A Guzmán se le reduce el margen: Alberto mira al FMI y las señales de Cristina
23/10/2020
En el entorno del Presidente le sugieren medidas drásticas. Pero Alberto regula la crisis, entre el diálogo con el Fondo y la necesidad de consenso interno.
Una de las personas que conoce bien a Alberto Fernández desde la época de jefe de Gabinete y que tuvo participación directa en la campaña presidencial de 2015 recuerda a la perfección una anécdota: tres gobernadores, en una mini cumbre con el entonces candidato Daniel Scioli, que -en confianza- derivó en una especie de pedido-súplica: “¡Daniel, mostrate un poco más!”, le dijeron.
En el código de un selecto grupo de amigos políticos de primer nivel, aquella sugerencia apelaba a que Scioli se independizara de Cristina Kirchner, que por entonces lo opacaba aunque el presidente, si lo elegían, iba a ser él.
El final ya es conocido. Pero el habitué de la quinta de Olivos está convencido de que la historia de estos días guarda un parecido con aquel entonces.
Concretamente, que percibe a un Presidente a la espera de una señal de Cristina para aplicar cambios en el elenco económico. Modificaciones que ya le sugirieron algunos otros “amigos” del jefe de Estado. Sergio Massa, una de las cabezas de la coalición gobernante, fue uno de ellos.
Barreras.
Con un dólar “blue” que voló a los $191 y arrastró consigo a las demás cotizaciones “alternativas”, el margen de maniobra se achica peligrosamente. La brecha con el dólar “oficial” -del 129% en la tarde del jueves- presiona sobre la economía.
La preocupación en el entorno presidencial ya no se limita a la pérdida de reservas. La diferencia entre el dólar “fideo” con el dólar de la “City” y el de la “calle” ya tiene un evidente impacto en la dinámica cotidiana.
Se notan faltantes de productos en distintas actividades: desde los talleres mecánicos a lo que les faltan repuestos o los que llegan lo hacen con fuertes remarcaciones, hasta las cadenas de electrodomésticos y la industria del plástico y de los electrónicos, por citar distintos ejemplos, de los más relevantes en cuanto a las distorsiones.
El sector de la construcción -uno de los nichos favorecidos por la histórica caída en los precios en términos de dólares- también siente el impacto de la brecha récord. Algunos de los productos dolarizados -acero, hierro, alambre, por caso- están entre los faltantes. O con remarcaciones muy fuertes.
“A Guzmán le dieron un curso acelerado de MEP y contado con liqui y piensa que moviendo dos regulaciones va a cambiar mucho. Paso de pensar que la “sustentabilidad y la consistencia macro” ordenan y que por eso “no hay que apurarse” a pensar que dos comunicaciones A del Banco Central solucionan la macro. Luce todo muy inconsistente”, confía un veterano del “mercado”, que ya vio pasar decenas de ministros de Economía y que ya no apuesta por el actual.
Guzmán, en las últimas horas, sugirió que apurará las negociaciones con el Fondo Monetario. Mencionó que un acuerdo con el organismo será un “pilar” de la estabilidad buscada.
“El diálogo (con el FMI) viene siendo muy bueno. Hay una alineación de visiones con respecto a que la estabilidad requiere una recuperación de la economía. Esperamos que sea un programa que ayude a restaurar la estabilidad económica y el crecimiento”, completó el ministro de Economía.
La versión, ya publicada en exclusiva por iProfesional, refiere a la chance de que el FMI, en el marco de un nuevo acuerdo con la Argentina, ponga a disposición por lo menos u$s5.400 (remanentes del pacto caído), de manera de estabilizar el escenario financiero.
El entorno reclama “jugar fuerte”.
“Son momentos de jugar fuerte”, menciona un analista político cercano al oficialismo, pero que pide reserva de su identidad. Como algunos diputados y referentes de la coalición (no kirchneristas), ese analista también piensa que Alberto F. debe “pisar fuerte” ante las circunstancias.
Algunos, en ese sentido, recuerdan el momento en que Eduardo Duhalde, en el caótico inicio de 2002, dudó en su momento entre dos alternativas para ministro de Economía: por un lado el fallecido Daniel Carbonetto, asesor en los años ‘90 de Hugo Moyano, y, por el otro, Roberto Lavagna.
Finalmente, Duhalde eligió a Lavagna pensando no sólo en su reputación como economista sino también en su versatilidad y llegada política. De hecho, había sido secretario de Industria de Alfonsín.
Quienes le piden a Fernández un recambio dan cuenta de una gestión, hasta acá, netamente deficitaria. Las críticas que hasta hace algunas semanas recaían casi exclusivamente sobre el titular del BCRA, Miguel Pesce, por el ajuste del cepo que derivó en un salto extraordinario de los dólares “alternativos”, ahora también incluyen a Guzmán.
El ministro cuenta con una ventaja: logró la salida del default y una reestructuración de la deuda que le dejó Alberto F. un horizonte despejado en cuanto a vencimientos. Sin embargo, admiten fuentes oficiales, existe una cada vez más extendida desazón en cuanto a la gestión del ministro.
Una de las críticas que le formulan pasa por no haber asegurado el ingreso de divisas. Guzmán rechazó sistemáticamente un acuerdo con las cerealeras exportadoras de granos con la argumentación de que el país no puede desmejorar sus cuentas fiscales en este momento.
Para algunos, en esa postura inflexible debe hallarse una de las explicaciones, acaso la más poderosa, sobre el dólar descontrolado.
“Guzmán no se jugó: no quiso arreglar con las cerealeras para dar una idea fiscal ordenadora pero el Presupuesto que mandó al Congreso dejó insatisfechos a todos. Es decir, no dio la señal fiscal ni se aseguró los dólares. Por eso estamos como estamos, con el dólar cada vez más cerca de los $200”, reflexiona una de las fuentes consultadas.
En esa misma indefinición, creen tanto en Wall Street como entre consultores políticos en Buenos Aires, navega el Presidente.
“¿De qué le sirve concurrir a IDEA para decir que este Gobierno no va a tocar los depósitos en dólares de la gente”? La sola mención convoca a los peores fantasmas, y entre los empresarios no se despeja ninguna incertidumbre”, señala a iProfesional uno de los analistas políticos más consultados por empresas y financistas.
El Gobierno en su conjunto está convencido de que una devaluación -antes que tratarse de un primer paso hacia la salida- agravaría la crisis.
El problema es que ni el empoderado Guzmán ni tampoco Pesce encuentran la llave para evitarla. Está claro que el “mercado” apuesta a que no habrá otra alternativa, y que cuanto más tiempo se demore en pegar el salto, más desordenado y caótico será el escenario.
Un reciente informe del economista Emmanuel Álvarez Agis revela que, en las últimas devaluaciones, gran parte del pass through hacia los precios de los alimentos se dio durante el primer semestre del salto cambiario.
Conclusión: una devaluación, ahora, en este contexto de pandemia y salto de la pobreza y del desempleo, traería confusión y drama social.
Pero si la Casa Rosada no encarrilla las cosas y no regenera las expectativas, todas las “soluciones” que aplique para evitar la devaluación desembocarán en un agravamiento de la recesión y provocarán aumentos discrecionales de precios en los rubros que sientan el impacto del freno de las importaciones.
¿Será la dupla Guzmán-Pesce la que, después de tanto andar, encuentre la llave?
Fuente: Claudio Zlotnik / Iprofesional