Por la recesión, el déficit comercial bajaría a US$ 5.000 M en 2018
07/09/2018
La balanza comercial de 2019 podría ser positiva y el déficit de cuenta corriente podría bajar hasta US$ 10.000 millones.
“Estamos viendo fuertes mejoras en nuestros indicadores de solvencia externa y reduciendo fuertemente nuestro déficit en la cuenta corriente del balance de pagos”, opinó desde Washington el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El dólar (que ayer cerró en $38,40 en su tramo mayorista) sería el encargado de hacer el ajuste de las cuentas externas.
Los analistas esperan que con la fuerte caída de la actividad que se avecina, las importaciones se desplomen. Para la salida virtuosa de esta crisis por balanza de pagos que experimentó Argentina, es decir, la suba de exportaciones habrá que esperar.
Según estimaciones del Gobierno, 2018 finalizará con un déficit total de US$ 30.000 millones, levemente menor al de 2017 (aunque la devaluación hará que el porcentaje en relación al PIB muestre un alza y podría llegar al 6%).
No obstante, el actual freno que están marcando las importaciones por la creciente recesión y el gran impacto que sentirá la cuenta de viajes permitirían que el déficit de la cuenta corriente comience una gradual reducción: para el segundo semestre el mismo sería de US$ 10.000 millones cuando, en el segundo semestre del 2017, había sido de US$ 17.000 millones.
La recesión
Según estimaciones de Ricardo Carciofi, el déficit de la balanza comercial –es decir, la diferencia entre ventas de bienes y servicios con el exterior– de este 2018 sería de US$ 5.100 millones, producto de unas exportaciones totales que estima en US$ 61.700 millones y unas importaciones que se mostrarán casi idénticas a las de 2017: US$ 66.800 millones, 100 millones menos que en 2018.
Desde la consultora Eco Go, proyectaron que en lo que resta del año habrá una tendencia al equilibrio comercial, aunque 2018 como año completo cerraría con un déficit en torno a US$ 5.000 millones. “La corrección en el tipo de cambio y las altas tasas de interés, que incentivan el desarme de inventarios de las firmas y desalientan el crédito a familias con alto componente importado, como prendarios y los destinados a financiar viajes al exterior, generan un impacto considerable sobre las importaciones que se va a ir observando a medida que se vayan conociendo los datos de comercio de estos meses”, explicó a El Economista Martín Vauthier, economista en jefe de la consultora.
“En una economía como la de Argentina, el ajuste del sector externo a través de una devaluación se da en primer lugar sobre las importaciones”, dijo el también profesor de la Maestría en Finanzas de la UTDT y proyectó que “el efecto sobre las exportaciones demora algo más y resulta mucho más limitado, teniendo en cuenta que dos tercios de las ventas al exterior corresponden a bienes que tienen un precio internacional dado y una oferta y una demanda inelásticas en el corto plazo”.
En la misma línea, Martín Alfie (Radar) en diálogo con este diario opinó que: “Si bien hay sectores transables que pueden aprovechar esta nueva ventana de competitividad que otorga este tipo de cambio más alto, en el corto plazo, históricamente siempre la causa de la reducción del déficit fueron las importaciones”.
Según el economista en jefe de Radar, “exportar no es de un día para el otro, hay restricciones de oferta en los sectores más importantes (el agro, la minería, la energía) que tienen que ver con condiciones productivas y las ventas al exterior de manufacturas o servicios, si bien las que ya tienen un canal desarrollado pueden aumentarlo relativamente rápido, lleva tiempo encarar un nuevo negocio de exportación”. En sintonía, Gabriel Caamaño Gómez (Consultora Ledesma) opinó que “la recesión ayudará a cerrar el déficit comercial, junto con el posible repunte de Brasil”.
Repunte.
El interrogante para la balanza comercial del año próximo (que muchas consultoras empiezan a verla superavitaria) es si podrá serlo por la positiva, por el incremento de las exportaciones. Una cosecha normal ya de por sí sumará más de 1% al PIB de 2019 y un repunte de Brasil puede generar un crecimiento muy importante de las Manufacturas de Origen Industrial (aunque eso estará atado al resultado de las elecciones). En el Gobierno se animan a estimar el alza exportadora en 15% para 2019, un incremento de más de US$12.000 millones y ven el déficit de cuenta corriente en US$ 10.000 millones.
“Para el año que viene, y de no mediar un atraso significativo en el tipo de cambio real, esperamos que la economía retorne al superávit comercial, de la mano de una suba en las exportaciones, explicada fundamentalmente por la normalización en la producción del agro tras la sequía, e importaciones que se ajustarían al nuevo equilibrio externo”, indicó Vauthier aunque advirtió que “no obstante, las exportaciones tardarían en repuntar”.
Según Caamaño Gómez, en el 2019 el tipo de cambio real más alto podrá ser una ayuda importante, sobre todo en los productos primarios, las MOA y la energía. “El año que viene puede haber un alza de las exportaciones y las importaciones si repunta la actividad, aunque de no haber recuperación puede no haber mejora”, concluyó el economista de Consultora Ledesma.
“Es un fenómeno de cara y contracara”, señaló Carciofi. “Por una parte, no es buena noticia el ajuste contractivo de las importaciones por reducción del nivel de actividad, aunque ayuda a la mejora de la cuenta corriente, y por el otro lado, en el marco de una mayor competitividad cambiaria, si se concretarán las proyecciones de la agroindustria y los planes existentes en otras actividades, probablemente se asista a una recuperación paulatina de las ventas externas en 2019”, opinó el especialista y concluyó: “El desafío de incrementar las exportaciones, tanto en valor como en cantidad y calidad, continúa pendiente y es necesario para el financiamiento solvente del crecimiento económico”.
Fuente: El Economista