Tomas de terrenos y el derecho a una vivienda digna
07/09/2020
La capital entrerriana no es la excepción en esta ola de toma de terrenos por familias que manifiestan no tener techo propio. No es un problema nuevo y menos aún de los últimos años. Carlos Marcelo Pintos
En los últimos días hemos visto, algunos con el ánimo azorado, la sistemática toma de tierras en el Conurbano bonaerense, por familias carentes de un techo propio y empujados por un horizonte que no parece avizorar respuesta de esta problemática. Y esa ola ha llegado a Paraná, la fallida toma de un terreno en Fraternidad y Trevesse (zona cercana a la Escuela de Policía) pero también la ocupación ilegal de muchos terrenos en la zona del Parque Varisco y otras acontecidas en la traza trunca de la avenida Circunvalación (entre Hernandarias y Newbery), por citar solo algunas.
Los números son contundentes: 3.800.000 viviendas faltan hoy en la Argentina para satisfacer las carencias de igual cantidad de familias que no tienen un techo y están privadas de acceder a una por sus propios medios.
Y en un contexto de crisis económica como la que atravesamos difícilmente la respuesta pueda ser inmediata y satisfactoria. Son años de postergación, desinversión y promesas incumplidas.
Sin embargo, la intrusión o usurpación de tierras no es ni por lejos la solución al problema, porque no sólo perturba la propiedad privada y altera las normas legales, sino que -como ya ha ocurrido con muchos asentamientos irregulares- nunca alcanzan la calidad de vida -agua potable, cloacas, energía eléctrica, accesibilidad al transporte y por ende a centros educativos y de salud, seguridad, etc.-, que hace a una comunidad organizada.
En nuestra provincia, el titular del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV) Marcelo Bisogni se ha mostrado preocupado porque admite que la Provincia no ha podido dar respuesta suficiente a sus más de 30 mil inscriptos y que si bien el ritmo de construcción de viviendas sociales no ha cejado en su gestión, la demanda va a seguir creciendo y llevará muchos años poder satisfacerla.
Propiedad privada
Obviamente que desde el punto de vista del derecho, estas usurpaciones y sus correlatos en Paraná, no pueden ser justificados de ninguna manera y será necesario que el Gobierno instrumente medidas para atender esta demanda en un plazo razonable, pero no es menos cierto que la problemática es más que preocupante porque se necesitan más hechos que palabras.
Gran parte de la sociedad se ha manifestado en la redes sociales contrarias a estas usurpaciones, al punto de la indignación algunos; pues consideran que la cultura del esfuerzo y la razonabilidad frente a la propiedad privada debe estar por encima de las decisiones facilistas e irresponsables; toda vez que el accionar de los ciudadanos deben contribuir a mejorar las relaciones de la comunidad y tender al progreso de su conjunto, apegados a la ley, respecto de lo cual el Estado debe ser su garante.
La sociedad, y por supuesto el Estado, deberán estar -ahora con más disposición- vigilantes a este tipo de comportamientos ilegales porque hay dirigentes sociales y aún de la propia política que justifican y/o alientan estas de acciones alegando que el derecho a la vivienda es inalienable aún por encima de la ley.
Finalmente, cabe aseverar que la problemática del techo propio es un asunto complejo, y va más allá de mercado o propiedad privada, de gestión eficaz en las políticas públicas o de sensibilidad social.
Nuestro país viene mostrando, desde hace décadas, índices económicos muy desfavorables y eso tiene correlato con el acceso a la vivienda. Pues la alta desocupación, los sueldos magros y la falta de previsibilidad jurídica lleva a que todas las variables del mercado inmobiliario se disparen y cada vez sean menos los que pueden cumplir el sueño de la casa propia.