Alfredo De Ángeli hizo una autocrítica por los cortes de rutas. Además, habló sobre la relación en la Mesa de Enlace, Cristina y el futuro de Macri
Alfredo De Ángeli nunca pensó que su vida cambiaría para siempre el 11 de marzo de 2008. Ese día, el entonces ministro de Economía Martín Lousteau anunciaba un aumento de las retenciones a las exportaciones del agro, la famosa resolución 125. El chacarero entrerriano no dudó y salió a la ruta. Con el correr de los meses fue una de las caras visibles del conflicto. Su estilo de vida, su forma de hablar y la facilidad para atraer a los que protestaban en la ruta lo convirtió en un personaje político.
-Pasaron 10 años. ¿Cómo ve el conflicto a la distancia?
-Parece increíble, una historia de una novela. Uno hace memoria y yo digo “¡qué conflicto injusto!”. Hay cosas que uno no puede entender, esos 100 días. Hasta tristeza por ahí te da. La mayoría de las cosas fueron negativas, otras positivas. Lo negativo fue el problema que dividió a los argentinos, estaban los del campo y los anti-campo. Gracias a los medios de prensa se empezó a entender por qué peleábamos. Era una confiscación a la producción. El gobierno se equivocó y con una medida nos igualó a todos.
-¿Alguna vez habló con Cristina mientras duró la protesta?
-Nunca. Ese 11 de marzo ella inaugura ciclo lectivo en un pueblo llamado Larroque, entre Gualeguaychú y Gualeguay. Me acerqué, le entregue un petitorio de los productores más chicos que queríamos una política diferenciada. Lo agarró con desprecio y se lo dio a otro. Ni me miró la cara. Y esa misma tarde nos pone la 125. También tengo que ser honesto y resaltar que el 11 de septiembre de ese 2008, un día después de que yo me había caído con un avión en Paraná, me llamó para ponerse a disposición. Hace unos años nos vimos de lejos en el Congreso y ni nos saludamos.
-¿A la Mesa de Enlace la unió el espanto?
-Claro que sí. Luego trabajaron para dividirlos y no pudieron. Las partes ideológicas del campo se fundieron en una. Yo siempre tuve buena relación con la gente de La Rural. Las condiciones eran distintas pero éramos amigos, colegas en el pueblo. El tema es la ideología de cada parte. En la Federación Agraria estaban los productores del Partido Comunista, había mucha militancia. Pero todos explotamos con frases como cuando nos decían los piquetes de la abundancia.
-¿Hacen alguna autocrítica por haber cortado rutas? Es algo que se cuestiona, la metodología del piquete.
-Yo hago una autocrítica. Pero del otro lado no había diálogo. La protesta es la última instancia, pero realmente era eso o nada. No era un capricho. El corte fue para que el pueblo entendiera y ahí es donde los medios nos ayudaron a que la gente se entere.
-¿Cómo vivió el día del voto no positivo de Julio Cobos?
-Yo me fui a dormir, no me quedé en el Rosedal con la Mesa de Enlace. Me acuerdo que un poco antes de la votación me llama el Adolfo Rodríguez Saá y me dice “Alfredo, el voto del doctor Menem es muy importante y no está infartado son mentiras”. Entonces un amigo la llamó a Zulemita y hablé con ella y luego hablé con Menem. No me olvido más. Le digo “¡doctor, la patria lo precisa para pacificar el país!”. Y todo emocionado me dice: “Aunque sea la última cosa que haga voy a votar”. Luego, de madrugada, me golpearon la puerta y me dijeron “Che, Alfredo, se cayó la 125”.
-Su vida cambió para siempre. Hace 5 años que es senador. ¿Cómo lo vive ahora desde adentro?
-Es mi último año en el Congreso. Hasta que subió Mauricio Macri, éramos un quinto del total del Senado. Ahora, con él de presidente es mejor. Se comprometió con los cambios impositivos. Si perdíamos con Macri no sé qué hubiera pasado. Él cumplió con el sector agropecuario. Ahora ya no tenemos más retenciones de trigo ni de maíz.
-¿Qué va a hacer cuando termine su gestión?
-Lo que diga el presidente. O sigo por acá o me voy a mi chacra.
¿Qué le gustaría hacer a usted?
-Estoy mucho más tranquilo en el campo pero si hay posibilidades de acompañar voy a estar.
-¿Y su hermano Atilio?
-Él sigue en el campo. En caso de que no haya más para hacer, volveré a la cosechadora.
Fuente: Perfil