Balance 2020 con el ojo del sector privado: El “estilo Bordet” atentó contra “el estilo Bordet”

19/12/2020

Los empresarios consideran que el Gobierno provincial no pudo encontrar una salida dinámica a la pandemia y la cuarentena y se encuentra semiparalizado, algo confundido y muestra “serios problemas de gestión”. Gustavo Sánchez Romero / Especial para Análisis

No existe un solo término que podría definir el sentimiento de los empresarios entrerrianos al finalizar el primer año de la segunda gestión de Gustavo Bordet al frente del Ejecutivo provincial en Entre Ríos.

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Sin embargo existe, entre las definiciones que volcaron, una meridiana familiaridad: “desazón”, “resignación”, “desánimo”, por nombrar sólo algunas.

A manera de balance, y en un año tan especial que estuvo signado por la irrupción de la pandemia y la, al menos controvertida, implementación de una larguirucha cuarentena, Análisis consultó a una decena de empresarios acerca de su visión sobre el espíritu y la acción del gobierno provincial.

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Con la consigna del off the record, se le pidió a hombres de negocios, titulares de empresas e industrias, algunos que brindan servicios y dirigentes de instituciones en la provincia una mirada retrospectiva y alguna proyección con el punto de inflexión del final del primer año de los primeros 12 meses definidos por la incertidumbre del Covid 19 que, en apariencias, sorprendió más a la política que a la economía.

Se le garantizó a los empresarios el anonimato para lograr mayor riqueza en las expresiones y para evitar cualquier contrariedad política o moral de los entrevistados ya que todos, sin excepción, parten de una premisa que -nobleza obliga-  se antepone a la hora de hablar del gobernador: el respeto y afecto que genera en el sector privado.

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Todos dirán que Gustavo Bordet es un hombre de buena voluntad, que apela al diálogo y la construcción pacífica y que se advierten buenas intenciones en sus actos. Sin embargo, y con independencia de esto, hay una extendida coincidencia en que en 2020 la gestión fue mínima, no hubo capacidad de reacción en las políticas públicas y algunos más osados aseguran que “el segundo gobierno todavía no empezó”. Esperan que con la llegada de la vacuna y una mayor certidumbre el Ejecutivo muestre sus cartas y el destino de la provincia apunte hacia algún norte.

No pasa desapercibido que el tema de la educación aflore en la boca de los empresarios como un tema clave donde el Gobierno mostró su principal debilidad ante la incapacidad de tomar decisiones y la vulnerabilidad frente a las posiciones públicas de los sindicatos.

Decepción.

“La verdad es que debo decir que ha pasado un año difícil. Sin dinero y dependiendo mucho de los fondos nacionales, el gobierno provincial mostró falta de imaginación ante la pandemia y quedó demostrado que es un elefante blanco al que debe remolcar el sector privado, y eso impacta en el desarrollo de la provincia. No creo que este segunda gestión haya comenzado y el gran ministerio que se armó para Bahillo (Juan José) no encontró nunca un fórmula para abordar los problemas de la provincia. Tengo un gran aprecio por Bordet, quien al venir del sector privado muestra otra visión, pero no hay respuesta. Se prometieron muchas cosas y no mostró la misma voluntad para su cumplimiento”, expresó un industrial de gran incidencia en el sector y uno de los más componedores a la hora de la articulación público-privada.

Habrá que recordar que para esta segunda parte de su gobierno, Gustavo Bordet eligió al dirigente y empresario de Gualeguaychú Juan José Bahillo para un superministerio de Producción, Turismo y Desarrollo Económico con el que pensaba revertir años de un estado de letargo y movilizar la producción provincial agregando valor y generando nuevos mercados en el mundo.

Para esto, incluso, incorporó funcionarios del sector privado para definir estrategias claras. Nada de eso parece haber sucedido, y esta cartera tuvo problemas iníciales para reaccionar, incluso cuando el Covid se instaló en algunas industrias. Algunos municipios estuvieron más contestes y rápidamente marcaron una diferencia. Días después, los hombres de Bahillo se enfocaron y retomaron la iniciativa, poniendo también un sello distintivo a Entre Ríos con respecto a otras provincias ya que hay coincidencias en que la provincia fue muy positiva para abrir actividades, favorecer la producción y establecer los marcos para que los esenciales trabajen lo menos condicionados posibles. Esto no pasó con algunas intendencias entrerrianas y, especialmente, con otras provincias que aún hoy se encuentran en conflicto con los productores y empresarios.

Un reconocido dirigente y hombre de negocios, con alta preeminencia sobre sus colegas brindó un análisis muy interesante al asegurar que la pandemia generó un escenario que nadie tenía previsto ni sabía cómo afrontarlo por lo que tomó con la guardia baja tanto al sector público como al privado.

“Eso incluye un dato de la realidad difícil y cada uno tenía que leerlo como podía. Y por eso creo el gobierno mostró errores grandes en la estrategia a nivel nacional y por ende a nivel provincial. El abordaje de la pandemia creó una cuarentena con un sesgo político definido que, sumado a un marco jurídico confuso, no dio margen de maniobra a lo sanitario y económico. Hubo varios meses que el gobierno de la provincia estuvo inmovilizado y esa fue la percepción generalizada. En marzo y abril se advertía que no sabía qué hacer, más que contar infectados. En el Estado se fueron todos a casa a ponerse las pantuflas y mirar Netflix, y esa es la cruda realidad. Es más, aún hoy el Estado está funcionando en un 50 %, mientras que el sector privado no sabe cómo incrementar la actividad. Lo que Gobierno debe hacer ahora es reactivar totalmente su funcionamiento y ponerse a rodar para entender cómo funciona la economía para reactivarla, porque los números de la actividad y sociales son dramáticos”, explicó el sesudo dirigente.

En general, todos los consultados entienden que en 2020 no se encontró interlocutores activos desde el Estado, y si bien el ministro Bahillo se mostró abierto y atento a escuchar, prácticamente no brindó respuestas en virtud que se encuentra encorsetado en la cruda realidad provincial. Más aún, para muchos se ha incrementado la naturaleza burócrata del Estado y esta vocación de intervenir y controlar todo se ha trasladado a la sociedad.

“Es increíble, pero parecería que hoy todos los ciudadanos quieren controlar a las empresas y renació un fuerte espíritu intervencionista no se bien con qué sentido. Es como que el Estado en su impulso le puso un chip a todos que tienen ahora este sentimiento de avanzar sobre la actividad privada”, reflexiona uno de ellos. Marcadamente se advierte un clima de decepción entre los empresarios.

aislados.

Gran parte de las respuestas avanzó hacia un punto que también puede mostrar preocupación de cara al futuro en la gestión de Gustavo Bordet: el aislamiento.

Los empresarios creen que se ve hoy una versión mucho más ensimismada del gobernador y que en su espíritu hay un debate intramuros entre dos fueras bien definidas donde pugnan el espíritu abierto, progresista y emprendedor que entiende a la actividad privada y aquel más burócrata que busca “salvar la ropa” y “hacer la plancha” (expresión más que concurrente en las respuestas acerca de cómo vio el primer año de esta segunda gestión). Estas pulsiones no son complementarias y se traducen en una anulación muy parecida a la inacción.

Varios coincidieron en que ven a un gobernador anclado en una vieja concepción de política entrerriana donde para subsistir se requería una única y visible estrategia: pagar los sueldos públicos en tiempo y forma.

Para un dirigente y productor rural Bordet continúa con su impronta de “hacer la plancha” como principal premisa en las cuestiones sensibles de la gestión y, para él, paradójicamente, constituye la principal variable de su éxito que se traduce en la imagen pública. “Todo se reduce a pagar los sueldos de los empleados públicos”, prescribe.  

“Todo lo otro que se te ocurra no es prioritario a su visión de gobierno. Es que no se le exige nada y hacer la plancha le retribuye en beneficio político. Nosotros vemos esto en la educación rural y el destrozo que hizo Agmer este año, que hizo lo que quiso. Luego de transcurrido los dos o tres primeros meses las escuelas rurales tendrían que haber estado abiertas porque la escuela es una extensión de una familia de campo. En esta pandemia la vida de campo no se vio alterada: trabajar, comprar, ir al pueblo, ir a casa de familiares, si tenías que vacunar o arar lo hiciste, y en el ámbito rural la escuela es una extensión de la familia y si el chico podía ir a jugar al campo vecino, podía ir a la escuela, porque la escuela es la familia grande donde hay coordinación en la organización, ayudan a la cooperadora, a la maestra, los padres participan de la vida de la escuela. Este es un déficit, en un año de sequía, que Bordet debe asumir”, reflexionó el hombre de campo.

Pero sin embargo, un alto industrial de la costa del Uruguay de un sector clave de la provincia también pone su foco en la educación a la hora de la crítica sobre la eventual indolencia del gobierno en esta segunda sección.

Es hombre de negocios cree que no tiene mucho para aportar porque su visión es pesimista. “A hora de analizar vemos a la educación donde se larga un decreto y después no se hace nada al respecto y todo queda al albedrío de los docentes que hacen lo que quieren y el Gobierno no hace nada para que haya clases”, consigna.

Agrega que todas las decisiones quedaron libradas a quienes conformaron los COE locales, y si bien se liberaron actividades con eso no alcanza para un gobierno. “El resto es un desastre. Pero debo decir también que yo no quiero estar en el saco del gobernador, sin un peso como está hoy. Sin embargo Bordet la pilotea con habilidad y la viene llevando de este modo. De ahí a que uno piense que la provincia en está en una revolución de cambio y productiva, muy lejos. Tengo muchos años de ir a hablar a Casa de Gobierno y he aprendido su gran capacidad para sobarte el lomo. Sos el mejor, el más grande, que vamos a hacer esto y lo otro. Casi no podías salir por la puerta de hinchado que te dejaban. Por entonces empezaba a sospechar que me estaban verseando cuando llegaba a mi casa. Ahora ni bien bajo las escaleras ya advertí me están dorando la píldora. No hacen nada y te dejan solo. Arreglátela, te dicen”, expresa con singular malestar el empresario. Sin embargo, este experimentado hombre entiende que es una gran ventaja no tener a Bordet en contra, que no tenga mala fe y “no quiera joderte”.

Zapatos.

A pesar de las críticas, todos los empresarios miran al gobierno con condescendencia y entienden lo difícil de la situación. “No me gustaría estar en sus zapatos”, contemporizan.

“La situación financiera es complicada, y la pandemia terminó por liquidar la independencia de las cuentas públicas. La provincia tuvo superávit en 2017 y hoy volvemos a depender de la coparticipación y la discrecionalidad del poder central, que no es un modelo de federalización, precisamente. Todos sabemos que utiliza los fondos para disciplinar y en este contexto el gobierno está obligado a acudir ahí ante un marco de condicionamiento y restricción fiscal. Hemos perdido casi toda libertad”, describe el ejecutivo.

Avanza diciendo que este año fue muy difícil, y que rescata de la gestión de Bahillo la rapidez para habilitar industrias en la cuarentena, pero aún así se ve muy poco margen de maniobra de parte del ministro, con alta presión impositiva y una gran incertidumbre hacia dónde vamos.

“Yo soy optimista y valoro las buenas intenciones pero la pregunta es cómo hago para subir inversiones, y por lo menso yo entiendo que no podés desfinanciar al Estado y pedir baja es casi tonto. Y así como el Pacto Fiscal de Macri planteaba una gradualidad, con el Pacto Fiscal de Alberto no sabemos qué va a pasar mañana y parece un permiso para subir más impuestos. En un marco nacional  donde la ley de solidaridad y la ley de fuegos son unos mamarrachos increíbles que sólo quitan liquidez a las empresas”, contextualiza, agregando que en  2020 vio a Bordet “prácticamente paralizado”.

Otro empresario, con algunas sucursales en la provincia y que siempre se muestra más enfático y demandante, también ve que “la gestión no arrancó por ningún lado este año”. Dice que se entiende la pandemia, pero que la inoperancia no es atendible. “Creo que no hay ningún intento para reducir el gasto innecesario para equilibrar la provincia pero no hay mayores intentos por dejar de recaudar. No es opción achicar en salud, educación o seguridad, pero todavía no veo estímulos para buscar equilibrios para crecer, y no lo espero para este año que hay elecciones legislativas. Es increíble ver municipios en acción con gobiernos que parece más alivianados y el Estado provincial atascado, y la discusión por la Caja de Jubilación es el mejor ejemplo. Todos debemos asumir que fracasamos este año. No se ven resultados y no sólo se refleja en que no hay ningún avance, sino que tampoco se ven acciones que lo busquen. No soy oposición y aprecio a Bordet, trato de ser objetivo porque quiero lo mejor para él y para todos. Pero no puedo dejar de ver la realidad de este modo”, se confesó este empresario.

En este último párrafo parecen condensarse todas las sensaciones, emociones y expectativas del mundo empresario. Afortunadamente estamos ante un gobierno de buena gente y buenas intenciones. Se ve que hay interés, pero no hay  método ni forma. No se ve gestión y los resultados no aparecen. La provincia y su gobierno están en latencia, casi en modo avión. Todos esperan que arranque una vez superada la pandemia y creen que en verdad aspiran a esto.

Sin embargo, mucho más gráfica parece una humorada que dejó caer un empresario y que define el espíritu de Entre Ríos en el inicio de la tercera década del siglo XXI. “Este gobierno es como un caballo de estatua: no te caga, pero no te lleva a ningún lado”.

El turismo, jodidos pero objetivos

Este cronista también consultó al sector turístico, a sabiendas que ha sido y sigue siendo el sector más castigado por la pandemia y la cuarentena. Con esa premisa se le pidió un balance del año de la gestión intentando una mirada objetiva que fuera más allá de lo que le pasó todos los empresarios en el mundo. La consigna pareció ser entendida y la respuesta separa en dos el análisis. Por un lado, un empresario turístico inmerso en una de las dos cámaras que hoy sobreviven en Entre Ríos con alguna diferencia asegura que

“una cosa es lo que ha pasado con la actividad turística y otra con las políticas globales para el sector desde la provincia”.

En un primer orden considera que hubo un “manejo ordenado” desde la Provincia, que privilegió una buena relación con el Ejecutivo nacional y “eso ayudó a tener las finanzas que permitieron continuar pagando sueldos y otros gastos, entendiendo que gran parte del sistema productivo en pandemia estuvo paralizado”. En el mismo sentido considera que en Entre Ríos, más allá de algunos cortocircuitos con algunos intendentes, la pandemia se ha manejado bien, y creo que “fue una de las primeras provincias que habitó distintos sectores. Nunca tuvimos problemas de desborde en cuestiones sanitarias, y más allá de los cuestionamientos la provincia se reforzó en ese sentido”. Aporta que somos una provincia de tránsito que sus principales rutas siguieron funcionando y eso no es sencillo, sin perjuicio de ser una provincia limítrofe que no deja de ser otro condicionante.

Sin embargo, mirando las acciones de gobierno, considera que “desde la Secretaria de Turismo se subestimó la actividad y es una de las gestiones con menor iniciativa propia, que no pudo resolver ninguno de los problemas, que no generó empatía con el sector privado, que es el más castigado del país y el mundo. Casi no hubo contactos y todo lo empujó el sector privado. Hoy el funcionario del área está cuestionado por no poder liderar este proceso con una gran pérdida de todos los rubros del sector y no hay confianza. En un principio creímos, antes de al pandemia, que la fusión de Turismo con Producción era positiva, pero luego nos dimos cuenta que no fue tan exitosa esta absorción. Se valora del gobernador su templanza y su forma no confrontativa que es muy importante, pero creo que no alcanza”, sentenció el empresario turístico.

Empresarios dixit

-“No vemos ningún nuevo parque industrial, no vemos inversiones y los proyectos se caen o dilatan. Terminemos con esta inercia. Estamos viendo que hay muchas promesas o enunciados que no vemos, como la obra pública. La ruta 18 no se termina y ya se están emparchando pedazos que se construyeron hace pocos meses”.

-“Hay que volver a poner en marcha al Estado. Muchas oficinas siguen sin funcionar. El Estado debe volver a funcionar. Querés poner una etiqueta a un producto y es una odisea porque nada funciona. No funciona Vialidad, entre el cuento de la pandemia y su propia inoperancia estamos mal. Se debe mirar más al sector productivo porque no tendrá quién lo financie”.

-“Lo que sí funcionó  bien en Entre Ríos fue la facilitación de las actividades esenciales. No hubo restricciones y como en Formosa o San Luis. Declarada la cuarentena en marzo, la Policía de la provincia y el Ministerio de Gobierno estuvieron atentos y facilitaron las cosas, que no es menor. Lo demás fue un desastre, y ni hablar de Vialidad. Se perdió un largo tiempo de sequía para hacer cosas, y esto es materia pendiente”.

-“Yo veo que Bordet conviven dos formatos. Por un lado su intelectualidad cerca de la contaduría y su visión de la economía y por el otro su accionar político más parecido a un burócrata que lo lleva a tomar medidas populistas. Es un dirigente modocito en sus  modales y siempre vemos que la culpa está en otro lugar. La provincia esta supedita totalmente a lo que pase con el Presupuesto nacional y las decisiones en Buenos Aires. Así como están las cosas es muy difícil encontrar a alguien que lo haga distinto a lo que está lo está haciendo él”.

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