El rol del contador público en las Pymes en tiempos de crisis

27/10/2020

Por Leonardo Tomas – Contador Público – consultor de empresas

Uno, como profesional, siempre deja en claro que es contador público y no licenciado en Economía, ni economista. Así y todo, las consultas y el pedido de opinión se repiten (y multiplican) en estos tiempos.

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El profesional de ciencias económicas que, más allá de su formación técnica, ha logrado adaptarse a un mundo globalizado, fuertemente competitivo y con clientes que lo necesitan no solamente para determinar impuestos, sino que es indispensable al momento de la toma de decisiones importantes para el futuro de la organización, es un asesor confiable de negocios.

Esto es producto de diversos conocimientos que posee, vinculados al mundo empresarial, comprendiendo los cambios generados en el modo de hacer negocios, la complejidad de las relaciones comerciales y los indefinidos factores que influyen en la vida de un ente.

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Algunos buscan en nuestra opinión/asesoramiento, el acompañamiento y la atención necesaria para épocas de cambios permanentes en la realidad empresarial Pyme con el fin de encontrar la luz al final del túnel, mientras que otros buscan la confirmación del apocalipsis cercano.

Este nivel de incertidumbre, generado por un contexto económico reiterado, repetitivo (y no por ello impredecible), una pandemia inesperada (y prolongada mucho mas allá de las previsiones), una anomia decisional (por falta de herramientas o por estrategia) provoca en las Pymes el peor de los escenarios…fluctuación, inseguridad y el dilema de como proseguir.

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Cambios.

Hoy, salvo excepciones, tenemos todas nuestras Pymes en crisis. Por esto, lo primero que buscamos es que el empresario “descubra” que factores endógenos y/o exógenos provocan la real situación de su empresa. Nosotros decimos que la empresa está en una situación de crisis cuando se encuentra “sometida a un proceso de cambios, ya sea prevenido o sobrevenidos, de las variables que confirman su explotación, a que se refleja no sólo en sus resultados financieros, sino también económicos, y que comprometen su continuidad como tal en el corto y/o en el largo plazo”.

Uno de los tantos problemas que trae aparejado dicha situación es el deterioro del funcionamiento de la estructura humana, en todos los niveles de la organización. Así en los niveles directivos tanto la debilidad como fortaleza son importantes para determinar las acciones posibles a seguir ante una empresa en crisis. Los niveles ejecutivos y los empleados también se ven afectados por el futuro incierto del ente, viéndose comprometido el pago de sus salarios. Este desequilibrio también trae conflicto con los profesionales contratados, que ante tal circunstancia ven afectada su situación personal. En otras ocasiones la realidad es tan grave que los profesionales buscan desvincularse de la empresa.

Desde el punto de vista de la administración financiera la crisis involucra el riesgo financiero de la empresa, el que afecta la liquidez y rentabilidad, es decir, que se ve afectada la capacidad de la misma para asegurar los fondos necesarios para operar y emplearlos de modo que permitan acrecentar el futuro flujo de fondos de la empresa.

Ahora bien, desde el punto de vista interno, el empresario Pyme tiene  (y siempre tuvo) un sexto sentido a los fines de ponerse el traje de piloto de tormentas y enfrentar las dificultades recurrentes. Claramente, como profesionales, acompañamos esa experiencia.

Propuestas.

Pero desde el punto de vista exógeno, el empresariado (y los profesionales que acompañamos a las Pymes) esperamos respuestas decisionales a fin de reencausar el rumbo de nuestras  empresas, generando la certidumbre del caso, entre otras, me surgen las siguientes, las cuales se repiten en una y otra charla, a saber

1. Reforma laboral. Privilegiar los acuerdos empleo a nivel de empresa sobre los históricos colectivos a nivel de sector de actividad.

2. Reforma de la Coparticipación Federal e Impositiva. Envío al Congreso de un proyecto de Ley para la devolución de potestades tributarias a las provincias (Ganancias de personas físicas, Combustibles, Bienes Personales, Internos). Reemplazo de Ingresos Brutos por Ventas (son provinciales) y calibración de éste con la alícuota del IVA (nacional) para empalmar con la distribución primaria vigente. Supresión de la coparticipación vertical.

Nación y provincias deberán simplificar sus estructuras tributarias y aumentar la independencia una de otras, sin desalentar la inversión productiva.

3. Eliminación gradual del impuesto al cheque y de los derechos de exportación. A medida que se disminuya el gasto público, pero con un curso preestablecido por ley.

4. Apertura externa. Acompañar a los socios del Mercosur en la concreción de acuerdos de libre comercio. Acordar en el Mercosur la forma de reducción del arancel externo común.

5. Desregulación y simplificación normativa. Particularmente de las de AFIP, BCRA y de otros organismos. Facilitar el uso de dinero electrónico.

6. Fortalecimiento y respaldo de la moneda. Luego que se restablezca el nivel de las reservas del Banco Central, que podrán reforzarse con un swap o un préstamo sólo utilizable como respaldo.

Lograr superávit fiscal genuino que permita disminuir la presión impositiva y disipe totalmente la presunción de un futuro default.

Ese logro, acompañado del resto de las medidas, constituiría el eje de un programa para recuperar la confianza y la inversión, asegurar la estabilidad y reducir genuinamente las tasas de interés y expandir el crédito.

Estas medidas económicas deberán acompañarse por la consolidación de una justicia eficiente e independiente, por mejor seguridad y por estabilidad política. Así se impulsará la inversión, la competitividad y la creación de empleo privado. De esa manera el actual circulo vicioso de estancamiento, déficit e inflación, se convertirá en el círculo virtuoso del crecimiento, el empleo, el mejoramiento del salario real y la estabilidad.

Las herramientas preventivas, de saneamiento y de recuperación de las empresas en crisis las conocemos, pero difícilmente estas prosperen en un contexto como el actual, dado que (sin caer en la remanida frase que las “crisis brindan oportunidades”), son necesario plantear los cimientos que permitan al empresario Pyme continuar con la generación de empleo genuino a través de inversiones y creación de unidades de negocios eficientes y fuertemente afianzadas en el desarrollo económico regional.

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