estas medidas nunca tuvieron ese efecto, y es que casualmente las empresas que hoy tienen la posibilidad de importar alimentos, por logística, conexiones y relaciones, son las mismas empresas alimenticias que tiene el mercado interno concentrado. Esto quiere decir que los grandes productores de alimentos locales, que son a los que supuestamente apuntan con esta medida, son los mismos que van a traer los alimentos importados. Lo que suceda (por que la historia así lo dice) es que terminen reduciendo sus plantas locales, cayendo miles de trabajadores en la desocupación y los grupos concentrados no verán afectados sus ingresos.
EL gobierno está dejando a los más débiles de la cadena indefensos, expuestos a las presiones de los más grandes, que verán la posibilidad de conseguir de manera perversa beneficios por sobre las pymes, ya que, además, los que produzcan acá, seguirán con el esquema de cobro a 120 días, mientras que para los que traigan alimentos de afuera, podrán cobrar sus productos a 30 días. Se está llevando a la quiebra, a la muerte a productores y productoras más pequeños.
Lo decíamos con Sergio Massa: es con más producción agroalimentaria, industrial, energética y exportando trabajo argentino al mundo como vamos a resolver las problemáticas de nuestra nación, el famoso “salir por arriba”, y no abriendo irresponsablemente nuestras importaciones con las consecuencias negativas que ya describimos que esta decisión implica. Decisión que ya experimentamos y fueron un fracaso rotundo.
Esto demuestra una vez más la falacia del sistema de la escuela austríaca y de los liberales argentinos por estos años. La determinación de precios no es sólo un tema de oferta y demanda.